Don Juan de Austria, señor natural

Nuevamente me ha vuelto a sorprender gratamente László Passuth. Esta vez ha sido con la lectura de "Señor natural", la segunda entrega de su trilogía sobre el Siglo de Oro español; El dios de la lluvia llora sobre México (1939), Señor natural (1960) y Más perenne que el bronce (1965).

"Señor natural" no hace más que confirmar mi idea de que Passuth es uno de los mejores escritores de novela histórica, aunque haya sido injustamente olvidado y encontrar hoy en día algunos de sus libros sea tarea difícil.

En su trilogía sobre el Siglo de Oro español László Passuth manifestó su especial atracción por temas de la cultura y de la historia de España, logrando retratar de manera magistral la Edad Moderna española.

En "Señor natural" es la figura de Don Juan de Austria, hijo ilegítimo del emperador Carlos V y Bárbara Blomberg, la excusa perfecta para repasar la vida y reinado de Felipe II, hermano de Don Juan de Austria. En sus páginas Passuth hace un retrato casi cronológico del reinado de este rey, en cuyo reino no se ponía el sol. En él aparecen, a modo de cuadros, momentos y figuras importantes de la época; la amenaza católica, la rebelión de Flándes, el levantamiento de los moriscos en Granada, Lepanto, la Princesa de Éboli, Antonio Pérez, el secretario del rey, el cardenal Granvela, Juan de Escobedo, etc. Hasta Miguel de Cervantes se mueve por sus páginas en cierto momento.

László Passuth narra los hechos históricos con absoluto realismo y detalle, utilizando un lenguaje recargado, barroco, que, de ninguna manera, desentona. No inventa una historia, sino que imagina como se desarrollaron determinados momentos de la misma (igual hizo en sus otros libros). Él mismo autor reconoce al final de su obra que una novela histórica no puede ser idéntica a la obra del historiador, pero, sin embargo, debe cumplir siempre la condición de no falsear la esencia de la historia. Eso es lo que hace Laszlo Passuth y por eso mismo debería ser considerado uno de los grande de la novela histórica.

Incidiendo en el olvido en que se encuentra el autor húngaro y su obra, tengo que señalar la dificultad actual para encontrar sus libros. Los pocos ejemplares existentes sólo se encuentran en librerías de viejos o depósitos de bibliotecas, como el que acabo de leer. La edición que he podido utilizar es la de 1962, la primera publicada por el editor Luis de Caralt. El tamaño del libro, el tipo de letra, mínimo, y el desgaste de las hojas y tinta, me han obligado a una lectura lenta y cuidadosa, pero gratificante.

Laszlo Passuth merece una revisión de su obra, seguro.

Próximamente intentaré leer el libro "Imperia, cortesana romana", sobre el pintor Rafael y la Roma renacentista. El tema parece interesante, pero parece que tendré los mismos problemas que con el libro comentado.