El coleccionista de flechas

La historia comienza con el hallazgo de el cadáver de un vecino, Julio Ortega. La investigación corre a cargo de Laura Badía, oficial de policía y experta en criminalística. Sabe que en un pueblo que puede ser muy tranquilo, en ocasiones demasiado, éste puede ser el caso de su vida y el que la lleve a la cumbre de su carrera profesional. Sin embargo, la víctima pertenece al pasado de Laura, e incluso había tenido con él un encuentro hace unos meses. Laura sabe que si esta información se conoce podría ser el fin, ya que el vínculo la víctima puede influir en su trabajo y además genera un conflicto personal y profesional, por lo que sería apartada del caso más importante.
Los motivos por los que Julio Ortega ha sido asesinado no están muy claros, lo único que saben es que ha desaparecido un cuadro que contenía una serie de flechas que estaban enmarcadas para tenerlas de exposición en casa. ¿Quién ha asesinado a Julio? Pero ¿por qué unas flechas?
Parece ser que estas flechas no son unas flechas cualquiera, sino que son unas flechas muy valiosas que pertenecen a una colección especial del arte lítico tehuelche, las cuales tienen un gran valor económico.
Es la propia Laura quien nos cuenta en primera persona toda la historia. Por tanto tenemos un lenguaje sencillo y en ocasiones muy directo que hace que la lectura sea más rápida, con diálogos que fluyen como si fueran escenas de la vida cotidiana. Sin embargo, sólo vemos el punto de vista de Laura, por tanto, hay cosas que el lector no sabe.

En cuanto a los personajes destacan:
Laura Badía, es la protagonista. Oficial de policía experta en criminalística. Muy perfeccionista en su trabajo, volcada en él pues es su pasión. Una persona con inquietudes, inteligente, de una personalidad fuerte. Una luchadora que se esfuerza el doble para conseguir ser bien valorada en su trabajo donde domina el género masculino. Es curioso las piedras que le van saliendo en el camino, ya que nada ni nadie es perfecto y hay cosas que no salen bien. Por lo tanto no estamos ante un personaje en el que todo le sale a la perfección, sino que, como todo en la vida, hay cosas que salen bien y otras que salen mal.
Alberto Castro, experto y reconocidísimo arqueólogo. Es avisado por la jueza Isabel Moreno, para que ayude a Laura a investigar todo el asunto de las flechas tornasoladas, las cuales son de gran valor.
Otros personajes son el comisario Lamuedra, el suboficial Debarnot, la jueza Isabel Moreno, el forense Luis Guerra


Como todas las novelas de Cristian Perfumo, la acción transcurre en la Patagonia argentina. Es curioso como el autor transporta al lector a estos increíbles lugares, haciendo que éstos sean también protagonistas dentro de la propia historia, destacando como escenarios que impresionan al lector. Es el caso del espectacular Glaciar Perito Moreno.
"El coleccionista de flechas" comienza de forma rápida, pues ya al principio nos encontramos con la víctima y el comienzo de la investigación, a la cual se une un experto arqueólogo, debido a la importancia de las piezas desaparecidas.
A pesar del rápido inicio de la trama, ésta se desarrolla de forma pausada, en donde la protagonista se encuentra con obstáculos, falsas pistas, que hacen que todo el proceso policíaco sea más complicado. Sin embargo, y a pesar de todo, las piezas van encanjando poco a poco, de forma sutil. El autor va creando un misterio alrededor de todo, especialmente, alrededor de las flechas desaparecidas, dicho misterio hace que el lector también vaya creando sus propias conclusiones, las cuales van a ir cambiando con los giros de la trama.
Es curiosos como en el capítulo 10, el autor hace alusión a su tercera novela "El cazador de farsantes".

Es muy interesante la historia que rodea a las flechas tornasoladas, a través de las cuales conocemos la historia del arte lítico tehuelche y el patrimonio arqueológico que tiene esta parte de Argentina, y esto, es un plus dentro de la trama.

