En la sombra

Me resulta complicado hablar de Spare (Penguin Random House, 2023), la autobiografía del príncipe Harry publicada en dieciséis idiomas y que vendió, en su versión en inglés, en su primer día en librerías, más de un millón y medio de copias. Admiradora de la princesa Diana desde que recuerdo y siempre fascinada por las monarquías y el protocolo -a punto estuve de hacer un máster en su momento para dedicarme a ello-, no puedo entender la incomprensión del sistema y el desconocimiento de The Firm.

Todos recordamos la triste imagen de aquellos dos niños que caminaban tras el féretro de su madre. Muchos éramos también unos niños entonces. A mí me sentó como una bofetada encontrar aquello en el televisor, aunque pronto me recompuse. Las monarquías tienen sus propias reglas. Son rituales de exposición y también de ocultación. A veces son muy evidentes, como desfiles o eventos benéficos. Y, otras, un secretario intercambia esto por aquello para que tal noticia no aparezca en los tabloides. Para proteger a la reina, al heredero, al heredero del heredero... Y así sucesivamente. Por tanto, no puede sorprenderme que el entonces príncipe de Gales y señora filtraran aquello que creyeran que les ayudaría a sobresalir. Sobre todo con el peliculón que tenían detrás. al príncipe sí parece extrañarle este comportamiento tan feo. A pesar de que todos leímos el libro de Morton o vimos la entrevista de su padre. Y alucinamos con noticias cruzadas, vestidos de la venganza y un largo etcétera.

Esto de ser el heredero pasa de generación en generación. Si el ahora rey no soportaba la popularidad de Lady Di, ¿alguien se extraña de que solicitase a su primera nuera que se cambiara el nombre, para no compartir inicial con él mismo y con su esposa? Ni eso, ni sus supuestas intrigas palaciegas. Igual que las de su primogénito, que, además de aparecer como un egocéntrico, también tiene unas ínfulas de grandeza brutales y, para rematar, es agresivo. Agresivo hasta el punto de pegar a su hermano pequeño. Aunque, obviamente, la culpa de todo la tiene Meghan Markle. No sé si por ser la última en llegar, por su profesión o por no tener ni idea de cómo gira el mundo royal.

Meghan -a quien todos llaman Meg- posee un brillante expediente en Relaciones Internacionales, aunque recibe en pantalones rotos y descalza a sus cuñados, y no tiene ni idea de reverencias ni de quién es quién es en la Royal Family. Tras el acoso mediático sufrido en Canadá, abandona el rodaje de Suits, y su feliz existencia como actriz, modelo y activista, para vivir el "fueron felices y comieron perdices". Aunque después de muchas tensiones, el matrimonio abandona Reino Unido y ahora se encuentra establecido en Montecito (California).

El príncipe manifiesta interés en un acercamiento con su familia, pero las entrevistas y el libro no lo presentan como un objetivo sencillo. Harry aún considera que periodistas, y distintos profesionales, se aprovecharon de su madre. No sé si será capaz de colocarse del otro lado del espejo. A pesar de los titulares golosos que deja esta obra como el de su pen* congelado durante la boda de su hermano o sus intervenciones como militar, al final uno llega a la última página y se encuentra a ese niño perdido que camina tras el féretro. Acompañado de otros, quizá, que sean quienes ahora le marquen el rumbo.
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Dios mío, Harry, qué libro tan aburridísimo has escrito. Y todo el rato quejándote. Pobre niño rico. Madre mía. Es un libro lleno de victimismo, lloriqueo continuo y clasismo. El tipo se queja, se queja, y se queja mucho. Que no digo yo que su vida no tenga cosas malas (lo de la prensa, sí, básicamente). Pero pocas, o ninguna para ser más exacto, da las gracias por todos sus privilegios. Los naturaliza de tal forma que es aberrante. Qué distorsión de la realidad.

Pero ante todo, y sobre todo, es un libro aburrido. Los capítulos en los que habla de cuando estuvo en la guerra... por favor, qué tortura. He pasado por páginas y páginas enteras que me producían tedio y ganas de abandonar el libro. Pero bueno, ya que había empezado, había que terminarlo. Eso me decía, aunque las ganas de abandonarlo no me hayan faltado.

