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ISBN : 849104941X
264 páginas
Editorial: Alianza (01/02/2018)

Calificación promedio : 3.64/5 (sobre 355 calificaciones)
Resumen:
Por expreso deseo del autor, no está permitido que la editorial aporte en su material promocional ningún tipo de texto adicional, información biográfica, cita o reseña relacionados con esta obra. El lector interesado podrá, no obstante, encontrar abundante información al respecto en internet.
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Críticas, Reseñas y Opiniones (83) Ver más Añadir una crítica
patriciamiranda782
 04 May 2020
Leer implica el goce de sustraerse al mundo que el autor nos propone y ésa es la mirada que nunca debemos perder ante un libro pero leer, es también asimilar técnicas, comprender la temática en toda su amplitud.
El Guardián entre el centeno, nos cuenta, desde el punto de vista social, el consumismo de una época (años '50 en EE.UU.), la rebelión de los jóvenes contra un sistema de mercado demandante, el inconformismo de una sociedad ante grandes cambios (económicos y políticos en el caso de los años '50 en EE.UU.), la impersonalidad en los sistemas de educación, literatura y cine con fines propagandísticos donde los verdaderos valores culturales se desdibujan, adicciones, etc.
Pero en un gran libro este, el autor nos dice algo concreto pero entre líneas nos sugiere mucho más. El guardián entre el centeno es una de esas novelas en las cuales el autor usa una excusa anecdótica para decir mucho más.
Salinger ha usado como excusa la adolescencia como etapa conflictiva para contarnos mucho más.
La novela nos cuenta la vida de Holden Caulfield que es expulsado de un colegio por segunda vez. En la novela asistimos a los instantes posteriores a esa expulsión en que Holden decide huir. En esa huída vive un sinfín de situaciones que unidas a sus experiencias pasadas le va brindando el lector esa mirada especial de este adolescente. Por momentos rebelde e irracional, por momentos de una lucidez extrema que nos muestra crudamente la vida tal cual es y o como los adultos intentan mostrarla.
Holden no solo representa al adolescente que quiere retener el idealismo de la vida y se le escurre entre las manos, sino que muestra a cualquier ser humana tratando de rescatar lo espiritual por sobre lo material en una sociedad que cada vez prioriza más lo último sobre lo primero. Es el típico antihéroe de la literatura contemporánea que lo único que busca es proteger ese mundo infantil donde la felicidad es plena y absoluta, protegerlo de encontrarse con un mundo hipócrita, malvado y feo.
O sea que desde el punto de vista existencial nos ha contado: cómo vive el adolescente ese paso de dejar la niñez y asumir una incipiente adultez, el materialismo que implica el mundo adulto y la pureza que el adolescente debe rescindir para entrar en ese mundo que inevitablemente lo espera, y finalmente la impotencia de Holden por no poder cambiar esas reglas dadas dentro del crecimiento de una persona. Eso nos introduce en el planeamiento de que quizás, si nos lo proponemos, además de ser adultos responsables y funcionar dentro de una sociedad condicionante, además de asumir compromisos netamente adultos, además podemos no olvidarnos lo hermoso, lo simple, lo espiritual que conlleva la niñez y entonces, tal vez podamos matizar la realidad que nos circunda con ese halo de pureza elemental con que nacemos sin usarlo como sistema de canje para dejar de ser niños y convertirnos en adultos.
Algún día la humanidad entenderá que ser un humano significa el sabio equilibrio entre niño y adulto ese que solo el adolescente tiene por un tiempo limitado y entonces ese día seremos muchos más los que engrosemos las filas de Holden para convertirnos en un guardián más entre el centeno.
Tomo las palabras de Holden cuando nos dice: Los libros que de verdad me gustan son aquellos que al acabar de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarlo por teléfono. Ojalá Salinger viviera, ojalá pudiera llamarlo por teléfono para contarle que su libro es un clásico que superará los límites de cualquier época, porque mientras lo material pugne por sobrepasar lo espiritual seguiremos embanderando a Holden en las primeras filas para luchar contra ello.
El Guardián en el centeno es esas joyitas que llamamos clásicos ya que no habla solo de Holden (su protagonista) sino de todos nosotros convertidos en Holden luchando por un mundo más real.

