El museo de los espejos

La novela comienza en el año 1819. En ese año se está terminando de construir lo que se pretende sea una pinacoteca. En las obras ha aparecido muerta una persona, asesinada. El marques de la Santa Cruz pide la ayuda del inquisidor general por las particulares condiciones que presenta el crimen

Doscientos años después el Museo del Prado está de celebración. Cumple doscientos años y lo va a celebrar por todo lo alto. Entre otras cosas, se ha convocado una especie de concurso: varios artistas deberán copiar una de las pinturas que se exponen en el museo, la que ellos prefieran. al que gané se le dará una beca con una importante dotación académica. Los copistas ya han sido seleccionados y acuden al museo dispuestos a empezar su labor. Tras unas primeras páginas que servirán para presentar a los protagonistas, los copistas, y las obras que eligen comienza la acción: una persona aparece cruelmente asesinada. El crimen se muestra con una escenificación concreta; pronto se darán cuenta que el asesinato imita a uno de los cuadros. Obviamente, no parará ahí la cosa.

“El museo de los espejos” es un thriller pseudo-histórico que toma como base de operación una de las pinacotecas más importantes del mundo; nuestro Museo del Prado. Aunque prácticamente toda la novela transcurre en la actualidad, va a haber algún salto al pasado, al momento en el que se estaba acondicionando el palacio en el que después iría el museo para la labor prevista. Así conoceremos algo de la gestación del museo, por qué se decidió hacerlo, quién lo impulsó, etc…

También conoceremos algunas de las pinturas que en el museo se exponen. Cada copista elige una y sus elecciones son de lo más variopintas. Es de agradecer a la editorial que, al final del libro, se contenga una reproducción de cada una de ellas. Aunque ahora google nos facilita mucho la labor, es aún más cómodo si tenemos el cuadro en el propio libro. Me ha gustado mucho el tema de los cuadros. Me gusta el arte (aunque el pictórico no es mi preferido) pero no dejo de ser una aficionada. Soy consciente de que cuando veo una obra de arte se me escapan muchas cosas. Por eso cuando visito algún lugar de interés me gusta hacer visitas guíadas; para que, quien sabe del asunto, me haga ver detalles que de otro modo casi seguro se me van a escapar. Por eso me ha gustado que el autor me explique los cuadros que van a ser objeto de copia. Aunque prácticamente todos ya los conocía, lo hacía de forma superficial; ahora sé algo más de ellos.

Es un narrador omnisciente quien nos va a ir contando los entresijos de la historia. Lo hará focalizando especialmente en uno de los personajes, una de las copistas llamada Judith que, así, se convierte en la protagonista de la novela. La prosa de Luis Montero Manglano (autor del que no había leído nada con anterioridad) es sencilla, ágil y entretenida. El ritmo comienza candencioso y sigue así mientras nos va presentando a los personajes y las obras elegidas pero se acelera a partir del descubrimiento del primer cadáver para ir haciéndose cada vez más rápido, llegando a tener el final el ritmo típico de los thrillers.

Son bastantes los personajes que pueblan esta novela y ninguno está especialmente desarrollado (Judith es la que lo está un poco más). Entre ellos destacan los copistas, algunos directivos del centro y un personaje muy curioso llamado Guillermo. Éste es uno de los que da más juegos por su inteligencia, su experiencia en la lectura de símbolos y su especial pasado y forma de ser.

Conclusión final

Me ha gustado “El museo de los espejos”. Un thriller que nos enseña los entresijos del museo del Prado y nos habla de unas cuantas de sus pinturas además de traernos una elaborada y entretenida trama de asesinatos. Una novela llena de enigmas que me ha encantado descubrir.

