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Me ha dado mucha pena terminar esta trilogía, porque eso significa que me despido de personajes que me han dado muy buenos momentos. Este libro empieza justo en el momento en el que terminó el anterior, con ese descubrimiento que nos deja impactados y con el corazón a mil. Digamos que en eso la autora nunca decepciona, siempre consigue llevar un ritmo acelerado, cargado de acción y con cosas que no te ves venir. Esto se mantiene también en esta lectura, cosa que se agradece porque contribuye a que te metas de lleno en la historia y lo leas casi de una sentada (o al menos, eso me ocurrió a mí). De esta tercera parte, hay varias cosas que me han gustado. En primer lugar, me ha encantado ver por fin a Layla en todo su esplendor, aceptando lo que es, cómo es y también lo que siente. Gracias a ello, tomará muchas decisiones importantes que estoy segura que la Layla que conocimos en El beso del infierno no se hubiera atrevido a tomar ni por asomo. También me gustó que no se mantuviera el triángulo amoroso hasta al final, sino que ya desde el principio de la novela ella ya sabe con quién quiere estar y de quién está enamorada, lo que nos permite vivir muchas escenas entrañables junto a la pareja. Diré que su elección me ha parecido perfecta, sí señor. De los otros personajes, claramente Roth es mi favorito, si ya me gustaba en los libros anteriores, en este ha terminado de conquistarme, pues se abre a nosotros totalmente. Será un demonio, pero tiene un corazón de oro, y sus comentarios sarcásticos siguen encantándome. Zayne en este libro sigue un poco en su línea, aunque me ha dado bastante pena por una serie de sucesos a los que ha tenido que hacer frente y que sinceramente creo que no se merece. Que a mí no me llene no quiere decir que sea un mal personaje, así que he sufrido bastante por él y su situación. También he agradecido mucho las apariciones de Cayman, es un personaje que va cogiendo protagonismo a lo largo de los libros y a mí me hace mucha gracia, siempre aparece en el momento oportuno y se nota que adora tanto a Roth como a Layla. Del final, diré que me gustó, me pareció una buena conclusión pero peca de ser bastante predecible, al menos yo me lo olía y creo que sucedió de manera bastante apresurada. La autora podría haberle dedicado unos capítulos más y brindarnos algo un poco más elaborado. Eso sí, de todas maneras me gustó y la trilogía me ha dejado un buen sabor de boca. |
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