Un clásico que superará los límites de cualquier época, porque mientras lo material pugne por sobrepasar lo espiritual seguiremos embanderándonos tras Holden en las primeras filas para luchar contra ello.
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Guille63
 01 June 2023
Ustedes conocen el síndrome de Stendhal, pues Holden Caulfield, narrador y protagonista de esta historia, bien podría perfectamente prestar su nombre a ese sentimiento de emoción extrema que él mismo experimenta ante un acto de verdadera bondad, más si proviene de un niño, pues no se puede dudar de la sincera bondad de un niño bondadoso (Salinger subestima la mala baba de los niños tanto como sobrevalora su felicidad). Un síndrome que tiene su cruz en el sentimiento contrario que experimenta al ser testigo de la hipocresía, el fingimiento y la petulancia con la que actúan los adultos en su mundo insustancial y egoísta.

“Me paso el día imponiéndome límites que luego cruzo todo el tiempo.”

Y entre esa niñez y esa adultez anda Holden, expulsado nuevamente de un colegio, cabreado con su hermano mayor por haberse vendido al cine de Hollywood y abatido por la muerte de su hermano Allie, “el muchacho más simpático, inteligente y entrañable del mundo”. Tampoco es que esté muy contento de sí mismo, condición más que suficiente para odiar a todos, aunque no soporte estar solo, y hasta para dudar de sus propias intenciones, por muy buenas que estas sean.

“… si de verdad te pones a defender a tíos inocentes, ¿cómo sabes que lo haces porque quieres salvarles la vida, o porque quieres que todos te consideren un abogado estupendo y te den palmaditas en la espalda y te feliciten los periodistas cuando acaba el juicio como pasa en toda esa imbecilidad de películas? ¿Cómo sabes tú mismo que no te estás mintiendo? Eso es lo malo, que nunca llegas a saberlo.”

Holden encarna como nadie al adolescente que no sabe quién es ni dónde encaja, que descubre un mundo, el de los adultos, que no le gusta y, lo que es peor, que no tiene solución.

“Eso es lo malo. Que no hay forma de dar con un sitio tranquilo porque no existe. Cuando te crees que por fin lo has encontrado, te encuentras con que alguien ha escrito un joder en la pared… aunque dedicara uno a eso un millón de años, nunca sería capaz de borrar todos los joder del mundo. Sería imposible.”

Holden es un Peter Pan que solo se siente a gusto entre niños, encarnados en su hermana Phoebe, a cuya protección frente a ese mundo horrible que está descubriendo dedicaría su vida.

“¿Sabes que me gustaría ser? (…) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos. Quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Solo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que caigan por él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Yo sería el guardián entre el centeno

Holden puede ser muy dulce, divertido, considerado, pero también un tocapelotas capaz de llamarte por teléfono a cualquier hora, de despertarte en mitad de la noche, de rondar incesantemente a tu alrededor como una mosca cojonera o, sin conocerte, de abordarte abusivamente con un desparpajo impropio de su edad. Es cobarde, mentiroso, bebe mucho, fuma más, querría follar, no solo follar, no aguanta halagos, todo le suena a falso, todo y todos le deprimen, todo el mundo es hipócrita, todo le saca de quicio o le fastidia o le revienta, todos son cretinos que no saben apreciar lo bueno y que se vuelven locos por lo malo… y al mismo tiempo, puede sentir una lástima insoportable por toda esa gente o echar de menos al más cretino de sus amigos al poco de separarse de él.

“…había como un millón de chicas esperando a su pareja: chicas con las piernas cruzadas, chicas con piernas preciosas, chicas con piernas horrorosas, chicas que parecían estupendas, y chicas que debían ser unas brujas si de verdad se las llegaba a conocer bien. Era un bonito panorama, pero no sé si me entenderán lo que quiero decir. Aunque por otra parte era también bastante deprimente porque uno no podía dejar de preguntarse qué sería de todas ellas. Me refiero a cuando salieran del colegio y la universidad. La mayoría se casarían con cretinos, tipos de esos que se pasan el día hablando de cuántos kilómetros pueden sacarle a un litro de gasolina, tipos que se enfadan como niños cuando pierden al golf o a algún juego tan estúpido como el ping-pong, tipos mala gente de verdad, tipos que en su vida han leído un libro, tipos aburridos..."

