Un fluido venenoso, invisible, indiferenciado, que acecha, ataca y mata. Penetra por cualquier hendidura que encuentre. O la genera para poder entrar y destruir. Es la muerte que prolifera como la vida en un orgasmo exponencial. Así es la condición humana que intuye Harwicz. Dionisíaca, homicida, implacable, aunque esté bajo siete llaves en la mayor parte de nosotros, los decentes, la sociedad civil, los ajustados al orden social. Como el estado de naturaleza de Hobbes. Como Adán y Eva expulsados del paraíso en el prólogo de esta masacre que es la historia de la humanidad. Por eso sus temas son terribles, por eso su narración tiene que ser breve, entrecortada, insoportable. Por eso intoxica como un mal viaje. Pero son esos mismos infiernos los que marcan el talento de Harwicz. Algo pudo ver. Claro que nadie puede saber si es verdad lo que vio. La visión mística de otro es de otro. Y es una visión. Su talento está en que logra escribirla. O que se escriba sola. Maquinal, “Lo que escribe uno no lo escribe” (p. 91) dice el degenerado con gramática rota. Es un verso infernal. Es la voz rusa que habla en la literatura de los formalistas. Harwicz satura su narración de versos en prosa que cortan cualquier continuidad, pero a la vez la sostienen. Son sus número primos o sus cortaduras de Dedekind. El final del libro casi lo arruina. No hacía falta esa frase porque ya estaba dicha. En la monstruosidad del degenerado y en la forma. Con fondo negro y letras rojas y música atonal, “Si ahora mismo empezara a matar gente no quedaría nadie vivo” (p. 124). Hacía falta algún remate, Ariana, pero quedó un poco teenager.
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Hablamos con la autora argentina afincada en Francia, Ariana Harwicz, con motivo de la publicación de su última obra, 'Perder el juicio'. Nos habla sobre la importancia del paisaje en las novelas y cómo el campo define la personalidad de sus personajes, de las relaciones filiales y del desfase que hay entre el hecho de ser madre y el de sentirse madre, sobre el tabú y tratar de escribir de lo que no se puede pensar y sobre los enemigos como parte esencial para la escritura, entre muchos otros temas.
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02:22 de nombres e identidades
5:25 El paisaje literario
8:21 Las relaciones maternofiliales
11:19 Lo inconcebible
13:38 Los enemigos
16:24 El escritor ante su época
19:12 Más allá de la literatura
21:42 Escribir es vivir
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