Bien, he descubierto Somalia y he paseado por Mogadiscio o lo que queda de ella, pero me he quedado con falta de algo. Un exiliado somalí regresa y se encuentra restos, restos de su país, de una sociedad y lo peor de sus recuerdos, de sus amigos y enemigos. Lo curioso del libro es el tratamiento que ha hecho el autor, no se ha dejado llevar por la venganza, ni se he dedicado a contar historias tristes o macabras, (hay de todo esto), sino que va más hacia el interior de los personajes, lo que hace que a veces la historia se vuelva un poco tediosa. Pero me ha dejado cosas buenas y lo mejor, ahora que no podemos salir (COVID-19) he estado en Somalia, que no es un sitio al que se vaya a menudo. |