"El coleccionista de flechas" es una novela policíaca a modo de thriller, de lenguaje sencillo, con diálogos que fluyen sin ser forzados, por lo que su lectura se hace muy rápida. Bien escrita, estupendamente documentada y con unos escenarios maravillosos. Es una novela que sin duda recomiendo a todos los amantes del género.
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Una vez más conocí este libro a través de reseñas positivas en varios portales. Además, el autor parecía bastante campechano y accesible para sus lectores, así que ese buen rollo me animó más a leerlo.
La historia del relato en cuestión es interesante, el libro se lee rápido gracias al la forma en la que el autor narra los hechos, los capítulos cortos, y una trama fácil de seguir. Pero quizás es esa simplicidad en la trama la que hace que el desenlace se vea venir desde mucho tiempo atrás, y que incluso aunque no se adivine, no sea muy impactante de todas maneras.
Leeré la segunda parte de la biología para ver que ocurre con el elenco principal de protagonistas, más que por tener mucha ilusión en encontrarme algo espectacular. Espero llevarme una sorpresa, nunca se sabe.

Esta novela, de poco más de 250 páginas, es recomendada a todo aquel que quiera pasar un rato entretenido, aprender un poquito más de una zona exótica y desconocida como es La Patagonia Argentina, y del pueblo tehuelche, algunas de sus costumbres, como tallaban sus flechas y la importancia que tuvieron.

Todo empieza con el aviso de un policía que ha encontrado un cuerpo de un vecino del pueblo muerto en su domicilio. A partir de ahí será Laura Badía la que se encargue del caso, que curiosamente tenía un lazo de unión con la víctima, aunque lo oculta a sus superiores para que no la desliguen del caso que se convierte en algo personal para ella, tanto es así que con tal de resolverlo se saltará algunas reglas y hará cosas que no son políticamente correctas para descubrir qué ocurrió. al visitar la escena del crimen, se dan cuenta de que ha desaparecido un cuadro con unas flechas que a priori no saben de qué se trata. Laura encuentra una flecha que se ha desparramado debajo de un mueble. A partir de esa flecha comenzarán a investigar, ya que ahora se trata de dos crímenes lo que tienen entre manos: un asesinato y un robo, puede ser que estén relacionados, pero también pueden haberlo cometido dos personas distintas.

Este pueblo de la Patagonia fue muy conocido por sus flechas y lanzas, que tallaban totalmente a mano, siendo muchos los coleccionistas de las puntas de flechas que se podían encontrar en los lugares que ellos habitaron. Esta parte de la historia de la Patagonia Argentina que es real, le sirve al autor como punto de partida para organizar una trama de robos, persecuciones e investigación que nos mantendrá entretenidos, aunque tengo que decir que no me ha tenido absorvido como algunos thrillers que os he traído al blog, pero tampoco creo que tuviera esa pretensión. Simplemente nos entreteniene, nos muestra una historia y aprendemos más de toda esta cultura, que no conocía para nada antes de tener este libro entre mis manos. Con eso para mí me vale para recomendarlo.

Una cosa que me dejó un poco "trabada" al principio fue que claro, hablan argentino, y si es curioso de oír, más curioso es de leer. Pensaba que eso le iba a quitar intensidad a la historia, ya que no se me iba a hacer tan cercano, pero la verdad es que no ha sido así, incluso el autor ha sabido sacarme una sonrisa con expresiones típicas argentinas, y con otras chanzas y bromas y guiños durante el transcurso de la novela.

También ha sido interesante ver el desarrollo de la investigación, algo que siempre os digo que como apasionada de la novela negra, como se iban atando cabos, como ya he dicho a veces siguiendo las normas y otras veces sin seguirlas pero creo que es algo habitual en cualquier investigación de este tipo, si no las investigaciones se estancarían durante siglos. Seguir a diferentes sospechosos, comprobar como incluso dentro de la investigación hay traiciones... Ha sido interesante y el autor ha sabido unirlo todo muy bien. En cuanto a los personajes, me ha gustado aunque podía haber profundizado algo más en ellos. Me hubiera gustado saber más cosas de la tía de Laura por ejemplo, que me ha parecido un personaje entrañable.

Cristian consigue sorprendernos en alguna ocasión pero en general, las cosas se pueden ir sospechando a lo largo de la lectura y no hay muchos giros argumentales, hay cosas previsibles pero es inevitable conforme vamos avanzando en las páginas del libro.

En general una lectura amena, con una historia interesante, que me ha gustado, y con un autor con el que repetiría.

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El Coleccionista de Flechas nos presenta a Laura Badía, que trabaja como criminalista. Se encontraba recogiendo las pistas de la escena de un caso cuando recibe la llamada para asistir a nuevo homicidio, momento que se inicia la trama de la novela. Tras recabar las pistas empieza la investigación para descubrir quién es el asesino. En la escena del crimen encuentran una pieza singular que ampliará el terreno de la caza de cualquier detalle importante. En esta investigación participan otras personajes destacando la de un arqueólogo que le ayudará a entender toda la historia que rodea a esa cosa que encontró.

