El luto de los gigantes

En El luto de los gigantes, novelada basada en hechos reales, nos damos de bruces con la historia de Amparo (tía-abuela del autor), miliciana republicana, viuda, madre y luchadora infatigable.
Amparo se vio abocada a abandonar su Málaga natal por la carretera de Almería, en uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil en dicha capital, conocido como la "Desbandá", en la que miles de civiles y milicianos emprendieron su huída tras quedar abandonados a su suerte, ya que los primeros en dejar la ciudad fueron las autoridades civiles y militares. Fue una masacre con bombardeos por mar y aire sobre una población desvencijada y famélica, pero no falta de agallas y de valor por hallar una nueva oportunidad y mantenerse firme en sus creencias.
Pero Santos Moreno no dedica su novela a contarnos lo malos que eran unos y lo buenos que eran otros, en una guerra civil, donde tantos inocentes pagan sin tener culpa, es complicado decir que algún bando es justo.
Santos Moreno, con una maravillosa prosa poética nos adentra en los barrios de aquella Málaga con olor a salitre, nos pasea y nos hace partícipes de escenas costumbristas de la época.
He quedado prendada de esa forma suya de asociar aromas y sabores a personas y situaciones, es algo que me gusta practicar y me ha encantado encontrarme con ello a lo largo de la novela.
"Se sumergió en ella y aquel beso el supo a sal y biznaga"
"Se inclinó para volver a besarla y aspirar de su piel café, jabón y esperanza"
"La tarde, con un fuerte olor a desgracia, caía en un sol incompleto que se apagaba"
La trama central gira en torno a una gran historia de amor, la de Amparo y Pepe, el de María la Niña, aquel que un día le dijo al oído que no le importaría vivir agachado para que ella no se quedase sin besos.
Y gira también alrededor de Consuelo, hermana de Amparo, con un corazón cándido que nunca se cansaba de ser amable y delicada. Consuelo, que no huyó, que permaneció en Málaga, pero eso poco importaba en aquella época, donde si un familiar tuyo en primer grado huía, la rueda de la represalia se ponía en funcionamiento y tú, tenías que pagar por ello.
Nos encontramos con la Nada, que camina firme a tu lado, porque no me importa ser vista, para que tengas la certeza de que estás perdido. de tal forma la presenta el autor durante la lectura que te parece estar viendo la sombra del buitre sobrevolar tu cabeza.
Conocerás a la Vieja Zorra, que metida en su madriguera no dudará en intentar vender tu honra y tu alma al primer infecto descastado. Hay toda una danza de personajes, ninguno sobra, todos tienen su propia coreografía en esta historia.
Dentro de mi queda por siempre Amparo, "con su boca mediterránea y ojos de noche" con ese vestido suyo que "suspiró hasta el suelo", queda Consuelo y esa coquetería suya de "pellizcarse las mejillas para sacar algo de color y, con un par de mordiscos, sonrojarse los labios", y me quedo también con Pepe, que siempre tuvo "la paz de haber hecho lo mejor" y con la forma que Amparo y él tenían de besarse, con apremio, porque en esos días uno nunca sabía si "aquel momento podría ser el último en que probarían sus labios" y donde Pepe le "sabía a regaliz"