Cuando recibí el paquete con el libro ya pude notar el compromiso y el cuidado con el que la editorial trata a los lectores. Podría parecer algo superficial pero intentar asegurarse de que el ejemplar llegue en las mejores condiciones lo valoro muchísimo. Y ese cariño en los detalles se refleja no solo en la presentación, sino también en la edición del libro. La maquetación y, sobre todo, el diseño de la cubierta y las ilustraciones de su interior realizadas por César Barceló son preciosas. En cuanto a la historia, debo decir que aunque sencilla, me ha gustado bastante. Míriam, Félix y Ana son tres amigos que tienen como tarea de clase crear un cuento y además buscar un público a quién leérselo. Aquí empieza su gran aventura, ya que conocerán a entrañables personajes, indagarán en un misterio nunca antes resuelto y descubrirán la importancia de pasar tiempo de calidad con las personas que quieres (y lo difícil que a veces resulta esto cuando te conviertes en persona adulta). Me ha gustado mucho la inclusión de la sinestesia en una de las niñas y que esta fuera la narradora, puesto que así eres más consiente de esa otra forma de percibir el mundo (y cómo esto puede afectarle para bien y para mal). Por otra parte, me ha sorprendido la relación de amistad que tienen los niños. Me gusta que no se muestre perfecta y cómo cada uno tiene su personalidad, pero creo que precisamente por visibilizar eso se queda desaprovechado el tema. al no permitir que los niños aclaren lo que sienten o no les gusta del otro de forma respetuosa se pierde en las páginas una posibilidad riquísima de comprensión, para solo dejar entrever el miedo a la reacción de tus amigos si se es honesto. Y sin duda lo mejor ha sido imaginarme ese patio secreto salvaje y verde y recordar a mi abuela esperando a que volviese del colegio mientras regaba las plantas. La atención a las personas mayores y su integración en actividades sociales debería estar siempre presente en el valor de una comunidad. + Leer más |