El vagón de los huérfanos

Nos situamos en París en la época actual cuando un octogenario/a se acerca a los vagones de un circo y miles de recuerdos afloran en su mente. No será hasta el epílogo cuando se nos desvele su identidad.

1942. Berlin. Ingrid es una joven judía, hija de una larga dinastía circense que, tras años de matrimonio con un oficial nazi, a medida que el antisemitismo se va expandiendo termina por ser expulsada del domicilio conyugal y, sin más lugar donde refugiarse, vuelve al hogar familiar en Darmstadt. Allí encontrará una casa vacía y no tendrá más opción que tragarse todo su orgullo y aceptar el trabajo como trapecista que le ofrece el señor Neuhoff, cuyo circo rivalizaba con el de su familia.

En otro punto de Alemania, en 1944, conocemos a Noa, una joven adolescente que, tras perder a su bebé recién nacido en circunstancias traumáticas, trabaja como limpiadora en una estación de tren. Una noche, el llanto de un bebé la llevará hasta el vagón de los horrores. Allí, en el andén, hay un vagón atestado de atestado de bebés recién nacidos rumbo a algún campo de concentración. Muchos de ellos muertos, otros con un hilo de vida, y entre todos ellos un niño de ojos negros con su grito desgarrador parece suplicarle que lo salve. Noa no puede evitar recordar a su hijo y aunque quiere salvarlos a todos es consciente de que no podría huir; la descubrirían. Sin pensarlo dos veces, envolverá al bebé en una manta y huirá con él hacia el bosque donde encontrará por casualidad un circo que,falto de personal, le dará cobijo y trabajo sin hacer demasiadas preguntas. Allí conocerá a Astrid, con la actuará en el trapecio volante, y Theo, el pequeño al que salvó del vagón, crecerá como su hermano pequeño.

Así comienza El vagón de los huérfanos, una novela que nos narra la historia de una gran familia: la circense. Será a través de la voz de dos mujeres valientes cómo conozcamos la forma en que incidió la Segunda Guerra Mundial en este espectáculo. Y conoceremos de forma especial a Noa y Astrid. La primera con su juventud y su inexperiencia, pero con la seguridad de querer luchar por el bienestar del pequeño Leo, tratará por todos los medios de buscar un futuro mejor. Astrid, con el dolor de una doble pérdida (la de su familia y el rechazo de su marido) tendrá que reinventarse y se volcará en su trabajo como única tabla de salvación. Lo harán sin dramatismos. Tanto que en ocasiones me ha parecido que se alejaban un poco de la realidad o que les faltaba transmitir emoción, aunque también es cierto que,tras un comienzo prometedor y cierto valle en el que pienso que la autora se ha extendido sin necesidad sobre el espectáculo del trapecio volante, la trama va ganando en tensión y emotividad conforme avanza para cerrar de manera sorprendente.

Al igual que las miles de familias judías huían hacia territorios más seguros, este circo nos va a mover por diferentes puntos de Francia, buscando esa normalidad que había desaparecido en Alemania. Y aunque no es esta una historia en la que conozcamos infinidad de penalidades como en otras novelas ambientadas en la época, sí trasmite ese miedo generalizado hacia las SS y sus inspecciones a la vez que nos desvelará datos interesantes como la labor de personas que, aun a riesgo de su propia vida, dieron cobijo en sus espectáculos a judíos, salvándolos de una muerte segura.

En definitiva, El vagón de los huérfanos nos sumerge en la Segunda Guerra Mundial de la mano del circo. Asistiremos al avance de la Guerra, el estrechamiento del cerco, la decadencia del espectáculo, y por encima de todo a la historia de una amistad dos mujeres: Noa y Astrid.
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Se trata de una apasionante novela basada en la época nazi (si otra más…) pero con un toque distinto al resto.

Esta novela narra la historia de Noa, una joven a la que le roban su bebé y que días después encuentra un vagón de tren lleno de niños judíos, muchos de ellos ya sin vida. Siente tanta tristeza por esos niños que en cuanto ve uno de moverse siente la necesidad de sacarlo de ahí y protegerlo.

En medio de su huída con ese bebé robado, la encuentra inconsciente en medio del frío el dueño de un circo ambulante, quien los acoge y les da alojamiento en su circo a cambio de que Noa actúe como trapecista.

Es entonces cuando conoce a Astrid, otra trapecista del circo con la que tiene una relación de amistad llena de amor-odio desde el principio hasta el final de la novela.

Se trata de un libro que se lee en un santiamén y con el cual, yo personalmente he disfrutado mucho.