El argumento El Coleccionista de Flechas es interesante. El hecho de descubrir el asesino y saber poco a poco sobre esas puntas de flechas seduce al lector para seguir leyendo. El personaje de Laura gusta por su seguridad y su simpleza. A pesar de los obstáculos que se le cruza, ella sabe que hacer sin dudar, que camino tomar a pesar de poner en juego su reputación. También esconde sus secretos.

La historia que envuelve las puntas de flechas es curiosa y atrayente, no voy a revelar nada porque le quitaría parte de la esencia de la novela. La narración es fluida y sencilla, lo que permite que nos adentramos en la trama al momento. Lo que destaca en El Coleccionista de Flechas es como el autor nos cuenta la evolución de la investigación paso a paso sin grandes sobresalto pero con entusiasmo, que es lo que engancha. Los capítulos son cortos, lo que facilita que la lectura sea rápida, porque te deja con ganas de saber que ocurrirá en el siguiente.

El personaje de la criminalista, Laura, y del arqueólogo, poseen una historia personal que se muestra en pequeñas dosis, pero que no profundizan, y lo eché en falta, porque busqué según pasaban los capítulos esa explosión de sentimientos que me hiciera sentir. Esperaba leer el pasado personal de ellos en algún momento con profundidad.
El lugar donde concurre la novela, Patagonia, una región llena de historia y cultura. En El Coleccionista de Flechas no acerca un poco a ella, mostrando en pequeñas descripciones que se mezcla bastante bien con el desarrollo de la trama.

Su final lo marco como algo raro, a pesar de que da una explicación coherente. No me esperaba que fuese así. Lo percibí extraño por el personaje que sale afectado, no por el motivo que llevas al culpable a cometer uno de los delitos.

Conclusión: El Coleccionista de Flechas es una buena lectura por presentar un asesinato atractivo. Por contener un componente secundario que esconde una historia fascinante (las puntas de flechas). Por sus capítulos cortos, que permite que su lectura sea fluida. Y por unos personajes encantadores que seducen al lector con sus actos.

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Dicen que el éxito de una buena novela policíaca con un crimen como ingrediente principal se fundamenta en un comienzo impactante unido a varios factores más que sean los causantes para que el lector se enganche a la trama. Aquí tenemos un lugar recóndito y cargado de cierto ambiente exótico, un misterio original, unos personajes peculiares y una protagonista interesante y muy próxima a lo que los demás entendemos por alguien que podría ser cualquiera de nosotros lo que le confiere un cierto toque de cercanía.

El brutal asesinato del empresario Julio Ortega en su casa de Puerto Deseado es la piedra de toque para un thriller con tintes localistas situado en época actual en la Patagonia argentina. La licenciada Laura Badia, criminalista y miembro de la Policía Local será la encargada de investigar el crimen del que fuera novio suyo en época estudiantil. Un finado y muchos cabos sueltos y otros tantos hilos de donde ir tirando para seguir pistas para resolver un verdadero puzle que el autor nos pone delante de nuestros ojos.

Una historia bien trenzada con un ritmo a medio gas que nos permite saborear sin prisas la trama que está hecha para ir pasando páginas sin querer desengancharse de ella hasta llegar al final. Una historia más trepidante en este caso y en estos parajes nos hubiera sabido a poco porque no es una novela larga y como suele decirse en estos casos, menos es más.

Con un personaje principal, nuestra heroína local, el resto serán secundarios con cierto protagonismo en su justa medida para hacerlos interesantes y algo en lo que Cristian ha encontrado el equilibrio y que me ha parecido muy acertado, sin extenderse ni profundizar en los personajes los convierte en atractivos, volvemos a reiterar en lo dicho, menos es más, al menos en este caso.


Algo de antropología, vocabulario local para principiantes y que le confiere un valor añadido para los que nos gusta aprender, ciertos toques de turismo y algunos guiños a su primera novela (esto me ha llegado al corazón por la manera que Perfumo lo ha tratado) y ese aire de caza tesoros que está presente en el Cristian Perfumo que yo conozco y he leído hacen de El coleccionista de flechas una historia que resuma complejidad y sencillez a la vez y que permite con total garantías invitarles a que conozcan Puerto Deseado y a este autor.

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