El Cielo Oblicuo

Libro brevísimo e imposible de encajar en un género. Diario, narración, reflexión íntima, corriente de conciencia... Se trata de la voz desgarradora de una mujer que no puede ser madre, hecho que no solo la golpea una y otra vez psicológicamente, sino que entra en conflicto directo con una educación y cultura enfocada en la casi obligación y necesidad de ser madre. El no-hijo pone de manifiesto que no estamos preparadas para asumir que quizá no podamos ser madres (o no queramos). Casi no existe discurso de la mujer no-madre y, por tanto, la no-madre queda desamparada, en un no-ser que la reduce al mínimo. La autora emplea referentes (Clarice Lispector, Carmen Martín Gaite, Sylvia Plath...) con quienes identificarse y que le sirven de modelo y reflejo de su propia condición. El epílogo, por otra parte, aporta un contrapunto muy interesante, en ese caso, la relación de una madre y su hijo, en la que está se ha desvivido, como se suele decir.

Desde niñas se nos 'inculca' el deseo de ser madres. Nos regalan muñecos para que los cuidemos y vayamos aprendiendo, en el patio del colegio jugamos a papás y mamás… Llegas a una edad adulta y eso no cambia, "¿y el bebé para cuando?" ¿cuántas veces te has enfrentado a esa pregunta tan incómoda? Llega el momento, deseas con todas tus fuerzas tener un bebé, ya te ves con él en brazos y te comunican que es imposible, que no puedes ser madre. ¿Qué se te pasa en ese momento por la cabeza? Esa noticia te cae como un mazazo, te rompe los esquemas, te rompe por dentro.
Belén García Abia se abre en canal en su breve y doloroso libro, El cielo oblicuo. Plasma su propia experiencia de una forma que va desgarrando al lector, llena de rabia y de ferocidad. Es imposible hablar de este libro, no se le puede hacer justicia, es imposible plasmar en estas palabras todo lo que transmite esta lectura. Es una patada en el estómago, un dolor que perdura ya que no se va cuando terminas la lectura.
Terminé de leer el libro y me quedé ausente, perdida en mis pensamientos. Estaba llena de impotencia, de rabia, de temores, de dolor. Llena de esa ferocidad que nos enseña la autora. Belén ha dejado una huella increíble en mi y sé que esta lectura me acompañará siempre. Me acompañará como una espina de una rosa, un recuerdo bonito pero que duele tremendamente.
Haced el favor de leer este libro, dadle una oportunidad.
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