El libro es divertido, tanto como tierno y conmovedor, su lenguaje es muy fresco, directo y sencillo demostrando que la claridad de la prosa no está reñida con la complejidad de lo expuesto. Todos (casi) podemos recordar sentimientos parecidos, experimentar el síndrome Caulfield en algún momento, reconocernos en las peripecias de este inolvidable Holden Caulfield, que, por ello mismo, desde su aparición es el gran arquetipo del adolescente atormentado.
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Peter18
 18 September 2022
Me adentré en esta historia con pocas expectativas porque ya había leído antes un libro “retelling” de este y esperaba algo muy similar, pero me equivocaba. Fue una lectura que valió totalmente la pena.

El libro narra en primera persona, casi como un diario, la vida o, mejor dicho, un momento complicado en la vida de Holden Caulfield un joven de 17 años que ha sido expulsado, una vez más, del colegio o internado en el que se encontraba.

Teniendo casi la misma edad que Holden (creo que él tiene 17 y yo un año más), me identifiqué mucho con él, hasta me dio miedo por eso. Porque el chico está super deprimido y tiene un punto de vista del mundo muy triste y pesimista. siente demasiado y odia a todo el mundo, en especial a los adultos. Tiene miedo de crecer y no le gusta lo falso y lo superficial. Quizás las personas que nunca se hayan sentido así no lo comprenden demasiado y piensan que sus actitudes son raras o quizá insoportables. Gran parte del libro me la pase deprimiéndome porque la manera en la que él se siente perdido en el mundo, que por más que intente no logre conectar con nadie, es como yo me siento la gran mayoría de las veces.
Aunque vengamos de distintas épocas, contextos, y experiencias de vida me siento muy cercano a él. Me fue muy difícil despegarme de su mente después de terminar el libro porque lo que le pasa a Holden en cierta manera me pasó a mí. Se lo que se siente no querer crecer, no querer ser un adulto con millones de responsabilidades, y odiar a todo el mundo, sobre todo aquellos que pretenden ser alguien que no son tras una máscara.

Creo que en esta etapa de mi vida necesitaba este libro, siento que si lo leía de más pequeño o más grande no habría entendido un pepino lo que quería decir este muchacho y lo hubiera odiado, como muchos lo odian.
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Roseta
 03 April 2020
Inquieta. Así me he sentido leyendo esta novela. Llevaba tiempo sin notar esa angustia, esa sensación invadiendo mi cuerpo. Ha sido como una espiral en la que me iba envolviendo yo sola mientras leía. Nada hacía predecir eso que mi cabeza creía y mi corazón negaba; pero ahí estaban, una y otra peleando. Lo cierto es que esa sensación me invadió a mitad de novela. En la primera mitad, simplemente estaba convencida de que me gustaría poder hablar como lo hace el personaje, de no callarme ni una sola de todas las frases que dice. Él es esa personaje que lo cuestiona todo sin pensar demasiado en las consecuencias. O tal vez sí, pero las asume. Acepta que no va a permitirse asumir lo que los demás le marquen si no es lo que él quiere. El problema, casi en esa mitad, es que no siempre es posible y que, a veces, las consecuencias de esas decisiones no te arrastran solo a ti. Creo que el personaje lo descubre, tarde; solo cuando ve que hay alguien que lo ama con locura y que es capaz de seguirle en esa vorágine que solo él entiende.
Por eso, tal vez, decide que es mejor dar un paso atrás. ¿Es mejor? La solución final, la de los adultos, es no aceptar que Holden es sincero, con lo que siente, con lo que quiere. Ojalá los adultos recordáramos más a menudo lo que dijimos, sentimos, pensamos cuando éramos niños, adolescentes rebeldes. Quizá, así, habría otro final, otro lugar en el que nuestro protagonista se sintiera tranquilo.
Leí esta novela hace treinta años. Recordaba que ese libro lo tenía en la estantería como uno de esos que me marcó. ¿Qué recordaba? Nada. Que me había gustado mucho en su momento. Una sensación de que es una de esas novelas que hay que leer. No quise dejar pasar este tiempo de calma para volver a él, para revivir sentimientos. Creo que esta lectura no se parece en nada a la que hice cuando, casi adolescente, me obligaron a leerla en el instituto. Me da que por aquel entonces me sentía identificada con ese chico, poco más. Ahora, con el paso de los años, no es que me sienta identificada, es que siento envidia de las cosas que somos capaces de decir cuando la edad nos lo permite; y me siento traicionada (por mí misma) al ver que hacerse mayor implica callar quién sabe qué sentimientos.
Cada frase me ha impregnado el cuerpo de literatura; una escritura, quizá extraña, pero valiente. Escrita en segunda persona te increpa desde el primer renglón. El tú te obliga a estar, o no, con el personaje. A seguirle, a desear que alguien le entienda, que comprendan que él es así y que mentir, asumir que “lo normal” no es lo que hay que aceptar, que tal vez no es tan aconsejable. Esta novela increpa a una sociedad, a los jóvenes, a los adultos, a los profesores, a los alumnos. Una novela de crítica social que te deja, dicho coloquialmente, muy tocada.
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julycbooks
 29 May 2021
Es extremadamente difícil hacerle honor a un libro como este, que ha marcado tanto la literatura y la cultura popular. Por si sirve de algo, es la puntuación más alta que he dado en meses, así que eso debería decirlo todo. Bien, pero no lo dice todo. Debo explicarme.

