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“Si sois afortunado en el juego, deberíais sacar provecho de ello y colocar a un interés decente el dinero que ganáis, a fin de encontrároslo algún día. Quisiera yo saber, para no referirme a lo demás, de qué sirven todas esas cintas con que vais cubierto de pies a cabeza y si media docena de agujetas no bastan para sostener unas calzas. ¿Es muy necesario gastar dinero en pelucas cuando pueden llevarse cabellos propios que no cuestan nada?” ~ El avaro de Molière. Tercera comedia en formato teatro que leemos en #ClasicosFlash y he de decir que es la que menos me ha llamado la atención. No se trata del argumento, que es bueno, ni de los personajes, que son todos fantásticos, en la línea de la comedia de Moliere; creo que el problema ha sido que las otras dos obras me gustaron tanto que quizá esperaba más de El Avaro. Además, es que me ha parecido que tanto El médico a palos como El enfermo imaginario tenían un trasfondo de crítica que no he encontrado en esta en la misma intensidad. La obra narra el enredo que se forma en la casa de Harpagón, un hombre de 60 años -considerado “viejo” para aquella época- cuando sus dos hijos, Cleanto y Elisa, están en edad de casarse. Elisa, enamorada de un joven mientras que su padre tiene pensado casarla con un rico viudo; y Cleanto, de la joven Mariana que, al mismo tiempo, está en el punto de mira de su padre, pero no como esposa de su hijo sino como esposa propia. Un enredo de amores y de dinero porque si algo marca las decisiones de Harpagón es precisamente su avaricia. |
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