El museo de los espejos es una novela de misterio muy misterioso (jeje) y muy caótica. Vemos a muchos personajes, cada uno con sus 15 minutos de fama, en primer lugar Judith y el resto de los copistas de la beca de el museo El Prado, el profesor Belman, las autoridades del museo y Guillermo, claro. El gran protagonista es el propio museo.
Lo que más me gusta son las explicaciones de la iconografía y de la historia del museo, es como si nos diera un tour privado por sus salas y sus entrañas. de la iconografía se que es un lenguaje que a mi siempre me ha resultado curioso, la interpretación de símbolos es tan personal que me asombra que haya especialista en el tema y más que en algún momento acierten, esto es especialmente curioso al interpretar las obras de arte o cualquier otro signo que veamos alejados de contexto histórico, social y personal. No sé si las interpretaciones en la novela, tienen un basamento "científico" para llamarlo de alguna forma, pero en cualquier caso me parecen un poco simplistas u obvias.
También hay muchas cosas que no me gustaron y la principal es la falta de la lógica del caos, me explico: el cómo está hilvanando con coherencia, pero las motivaciones no están muy tratadas y la explicación llega muy al final y me parece un poco pueril, como superficial. Los personajes parecen marionetas humanas en manos de un titeritero despiadado e infantil, aún no logro vislumbrar el porque de todo. En ocasiones no comparto los porqués pero los entiendo... No es este el caso.
Me identifique mucho con la frase del profesor Belman "Fiel a mi tendencia a complicar cualquier labor en apariencia sencilla, me propuse encontrarlos", es tan yo.
Me gusta especialmente Guillermo y el papel que juega y su resignación con ese papel.
En general, el libro entretiene y a la vez te muestra muchas información sobre el museo, no es un a pérdida total de tiempo su lectura aunque tampoco pueda catalogarlo como imprescindible.

Museo del Prado, en el año de su bicentenario. Una Beca Internacional de Copistas, unos sobres blancos con la invitación al estreno de la ópera “Messardone príncipe di terraferma” en el auditorio del museo, y una serie de cruentos asesinatos que imitan famosos cuadros allí expuestos…. Esta es la base del libro.

Para situarnos el autor nos pone, en primer lugar, en antecedentes: año 1819 cuando se está remodelando los Jerónimos para convertirlo en el Real Museo de Pinturas y Esculturas por orden de sus majestades Isabel de Braganza y Fernando VII. Un sótano oculto, un cadáver, una pintura en la pared similar a un cuadro del maestro Pedro Berruguete y un extraño símbolo pintado, hace que sea necesaria la intervención del Fiscal Inquisidor.

De ahí saltamos a dos siglos después, año 2019, donde se desarrollarán toda la trama principal. Una de los seis participantes de dicha beca, Judith O'Donnell joven pintora, nieta del último simbolista Darrell O'Donnell, se verá en el epicentro de todos los sucesos. Junto a ella un enigmático a la vez que inteligente joven, Guillermo Argán, experto en simbología. Ambos trataran de descubrir lo que se esconde tras tanto horror.

El autor consigue fusionar arte, recorriendo diferentes cuadros de grandes pintores, símbolos, a través del análisis iconográfico que realiza Guillermo, y asesinatos.

De la mano de un narrador omnisciente y una narración ágil repleta de diálogos, recorreremos el museo, sus despachos, las salas de exposiciones, los sótanos y almacenes, los montacargas y pasillos ocultos... Obtendremos información de todo lo relacionado con el funcionamiento del museo y, del análisis iconográfico de forma amena y entendible para todos.

El libro comienza con un ritmo sosegado, mientras te presenta a los personajes, a los que caracteriza perfectamente, y las obras que estos eligen para participar en la beca. Poco a poco, toda la trama se irá centrando en los dos protagonistas principales, a la vez que la tensión irá aumentando hasta llegar al final a un ritmo vertiginoso.

La estructura y forma de presentar la historia me ha recordado a Agatha Christie y sobre todo a su novela “Los diez Negritos”. El autor se toma su tiempo para envolvernos en la historia. Nos da pistas, nos deja incógnitas, crea momentos de tensión y otros de calma, que nos dan un respiro, aunque solo contribuyen a aumentar de forma progresiva la tensión y que nuestras sospechas vayan en aumento.

