El chico que nunca llamó

La verdad es que la sinopsis me llamaba bastante la atención antes de adentrarme en la lectura de esta novela, a quién no le ha pasado que tiene unos días o una noche de pasión con alguien y luego desaparece? Cómo hay que reaccionar? Siendo pesadas y buscándolo hasta debajo de las piedras o pasando de todo? Pero y si estáis seguras de que es el amor de vuestra vida? Ni más ni menos que eso es lo que le pasa a Sarah. Nuestra protagonista ha salido de un divorcio y se está lamiendo las heridas, o no, porque la verdad es que casi se ha quitado un peso de encima, y se siente mal porque debería estar envuelta en llanto. La cuestión es que por circunstancias vuelve a unos días a Inglaterra (ella vive en Estados Unidos), y conoce a Eddie, un hombre que la vuelve loca. Su relación comienza de una manera muy tonta, pero no se pueden separar en una semana, que ella pasa en la casa de él y después de esa semana él se va de vacaciones a España, y hablan de irse a vivir juntos cuando él vuelva. Lo último que ella hace antes de irse a su casa y dejarlo preparando el equipaje es darle su Facebook. Y a partir de ahí Eddie desaparece y no vuelve a dar señales de vida.



Me gustan mucho los temas que trata la historia, ya que no es simplemente una historia de amor sino que va mucho más allá. Aunque en principio nos parezca eso y sea un poco lenta porque es la cosa de que los dos se conocen, se enamoran y hala!!! A su casa a convivir una semana, algo que nos puede parecer un poco irreal... La cosa se pone bien cuando se separan y él desaparece de la faz de la tierra. Me gusta mucho el uso de las redes sociales en esta novela, la autora sin duda ha aprovechado la actual era de las redes en las que no podemos pasar sin ellas, nos estresamos si nos dejan en leído, buscamos como cotillas a antiguos amigos en Facebook, y la ha usado muy bien para dar intriga a la historia. Porque hoy en día podemos contactar con quien nos de la gana, es imposible no controlar a alguien por sus redes sociales! Pero cuando le escribimos, lo ve, no nos contesta, y hace 10 días nos ha prometido amor eterno como nos quedamos? Conforme avanza la historia y se va entrando en ese juego la lectura va siendo mucho más potente porque al igual que a la protagonista empieza a matarnos la curiosidad de que estará pasando. Como digo, nos podemos poner muy en el lugar de la protagonista porque las redes sociales es algo que usamos a diario y sabemos como nos sentiríamos en esta tesitura.

En la novela se va hablando de un acontecimiento de la vida de Sarah que los lectores podemos imaginar, hacer conjeturas, y que descubriremos a lo largo de la historia, eso sí, os aseguro que os sorprenderéis porque habrá un giro tan radical en lo que ocurre que no nos lo esperaremos para nada, y que nos hará replantearnos todo el libro, los personajes, las actitudes, todo cambiará! Esto se agradece ya que estas sorpresas son las que hacen que una novela enganche, porque al principio parecía todo un poco Sensación de Vivir, con el chico que desaparece, la tonta enamorada, el amigo que no sabemos si es gay o no y las dos brujas malas que le hacían la vida imposible en el Instituto. Esto gusta, pero cuando ves toda la realidad es cuando alucinas y no puedes parar de leer!

La narración es ágil y fluída, quizás un pelín lenta al principio pero ya os digo que en breve llega el momento en el que Eddie desaparece y ya empieza la tensión y las elucubraciones y empieza lo interesante. Es fácil enamorarte de Eddie porque es un sol, quizás algo irreal jajajaja, no dudo de que existan hombres así pero yo no lo he encontrado (y eso que tengo uno al lado pero no es como Eddie). Es fácil empatizar con el sin vivir de Sarah, es fácil que la madre de Eddie te resulte tan fatigosa como a él, en fin se trata de personajes tan bien trazados que todos te producen sensaciones. Con notas de humor que se agradecen en medio de una historia con tintes de drama, es fácil reírse con las ocurrencias de la mejor amiga de Sarah y de su adorable hijo Rudy. Todo esto hace que la novela te encante y la leas sin descanso y te metas en el papel de la protagonista con todas tus sensaciones a flor de piel.