Aunque sea un libro relativamente cortito, hace unas descripciones muy interesantes tanto de los distintos personajes que aparecen, como de los escenarios por los que va pasando el circo y de la época tan trágica en la que está basado.

Lo que más me ha gustado es sin duda, la relación entre los personajes, algunas de estas relaciones son prácticamente impensables, entre nazis y judíos.

En definitiva, una novela que nos guía en el avance de la Segunda Guerra Mundial de la mano de un circo callejero, un espectáculo que da algo de luz y esperanza en una época triste y sumamente negra.
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Esta historia muestra la lucha y el temor de los judíos que intentan ocultar su verdadera identidad. El Vagón de Los Huérfanos tiene una gran variedad de personajes diferentes y esta diversidad fue una de las razones por las que funcionó esta historia. La configuración del circo con todas sus descripciones y oportunidades para giros de trama y nuevos ángulos definitivamente fue otro elemento clave. La escritura es sólida y hace que sea muy fácil emergerse por completo y seguir leyendo para descubrir qué pasará con los personajes principales. Sin embargo, ahí viene el único defecto menor que experimenté: no estaba de acuerdo con cada decisión de los personajes y, de alguna manera, no fue tan fácil tener una sensación adecuada de algunos de ellos. Este sentimiento de ligera inquietud y frustración me hizo bajar un poco la calificación, pero en general, El Vagón de Los Huérfanos está sin duda entre las mejores historias de ficción histórica de la Segunda Guerra Mundial que he leído hasta la fecha.

Maravillosa lectura, con mucha emoción, que muestra la fuerza de la amistad, que surge y florece en los momentos más insospechados, cuando más duras son las circunstancias.

En plena II Guerra Mundial dos mujeres que nada tienen que ver, una adolescente con un trágico y doloroso secreto y una mujer que se oculta a plena vista, se encuentran en el lugar más inesperado que se pueda imaginar: un circo. Y es que el circo sigue funcionando, aunque a duras penas. Y es en este mágico lugar donde surge la magia de la amistad, a pesar de sus diferentes orígenes, de sus caracteres contrapuestos y de la dura existencia en medio de la guerra y la barbarie nazi.

Lo he leído en un suspiro, no podía soltarlo, y aunque después de tanto tiempo queriendo leerlo lo había idealizado, la lectura no ha sido decepcionante, no es perfecta pero la vida no lo es. Un muy buen libro, una preciosa historia que nos deja con lo más importante: hay que valorar la amistad, la verdadera amistad.

La historia narrada a dos voces, a través de sus dos protagonistas, Noa, holandesa de 16 años que huye de su casa tras quedarse embarazada de un soldado nazi, siendo obligada a abandonar a su bebe, y Astrid, una mujer judía, casada con un alto cargo alemán, de quien se separa y se escapa refugiándose en un circo de la persecución antisemita que se da en gran parte de Europa durante el periodo bélico.

Por causas del destino la vida de ambas mujeres quedan unidas en torno a ese circo itinerante que sale de Alemania y se dirige a Francia.

Noa en su huida se topa con un vagón destino Polonia en el que encuentra la crueldad humana personificada en un montón de niños abandonados a su suerte. Recordando su hijo arrebatado, decide salvar a uno de ellos. En su periplo acaba siendo refugiada en ese circo ambulante donde generará un sin fin de vivencias centradas sobre todo en esa amistad con Astrid quien ejercerá de madre, amiga, tía del pequeño Theo e instructora. Dentro del circo aunque no se llevan en un comienzo nada bien, las mentiras, los secretos ocultos y las mochilas cargadas de piedras impiden sentirse ellas mismas pero poco a poco van mostrando su carácter, sus sentimientos, y van tejiendo esa fina amistad.

Destacaría de la lectura la manera que trata la autora a sus personajes, se centra en las dos protagonistas en este caso, ambientándolas dentro de un contexto muy bien detallado en el que se refleja el trabajo de documentación sobre la época y sobre el mundo circense y todo la atmósfera que le rodeaba en aquel tiempo. Me ha gustado como ha desarrollado esa amistad entre las dos protagonistas con sus dificultades iniciales y como les rodea de los diferentes personajes que tienen su impacto en ellas. Y no quiero olvidarme del epilogo con el que cierra la novela y el final de la historia. Muy a la altura.

Una novela de ficción histórica sobre amistad, las pérdidas, los abandonos, una historia de superación y supervivencia. Muy recomendable para los aficionados al género como yo.


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