Probablemente lo que más valoro de este libro es su permanencia en el tiempo. En partes me es difícil creer que haya sido escrito hace ya más de setenta años. Representa tan bien al adolescente, a sus caprichos, a sus contradicciones, que pase el tiempo que pase, el libro seguirá siendo recordado. Pero, además de eso, seguirá siendo entendido. El problema que suelo tener a veces con los clásicos, es que se me hacen ajenos a mi realidad, y aunque eso no sea algo malo, no disfruto igual de la lectura. Con El guardián entre el centeno , he podido perderme entre sus páginas y olvidarme de que era un libro escrito siete décadas atrás, ya que me sentía de alguna forma identificada.

¿Identificada con quién? Con Holden. Algunas de las críticas negativas que he leído de este libro dicen no conectar con el personaje de Holden, o que prácticamente lo han detestado. Yo, sin embargo, quizás debido a la edad que tengo, he podido reconocer en él actitudes o pensamientos míos. Y no es que yo sea como Holden, en el sentido del tabaco, el alcohol, su cinismo, y lo malcriado que es, es más, yo sería todo lo contrario, pero hay algo en esa forma de ver el mundo que tiene él que es similar a la mía. Es difícil encontrar gente sincera con la que valga la pena estar, y a veces siento que odio todo y que no sé a dónde me dirijo. Y no tienes que ser como Holden, ni siquiera tiene que agradarte Holden, para comprender ese sentimiento.

En cuanto a la trama, la verdad es que si lo piensas en frío no es que haya mucha que explicar. Todo trata de estar en la cabeza de Holden mientras él te cuenta lo que pasa en el transcurso de unos días luego de que lo expulsen otra vez de la escuela. No quiere volver a casa para enfrentar a sus padres, por lo menos hasta que sea inevitable, así que decide matar en tiempo en Nueva York. Como bien aclara al principio, no se detiene mucho a contarte un antes ni un después, todo lo que sabemos de su vida además de aquello está escondido por allí, nunca contado con la intención de ser algo directo.

Y los personajes. Ah, los personajes. de Holden ya he hablado bastante, pero se podría hablar mucho más. Podría ponerme a analizar su relación con el sexo, con la religión o con el dinero, pero de esos análisis ya hay muchos. Simplemente diré que es complicado de entender a Holden por completo, a lo largo del libro hay muchísimas partes de él, pequeñas frases que pueden pasar desapercibidas pero que contienen más significado del que crees en una primera lectura rápida; y los personajes secundarios son los que nos ayudan a comprenderlo. Aunque no sepamos en realidad mucho de ellos, creo que todos están allí para mostrarnos de forma indirecta cómo es Holden en verdad, más allá de lo él mismo te cuenta. Sinceramente, me parece increíble lo que el autor ha logrado hacer con Phoebe, todo lo que representa con su inocencia infantil pero su inteligencia digna de un adulto, y Ally, que a pesar de estar muerto antes del comienzo del libro tiene una impacto enorme en la vida de Holden. Y así pasa con el resto, profesores, compañeros, gente con la que se encuentra en el camino... todos representan algo de la sociedad de la época o del mismo Holden.