Casi desde el principio, nos damos cuenta como lectores, de que los crímenes se van a seguir sucediendo de manera implacable, con una puesta en escena muy cuidada, como en una cuenta atrás. Una amenaza, que cada vez se hará más presente para los personajes que el autor nos presenta al inicio y que sabemos que irán menguando, a no ser que nuestros dos jóvenes protagonistas consigan descubrir por qué, y quien es el asesino.

De todos los personajes tengo que destacar sin duda a Guillermo. Su personalidad me ha cautivado. Es singular, carismático, a veces parece perdido, a veces inspira ternura... Un joven que se mueve por la vida leyendo, traduciendo y desentrañando los símbolos que hay a nuestro alrededor.

En mi opinión es un thriller inquietante que gira en torno a una de las grandes pinacotecas mundiales y a los misterios y detalles que encierran en sí cada obra de arte. Te mantiene enganchado a sus páginas durante toda la lectura.

Cuando tuve noticias de que este título iba a ser publicado supe de inmediato que tenía que leerlo. Hoy os traigo mis impresiones sobre "El museo de los espejos", una novela de suspense donde los cuadros, los símbolos y los asesinatos se van a fusionar en una trama perfectamente planificada, que me ha incitado a interactuar en google y entre mis libros sobre la materia, recordando los tiempos de mi carrera como Historiadora del Arte cuando el análisis iconográfico era de mis disciplinas preferidas porque analiza la simbología, interpreta las obras artísticas y desvela sus secretos.



"El museo de los espejos" comienza su argumento situando al lector en 1819, en un momento en que la institución del Santo Oficio está dando sus últimos estertores, el marqués de Santa Cruz, un noble de vasta cultura muy allegado al rey Fernando VII, solicita los servicios del Fiscal Inquisidor. En las obras de remodelación que se están realizando en el Prado los Jerónimos para reconvertir el lugar en un Real Museo de Pinturas y Esculturas, ha ocurrido un terrible suceso que podría dar al traste con el proyecto de su majestad.



Dos siglos después, coincidiendo con las celebraciones por el bicentenario del Museo del Prado, una de las pinacotecas más importantes del mundo, tienen lugar una serie de violentos crímenes. Entre retratos, paisajes oscuros, naturalezas muertas y retablos con pinturas de santos, se desarrolla una trama criminal cuyas grotescas puestas en escena se inspiran en famosas obras de arte de dicho museo. Todo ello enfocado a través del trabajo de una serie de copistas, artistas o aspirantes a serlo, que participan en una de las actividades organizadas por el museo para conseguir ser becados y dar así impulso a sus carreras como pintores.



Mediante una prosa sencilla y sin artificios, una narrativa dinámica, un predominio de los diálogos sobre la parte descriptiva, y el uso de un narrador omnisciente que asume la voz del relato y lo impulsa con una cadencia que comienza siendo sosegada para luego acabar desbocándose, mientras va alternando el foco de atención sobre cada uno de sus protagonistas, Luis Montero Manglano ha tejido una historia que nos desvela los orígenes y secretos que oculta el edificio del Museo del Prado, un lugar donde el arte cobra vida, convirtiéndose en un personaje más de la trama.



De la mano de sus personajes, que son los que impulsan la historia, exploraremos los rincones más oscuros de la pinacoteca, sus depósitos, los pasillos laberínticos, sus salas y almacenes, los despachos de directivos, o los montacargas que se encuentran ocultos tras los cuadros. Seremos testigos del complejo funcionamiento de la trastienda museística en general y de la del Prado en particular. A pesar de que algunos diálogos me ha parecido un tanto forzados, el autor introduce información, sobre todo relacionada con el análisis iconográfico, de forma amena y sin llegar a lastrar la lectura, logrando que cualquier lector, por muy profano que sea en la materia, pueda entenderlo.