Llegué a este libro por las mismas causas por las que seguramente hemos llegado todos: Diana, y la curiosidad. Sin opinión alguna sobre Harry al comienzo del libro, termino el mismo con sensación de hartazgo y de que, de lo que realmente tendría ganas, es de obligar a Harry a leer su propio libro una vez tras otra.

Comenzando por el título del libro, creo que no podía haber elegido uno mejor.

Datos que me han impactado (entre otros muchos):
-Lo que dijo su padre a su madre al nacer él.
-Cuando ve por primera vez las fotos del archivo sobre la muerte de su madre... es desgarrador.
-Todas las mentiras que ha inventado la prensa a lo largo de su vida.

En este libro vemos a un adolescente enamorado, haciendo locuras propias de la edad y cómo la prensa no paró hasta acabar con sus relaciones ("si yo tuviera elección, tampoco querría vivir así").

Me ha gustado ver esa etapa de búsqueda de identidad, de superación personal... y ver cómo lo consiguió a los mandos del Apache.

Impacta bastante la cantidad de amenazas que recibieron Megan y Harry (equiparable al de la reina).

Por cierto, quién no se ha roto con Meghan ante ese momento de debilidad??

Y lo más importante del libro: "Siempre apoyaré a mi reina, comandante en jefe y abuela. Incluso ahora que se ha ido. Mi problema nunca ha sido la monarquía ni el concepto en sí, sino la prensa y la relación malsana que se ha establecido entre ella y la Casa Real. Adoro mi patria y adoro a mi familia, y siempre lo haré. Pero me habría gustado que, en el segundo peor momento de mi vida, ambas hubieran estado ahí apoyándome. Y creo que en el futuro, cuando echen la vista atrás, ellos pensarán lo mismo".

En Agradecimientos, hay unas palabras súper tiernas hacia sus hijos, mujer y suegra. También nos dedica unas líneas a los lectores: "GRACIAS POR QUERER CONOCER MI HISTORIA EN MIS PROPIS PALABRAS".

En definitiva, a mí me ha encantado descubrir en estas páginas a un Harry mucho más humano, familiar y humilde, que el que nos tiene acostumbrada la prensa... lo habéis leído? Lo leeréis?

Flojito, flojito. Siendo el libro que es y con el hype que tuvo, me esperaba otra cosa.

En general es un batiburrillo de vivencias e ideas que parece más un diario personal que un libro. Saltos temporales algo confusos por momentos y una escritura bastante pobre. Toda la parte dedicada a su época en el ejército se me hizo más larga que un día sin pan. Harry, corazón, ¿a mí qué me importa cómo se pilota un Apache? Eso sin contar las veces que menciona su pene. Abrumada me hallo.

Las partes más interesantes han sido, sin duda, las dedicadas a Diana y a como todo lo que envolvió a su muerte le afectó. Por momentos te hace empatizar y entender por qué es como es. Qué familia más tóxica y disfuncional, virgen santa. Eso sin contar lo que sucedió a partir de su relación con Meghan, que ahí ya se desmadra todo, como hemos podido comprobar estos años.

Lo que queda claro con este libro es que este hombre arrastra una de traumas que te cagas. Aunque la solución, desde luego, no creo que sea llorar por lo desgraciado que eres durante casi 600 páginas y tomar cero responsabilidad con respecto a cualquier cosa. Menos mal que sólo vine aquí por el salseo.

Pues aquí estoy con la reseña de un libro que cuando salió sabía que no me leería ni de coña, ni que no tuviese otras cosas que leer.

Pero claro, empezamos con la tontería de ¿y si lo leemos? ¿no sería ideal para agosto? Vamos, un no hay huevos, ovarios en este caso, en toda regla.

No os tengo que explicar cómo terminó la cosa, ¿verdad?

Empecé el libro sabiendo que no me iba a gustar. ¿Y qué ha pasado? Que no me ha gustado.
Ejem… aún no me he dado un golpe en la cabeza, tranquilos todos.

Para mí el libro es un intento de lavar su imagen de forma brutal, a ver, que también es lógico, lo escribe él, no va a tirar piedras a su propio tejado, pero se pasa de intentar dar pena por ser el incomprendido.

Aunque tampoco ha sido una pérdida de tiempo absoluta, mis compis de lectura y yo hemos terminado con un master en pilotar Apaches y un cursillo acelerado de protocolo inglés.
¿La ironía se nota o tengo que explicarla?