La escritura es una de las razones por las comprendo toda la polémica que causó y aún causa este libro. Es extremadamente sincera y directa. J. d'Salinger habla sin tapujos de temas como la prostitución, el tabaco o el alcohol de una forma que ni siquiera autores actuales se atreven. Y, como ya he comentado antes, sin demasiadas palabras rebuscadas ni pretenciosas, el libro está lleno de metáforas, frases y personajes que esconden un significado infinito que queda a la interpretación del lector.

Sé que este libro puede no ser para todos. Que sea un clásico no significa que lo sea. Pero a mí me ha calado hondo, creo que lo he leído en el momento indicado, y eso lo sé porque al terminar de leerlo, lo único que quería hacer era volver a empezarlo.

La sencillez de su trama combinada con la complejidad de sus personajes, la profundidad de su mensaje y su perduración en el tiempo, hacen de El guardián entre el centeno uno de los mejores libros que he leído.
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Citas y frases (60) Ver más Añadir cita
Peter18Peter1818 September 2022
No sé por qué hay que dejar de querer a una persona sólo porque se haya muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo.
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Peter18Peter1809 September 2022
Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberles conocido a personas que me importan un comino. pero supongo que si uno quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías de esas.
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GalenaGalena17 July 2018
Si realmente les interesa lo que voy a contarles, probablemente lo primero querrán saber es dónde nací, y lo asquerosa que fue mi infancia, y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y todas esas gilipolleces estilo David Copperfield, pero si quieren saber la verdad no tengo ganas de hablar de eso. Primero porque me aburre y, segundo, porque a mis padres les darían dos ataques por cabeza si les dijera algo personal acerca de ellos. Para estas cosas son gente muy susceptibles, sobre todo mi padre. Son buena gente y todo eso, no digo que no, pero también son más susceptibles que el demonio. Además, no crean que voy a contarles mi maldita autobiografía ni nada de eso. Sólo voy a hablarles de unas cosas de locos que me pasaron durante las Navidades pasadas, justo antes de que me quedara hecho polvo y tuviera que venir aquí a tomarmelo con calma.
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javier_vfjavier_vf23 August 2022
Con Jane era distinto. Íbamos al cine o algo así y en seguida nos cogíamos las manos y no nos soltábamos hasta que terminaba la película sin cambiar de posición ni darle una importancia tremenda. Con Jane ni siquiera tenías que preocuparte de si te sudaba la mano o no. Sólo te dabas cuenta de que eras feliz. Eras feliz de verdad.
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LiterariamaximeLiterariamaxime23 April 2018
¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (…) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.
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Vidéo de J. D. Salinger
Alianza Editorial da la bienvenida en este mes de octubre al hijo de uno de sus autores más celebrados y queridos: J.D. Salinger (1919-2010). Matt Salinger (1960) se ocupa junto con la viuda de su padre de la gestión de su legado literario, y visita España por primera vez para conversar con los lectores sobre la obra de su padre. En este encuentro en la librería Alibri (Balmes, 26), de Barcelona, el hijo de J.D. Salinger conversa con la escritora y directora de cine, Isabel Coixet, el escritor y guionista Bob Pop y con la directora editorial de Alianza, Pilar Álvarez. Con Matt Salinger celebraremos los 70 años de la aparición de Nueve cuentos (1953), el primer volumen de relatos publicado por J.D. Salinger, que contiene su pieza corta más célebre, «Un día perfecto para el pez plátano», de la que se ha dicho que fue «el anuncio de un nuevo sonido en la literatura estadounidense». También cumple una cifra redonda el último de sus libros, Levantad, carpinteros, la viga del tejado / Seymour: una introducción, que apareció hace ahora 60 años, en 1963. Desde entonces, J.D. Salinger solo volvió a publicar un relato en la revista The New Yorker. Hace por tanto 60 años del “apagón Salinger”: un silencio que se convirtió en una de las leyendas literarias más intrigantes de nuestra época, la del escritor que decidió renunciar a la publicación, a la fama, a las entrevistas y a las apariciones públicas, y recluirse durante el resto de su vida.
Alianza Editorial mantiene en su catálogo desde 1978, hace cuarenta y cinco años, la obra de J.D. Salinger, que se completa con Franny y Zooey (1961) y la más conocida, El guardián entre el centeno (1951).
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