La estructura es sencilla. Se van alternando capítulos principalmente contados por Sarah, mientras que casi los últimos están contados por Eddie, y además aparecen mensajes que se han escrito por ambos en Facebook, aunque algunos están sin enviar, y además cartas dirigidas a Erizo, no sabremos quien es, ni quien las escribe, lo iremos viendo a lo largo de la historia. Son casi 400 páginas que dan cabida a mucho ene sta historia.

Para resumir, en este cóctel de amor, drama, intriga y emociones, no dudéis de que al final explotaréis en risas o llanto, porque los acontecimientos nos llevan a este estado. Se trata de una novela adictiva que es historia difícil de olvidar en la que se nos dice que pese a la perdida puede alcanzarse de nuevo la felicidad con la última persona que esperaríamos en la vida.
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Esta novela me ha sorprendido bastante, esperaba una novela romántica y me encontrado con una fusión entre una historia de amor y de misterio, y me encantó.

Me metí de lleno en tratar de adivinar cuál podría ser la razón del silencio de Eddie hacia Sarah. Después de haber pasado una semana maravillosa no tuvo noticias suyas, y me gustó seguir a Sarah en su interrogatorio y su búsqueda de la verdad y la respuesta a esta simple pregunta: ¿Por qué?

Al principio de la lectura me costó engancharme, no sabía dónde me llevaba y parecía bastante plana, además que en general se desarrolla muy lentamente. Pero una vez que pasas los primeros capítulos, te atrapa. al final, si somos pacientes, tenemos un buen libro, una buena historia bastante conmovedora.

En la primera mitad del libro, Sarah intenta descubrir qué le pasó a Eddie, por qué no ha llamado. Es un poco más divertida, más misteriosa.
La segunda parte del libro te desalienta. Es perfecta. Las piezas de este doloroso acertijo se unen y se te cae alguna lágrima. Una historia conmovedora, a veces desgarradora, pero sorprendentemente optimista

Me encantó el estilo de escritura de la autora, consigue crear un estado de tensión y expectativa que siempre te hace pensar en lo que vendrá después. Vamos descubriendo poco a poco la verdad, que yace escondida en capas y capas de dolor acumuladas a lo largo de los años, y esto hace que quieras seguir leyendo y pasas las páginas y devoras el libro casi sin darte cuenta. Todo es impredecible, cada página es una aventura y a menudo te sorprendes, ya sea de para bien o para mal.

Rosie Walsh ha escrito un libro intrigante, totalmente diferente de las novelas románticas que estamos acostumbrados. Es como un laberinto, la historia siempre te lleva por el camino equivocado. Hay docenas de caminos hacia la salida y comienzas todos llenos de esperanza y convencido de que ese es el camino. Justo cuando piensas que estás cerca, te encuentras con un callejón sin salida, de modo que sigas vinculado al libro.

Es muy fácil identificarse con los personajes. Sufres con ellos, independientemente de las decisiones que tomen, quieres estar ahí para ayudarlos, sin juzgarlo. Solo quieres que todos tengan un final feliz y tranquilo. Es una descripción realista adecuada del amor, el anhelo y la pérdida del dolor, y al mismo tiempo se entrelaza con temas como la esperanza y el perdón.

Muy recomendable. Es una historia de romance, pero con un toque de suspense, y eso lo hace una lectura especial. Si buscas una lectura ligera que mezcle romántica y misterio, te encantará.

Esta novedad me llegó como edición anticipada por parte de la editorial antes de su fecha de lanzamiento y tenía muchas ganas de ponerme con su lectura. al final se ha alargado un poco más de la cuenta porque tenía otras lecturas pendientes, pero la he leído igualmente sin haberme topado con ninguna opinión previa, así que he ido de nuevas en su lectura, sabiendo solo lo que decía la sinopsis y, bueno, aunque el resultado no ha sido finalmente tan bueno como esperaba, es una lectura amena y con una trama bien llevaba que atrapa sobre todo por el suspense.

