El nudo materno

Jane Lazarre escribe sus memorias sobre su experiencia con la maternidad en forma de novela, pero no deja de ser una autobiografía de la autora. Esta forma de novela nos ayuda a leer más ávidamente sobre su vida como madre, como esposa, como… al final, como mujer, aunque para darse cuenta de que es una persona, debe de sortear muchos retos antes.

Lazarre habla sin tapujos sobre su embarazo, cuando tenía unas expectativas poco cercanas a la realidad. Porque, como madre primeriza, se imaginaba mil escenas que luego no tenían porqué asemejarse a lo que iba a vivir después. También habla de su primer parto, que duró todo un día, sin dejar detalles como el dolor o los sentimientos contradictorios que sintió entonces.

Después viene su vida con su hijo recién nacido, que requiere todas sus energías. Hace todo por él, y poco a poco se da cuenta de que se ha centrado tanto en Benjamin, que se ha anulado como persona. Ya no es estudiante de universidad, ni aspirante a escritora. Es madre. La madre de Benjamin. Su vida se centra en exclusiva a su hijo, y no está contenta con el cambio. Y más cuando se da cuenta de que su marido sigue con sus rutinas, yendo a la universidad y encargándose lo mínimo e indispensable de su nuevo hijo. Para solucionar este embrollo en el que se ha metido, y del cual ya no está tan segura, debe de hablar con otras mujeres.

‘El nudo materno' desmonta totalmente el mito de la madre todopoderosa, que nunca llora, que nunca se arrepiente aunque sea por un segundo de haber tenido hijos. Esa madre que hace de todo por los demás, que no mira por sí misma. La madre de sus hijos, pero también de su marido y de su padre. Para recordarnos que al fin y al cabo ella es una persona también.

Esta edición cuenta con un prefacio escrito por la filósofa y escritora Carolina del Olmo, con unas reflexiones muy interesantes acerca de este mito tan extendido en toda la historia de la humanidad, y de cómo ha de ir cayendo poco a poco. Además, después de este prefacio, podemos disfrutar de un segundo escrito por la propia autora del libro, corto pero esclarecedor. Nos habla del porqué de su libro, de que hay pocos que hablen de la maternidad real, y los demás casi siempre son escritos por personas que no han sido madres, e incluso por hombres que no pueden saber nada de cómo se puede sentir una mujer cuando pare a su hijo. He buscado información sobre la autora, y poco hay en internet. No aparece en Wikipedia, y su página web, a la que no se puede acceder directamente desde Google, ofrece la misma información que la editorial ya nos da en esta edición. Espero poder leer más de esta maravillosa mujer en el futuro.

Hay nudos que asfixian, otros que simplemente sujetan y otros que merece la pena deshacer para comprobar qué era lo que mantenían unido. El nudo de la maternidad es uno de los más universales pero, al mismo tiempo, de los más íntimos, únicos y privados. Es un nudo que te condiciona, independientemente de que seas la hija, el hijo, el padre, la madre, la sociedad o el discurso de lo obligatorio y lo correcto que intenta dirigir a todos los sujetos de esta historia que se repite.

Jane Lazarre ha escrito unas memorias sobre su experiencia de maternidad, una experiencia que se decanta por el lado de la confusión, del abatimiento y de la pérdida de una misma durante la mayor parte del libro. Pero también una experiencia que pone de manifiesto la desigualdad del proceso entre el hombre y la mujer, entre la mujer y la madre, entre la madre y la hija.

Si bien el planteamiento que presenta es muy interesante, el recuerdo reciente es frío. La distancia entre mi propia experiencia y la de la autora es posiblemente la causante de esta mirada desconfiada, de una empatía titubeante. No todas las mujeres podemos entender la maternidad de la misma forma y este hecho resulta insoportable, impensable para quienes quieren ver en ella solo el sacrificio, la entereza, el amor más puro.

Este libro es un testimonio, una realidad y no un experimento o un producto de la ficción. A veces no toda palabra puede ser vista como una piedra desde la que construir una historia que encaje con lo que tú quieres. Y es maravilloso que así sea. Es importante que la maternidad sea un tema incómodo, que siga suscitando indefiniciones e incoherencias, porque significa que no está todo dicho.

La maternidad es poderosa pero insegura, dolorosa pero entregada; una crisis de la que aprender y un nudo que sobrevivirá a todos los tiempos de la vida.
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«—Yo daría mi vida por él (...) pero ha destrozado mi vida, y solo vivo pensando cómo recuperarla.
—Estoy desando que llegue mañana para que te ocupes tú de los niños —me confesó— pero me da terror dejarlos.
Asumimos que las frases tendrían siempre dos partes: la segunda contradecía aparentemente la primera, pero su unidad estaba siempre sujeta a nuestra capacidad cada vez mayor de tolerar esta ambivalencia.»
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Al igual que Laura Freixas en el prólogo, tras ser madre yo me preguntaba: «¿Dónde están las madres?». La literatura siempre ha sido mi refugio y durante esas noches en vela por las hormonas revueltas, el despertarse a deshoras o los catarros y virus varios de Ian, más aún. Buscaba a esas madres, unas que no me hicieran sentir culpable por no ser perfecta pero que amaran a sus hijos con pasión, y no las encontraba. Poco a poco, durante estos casi cuatro años han ido apareciendo, gracias a @lib_mujeres, mis #MaternidadesLit, y, leyendo este libro, no he podido evitar pensar que éste habría sido (salvando algunas diferencias) el tipo de diario que yo hubiera escrito si en esa época hubiese tenido fuerzas, lucidez y talento para hacerlo. No me cansaré de daros las gracias, @las_afueras, por haberlo editado.
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