Entre el vasto friso de personajes, algunos de ellos con sus contornos apenas esbozados, encontraremos a un catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura que recopila datos para un libro sobre la historia del edificio del Museo del Prado, a un joven enigmático y experto lector de símbolos, a una artista frustrada que abandonó sus estudios de Bellas Artes y ahora malvive gracias a un pequeño taller que apenas le da para comer. Sin poder evitarlo, se meterán en algo extremadamente turbio y peligroso que pondrá en riesgo sus propias vidas.

Sintetizando: "El museo de los espejos" es una novela de suspense cuya trama fusiona los asesinatos con el arte y se va a desarrollar entre los muros del Museo del Prado. Una lectura amena y absorbente que desvela al lector, gracias a un estudio iconográfico, los secretos que esconden una serie de obras artísticas de renombre y que recomiendo a los amantes de este género literario en general y a los de la Historia del Arte en particular.
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En plenas celebraciones del bicentenario del Museo del Prado empiezan a suceder unos violentos crímenes que en su escenografía reproducen algunas de las pinturas más famosas que alberga dicho museo.
Una joven copista que está participando en una de las actividades de celebración del museo gracias a una beca y un estrafalario experto en simbología se verán envueltos en esta ola de crímenes y tal vez, solo ellos, sean capaces de descubrir lo que está sucediendo y llegar a resolver esos brutales crímenes, pero para ello deberán poner su vida en peligro.


Con un lenguaje sencillo pero cuidado y una narración repleta de diálogos, acción y suspense, el autor nos sumerge en una trama inquietante y plena de misterio, muy ágil y que mantiene al lector enganchado a las páginas de la novela de principio a fin. Sin duda un verdadero thriller.

La novela comienza con un capítulo fechado en 1819 en el que el padre Belarmio, un Fiscal Inquisidor, es requerido por el marqués de Santa Cruz, uno de los hombres más cercanos en aquellos momentos al rey Fernando VII, para que acuda al Prado de San Gerónimo, allí se está llevando a cabo un proyecto abalado por el propio monarca para crear un museo. La escena que se encuentra Belarmio es terrorífica, un crimen atroz y muy inquietante en su puesta en escena, a esta época viajaremos en alguna otra ocasión con capítulos breves intercalados de cuando en cuando en la novela A continuación, leeremos otro capítulo fechado en 2018 en el que conoceremos a un catedrático llamado Belman y su joven ayudante Guillermo Argán en la escena de otro brutal crimen en el interior del Templo de Debod. El grueso de la historia está fechada en 2019 durante las celebraciones del bicentenario del Museo del prado.
A través de novela, no solo viviremos una trama apasionante de asesinatos, el autor también nos hace partícipes de la historia del Museo del prado y sus entresijos, tanto del funcionamiento interno con los tejemanejes en los despachos como un recorrido de lugares como sótanos y almacenes e incluso rincones escondidos que conocen muy pocas personas. Una de las cosas que más me ha gustado en la novela ha sido adentrarme, a través de uno de los personajes principales, en el mundo de la iconografía es decir, la interpretación de los símbolos en el Arte. Ha sido apasionante descubrir lo que esconden pinturas tan conocidísimas como Las hilanderas de Velázquez o el Saturno de Goya entre otros. Además, es ciertamente curioso ver como Guillermo Argán utiliza esa simbología de la que es un experto interpretando otras cosas que están fuera de los cuadros, en las personas que lo rodean.

En cuanto a los personajes, están bien perfilados y resultan creíbles sobre todo porque los dos principales, Judith O'Donnell, una joven pintora con problemas económicos y mucha soledad en su vida y Guillermo Argán, experto en iconografía, extravagante y con mucho misterio, se comportan como personas normales, cometen las imprudencias de la gente común y se meten en un lío monumental casi sin darse cuenta. Los diálogos tienen su punto divertido en muchas ocasiones precisamente por eso, porque son gente normal.

CONCLUSIÓN
"El museo de los espejos" de Luis Montero Manglano es un thriller de ritmo vertiginoso en el que se mezclan crímenes y arte, me ha mantenido enganchada a sus páginas de principio a fin y sin duda os lo recomiendo, os divertiréis con su lectura, estoy totalmente segura de eso.
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