El Chico que Nunca Llamó nos cuenta la historia de Sarah y Eddie y cómo en tan solo siente días juntos sienten que son el uno para el otro. Sarah es una mujer de éxito en Los Ángeles dirigiendo una organización de ayuda a niños enfermos y de vez en cuando regresa a Inglaterra, su tierra natal, para visitar a su familia y despejarse durante las vacaciones. Este año las cosas son diferentes, pues se encuentra en plenos trámites de divorcio, pero, cuando conoce a Eddie, Sarah vuelve a sentir que la felicidad podría estar otra vez al alcance de su mano. Pero tras esa maravillosa semana, el camino de ambos ha de separarse y Eddie le promete a Sarah que la llamará, que esos días juntos han sido los mejores de su vida y que la ama con locura. Sin embargo, esa llamada no tiene lugar y Sarah, negándose a creer que todo fue una mentira, hará todo lo posible para dar con él y asegurarse de que está bien.

Y así, nos adentramos en una trama donde Sarah, principal protagonista y voz narrativa, hará todo lo que esté a su alcance para dar con el paradero del amor de su vida. Pero, al mismo tiempo, la desaparición de Eddie la sumirá en un estado de ánimo del que ni sus mejores amigos son capaces de sacarla. Sarah vivirá empeñada en que a Eddie le ha sucedido algo, negándose a pensar que todo lo que Eddie le dijo eran palabras vacías para conseguir llevársela a la cama.
Cada paso que Sarah da para descubrir la verdad que se oculta tras la ausencia de señales de vida de Eddie la acercará aún más hacia un secreto mucho mayor, que le afecta de manera directa y que bien podría ser la causa de la estampida de Eddie. ¿Qué será?

Sarah es un personaje con el que he tenido mi tira y afloja. Es una mujer insegura y que se aferra a un clavo ardiendo. Su insistencia en reconocer que a Eddie le ha ocurrido algo, negando lo evidente, o lo más lógico en situaciones así, es de admirar y desesperar a partes iguales. Su persistencia es de quitarse el sobrero, pero también agota al lector tras insistir una y otra vez sin ningún resultado diferente. Pero también es un personaje que madura bastante y que carga con un peso enorme sobre los hombros. Así que he estado ahí ahí con su personalidad.
A Eddie, por otro lado, lo vamos conociendo a cuenta gotas, primero a través de la narración de Sarah y luego, en el tercer bloque de la novela, con su propia voz. de primeras es un hombre normal y corriente que se enamora perdidamente de Sarah nada más conocerla, pero las apariencias engañan y para prueba un botón. Eddie esconde a un hombre triste, desanimado y dolido con la vida. Así que ambos deberán trabajar juntos, y en la distancia, a olvidar hechos pasados, dejando atrás el odio y el rencor que pueda existir, pues la vida solo es una y hay que agarrar la felicidad cuando llega.

Como ya he dicho, la trama de la desaparición me ha atrapado mucho más que la historia de amor. El romance se toca de pasada, a través de los recuerdos de Sarah y, ocurriendo en tan solo siente días. el instalove es difícil de asimilar. Lo bueno es que la autora va mucho más allá de ese instalove, que es en lo que flojea la trama, y nos narra una historia dramática donde los personajes deben tomar decisiones cruciales y que afectan no solo a ellos mismos sino también a sus seres queridos. Rosie Walsh les plantea a los protagonistas un dilema difícil con sentimientos encontrados y decisiones que se deben tomar desde el corazón, aprendiendo a perdonar y olvidar.
El desenlace, por último, me ha dejado algo fría porque me ha parecido el camino fácil. Tras un dilema como el plasmado en la novela, me habría gustado algo más de bombo y no la solución rápida y segura. Quienes ya hayan leído la novela me entenderéis. Para los que no la han leído aún, lo descubriréis al final de sus páginas.

