El Retrato de la señora Charbuque

De vez en cuando te encuentras con esa clase de novelas que deseabas leer de una tirada. Hay libros que necesitan unos días para llenarte de ellos, pero hay otros que, por su historia, necesitas llegar al final a ser posible ese mismo día o, como muy tarde, al siguiente.

No tiene por qué ser una gran novela, en plan la mejor novela que me he leído nunca, no, pero tiene ese embrujo que necesitabas leer.

El retrato de la señora Charbuque para mí lo tenía, un misterio difícil de dejar para otro momento. Estaba cansada y me dolía la vista, pero me negaba a cerrar el libro. No, no es un misterio misterioso, como diría un amigo mío, a lo Dan Brown, aquí en verdad había algo que se te escapaba. Estaba convencida que leyendo un poco más, otro capítulo más, lo averiguaría, pero la historia avanzaba y yo seguía sin ver qué escondía el autor. ¿Sabéis?, es de esos libros que me hubiera encantado leer en su idioma original, porque sé que al traducirse se perdió mucha de su calidad y es una pena, hay una palabra mal traducida, pero, bueno, la historia es la que es y el autor no tiene la culpa de esa traducción.

Un retratista llamado Piero recibe el encargo de pintar a una mujer. Esto no sería nada misterioso para un pintor, salvo que no debe verla. Su misión es imaginarse como puede ser por las cosas que ella le cuenta tras un biombo.

Mientras tanto, en la ciudad aparecen unas victimas que expiran mientras sangran por los ojos. La enigmática mujer, como si de una Sherezade de las mil y una noches se tratase, le irá narrando cada día una maravillosa historia de, lo que dice, fue su vida. Incluso le contará un cuento no sé si real o inventado por el escritor, pero tremendamente terrorífico. Personajes realistas creados de forma magistral, siempre acompañados por olores que los situarán en un ambiente del cual no necesitaras imaginar nada, su autor hizo ese trabajo por ti, para que tú solo leas y leas y leas.

Un medallon que guarda dos copos de nieve idénticos, infancias que pueden marcar el resto de una vida .

Una historia dentro de otras historias con buenos trozos de humor que dan un respiro a la angustia de la que se rodea toda la novela. Un buen trabajo imaginativo , su autor en verdad nos dejó una de esas historias que necesitas leer, que necesitas devorar para volver a creer que los libros esconden magia, palabras que te llevan, sin darte cuenta, a no querer cerrar el libro. Con ese final simple, pero inolvidable. . No es la mejor novela que he leído nunca, pero sí es una que recordaré y regresaré a ella dentro de unos años; y ojala la haya olvidado para disfrutarla de nuevo como la he disfrutado esta vez.