En resumen, 'El Chico que Nunca Llamó' es una historia de amor que se asienta mejor en el toque de investigación e incertidumbre en cuanto a la desaparición de Eddie, dejando al lector con la duda e interesado en seguir leyendo para descubrir la verdad: un pasado de dolor, un presente de culpa y un futuro que, aprendiendo a perdonar, puede abrir la puerta al final feliz que Sarah y Eddie se merecen.

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Aunque no me llamaba mucho la sinopsis porque me parecía en cierta manera un cliché habitual en la romántica contemporánea y no tenía muchas ganas de algo así en estos momentos, me apunté a un sorteo para participar en una lectura conjunta y fui una de las ganadoras, así que ya estaba claro que la iba a leer sí o sí. He ido retrasando su lectura hasta la fecha límite para la publicación de esta opinión, condicionada por la falta de interés que notaba tras la lectura de los primeros capítulos, pero una vez que me puse en serio y avancé en la trama, me sorprendió lo mucho que me estaba gustando. Mis sensaciones hacia esta historia dieron un giro de 360º para situarme en el mismo sitio pero con mucho más interés, atención y disfrute. Ha sido una historia maravillosa, dramáticamente atractiva, que juega con nuestra empatía como lector y que al final nos deja una sensación de que la vida nos traer lo peor y lo mejor y que siempre tenemos que seguir avanzando.



La novela está dividida en tres partes, de diferente longitud, y un total de 51 capítulos. Esta división es fundamental no solo en el devenir de la historia sino también en el camino que toman tus sensaciones sobre los personajes y lo que les ocurre, les ocurrió y les ocurrirá. Si os habéis parado a leer la sinopsis veréis que en principio parece muy básica: chica conoce a chico, pasan siete días juntos, se separan, prometen volver a verse y él nunca llama, dejándola destrozada; pero la realidad, que se nos irá desvelando poco a poco, a cuentagotas, con matices, es muy diferente. Sí que me gustaría que supierais que estamos hablando de una mujer y un hombre adultos, no de un chico y una chica de veinte años, esto es algo fundamental para entender el tono y carácter de todo lo que pasa.

Lógicamente no es difícil intuir que hay más de lo que nos dicen pero, a pesar de que al comienzo me costó entrar en el porqué de todo, hasta de mi propia motivación para continuar leyendo, fue a partir de la página 90 (sí, recuerdo el momento y así lo apunté en Goodreads) cuando mi atención lectora encontró el aliciente más que suficiente para devorar toda la historia y lo que rodea a Sarah y a Eddie, su encuentro y su desencuentro.

Sencillamente contada y de una manera inteligente, parece que no nos diga nada cuando nos dice todo. Narrada en primera persona, saltando entre el presente, el pasado, los recuerdos y otros momentos, aporta una inmediatez a la historia que al principio sorprende que parezca más simple de lo que realmente es. Cada uno de los personajes que aparece tiene su propia motivación en la trama aunque en algunos casos son meros espectadores y en otros tienen un papel fundamental. Hay que tener en cuenta que los conocemos a través de los ojos del narrador, lo que significa tener una visión sesgada de los mismos. El juego con el lector viene determinado por la acción de situarte en la posición de juzgar, asimilar, entender, comprender y, al final, aceptar, igual que ellos.



Si quisiera mencionar algo sobre ellos, os diría que Sarah es una persona compleja, triste, rodeada de una vida que se ha construido a pesar de ella misma, y de mucha soledad personal; y os hablaría de Eddie, de su manera de enfrentarse a su realidad y a su verdad, pero si lo hiciera os aseguro que traicionaría parte de la razón de ser de esta novela, y eso sería imperdonable. Os puedo decir que hubo un momento que casi me quedé sin respiración... bueno, dos momentos realmente.


Sí, es una novela encuadrada dentro de la narrativa romántica, con tintes dramáticos y la intriga en torno a un qué pasó, primero alrededor de él y luego alrededor de ellos; sí, es una historia maravillosa, sentimental y dolorosamente conmovedora; sí, tiene mucho de actualidad y muestra a veces humor, a veces dolor, a veces amor y a veces realidad; sí, es una novela que guarda una historia de esas que te apetece contar pero que debes callar; y, sí, es una historia que merece la pena descubrir y disfrutar.
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El chico que nunca llamó me resultó una historia muy curiosa, con un título enigmático y una sinopsis que apuntaba a que de su trama me podía esperar cualquier cosa y descubrir una trama que tenía todas las papeletas para sorprender al lector como finalmente me ha ocurrido a lo largo de su lectura.
Sara Harrington es una chica inglesa que dirige una empresa junto con su ex marido y según todo apunta la vida le sonríe. Es atractiva, su trabajo es muy reconfortante, le deja buenos ingresos y viaja por todo el mundo dando conferencias. A todo lo anterior dicho se le puede sumar que ha conocido a Eddie y ha pasado con él, la semana más maravillosa de su vida. Aunque ella vive en California y Eddie en Inglaterra, lo que ha surgido entre ellos es tan fuerte como para pensar que su relación no es flor de un día. Él tiene que partir para unas vacaciones que tenía programadas en España con unos amigos pero promete llamarla mientras estén separados. El problema es que Eddie nunca llamó y si queremos disfrutar de esta novela creedme si os digo que hasta aquí puedo contar.

Podréis imaginaros que Sara y cualquiera que viviera esta situación comenzarían a hacerse mil preguntas sobre qué es lo que ha pasado, sobre si a Eddie le habría ocurrido algún desgraciado accidente o por el contrario todo ha sido un engaño de alguien que se ha aprovechado de ella esa semana. Aunque habrá los que aún vayan más allá y tengas teorías más conspiranoicas como me ocurrió a mí. Reconozco que mi idea era buena pero no me acerque ni de lejos.

En parte, El chico que nunca llamó es una historia que en cierta medida todos hemos vivido alguna vez, llena de sentimientos que todos hemos tenido y de acciones que en mayor o menor medida lo que nos sentimos identificados con la trama hemos hecho. Por amor se cometen locuras, pequeños gestos que pueden parecer absurdos y que en su momento fueron las soluciones más lógicas que teníamos a la mano. Quién no ha dado un rodeo alguna vez para pasar por la calle de aquella persona que nos gustaba para ver si en un momento fugaz conseguíamos verla.

Una historia llena de giros y algún que otro callejón sin salida, que por momentos nos confundirá en ciertas suposiciones, creándonos angustia por saber que ocurre y cómo terminara todo. A pesar que hay momentos donde el ritmo decae y entra en capítulos donde para mí no ocurría nada, la autora con cada giro consigue volver a reenganchar al lector vagón del interés demostrando que llegar al final de la narración es necesario.

Destacar a los personajes Sara y Eddie, dos protagonistas que inevitablemente nos convertirán en jueces involuntarios de toda su historia y su comportamiento. Me gusta mucho la posición en la que Rosie Walsh sitúa al lector, testigo directo de hechos donde uno reflexiona constantemente hasta donde llegaría por amor. Para mi gusto he echado en falta algo más de chispa en el personaje de Sara, sobre todo a raíz de que en la segunda parte conociera a Eddie y cuyo papel hizo que casi sin darme cuenta eclipsara al de Sara.

Salvando esos momentos valle donde esperaba un poco más de acción, los giros y sucesos que ocurren a lo largo de toda la novela consiguen una trama interesante y llena de momentos de reflexión sobre los personajes y nuestras propias historia. Sin sin lugar a dudas es un libro que salvando las distancias, cualquiera puede encontrar momentos vividos por uno mismo. Un drama (esperaba que iba a encontrarme una historia con ciertos toques de comedia) que pide a gritos una película.
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