joseluispoetry15 January 2020
Hasta entonces no la había conocido de verdad. La encantadora niña pequeña se había desvanecido y en su lugar vio a una mujer joven, recelosa y curtida por derrotas u fracasos que él nunca se había detenido a valorar. Se dio cuenta de que la tristeza que se escondía tras aquellos ojos negros no era en absoluto impersonal. Se dio cuenta del primer brillo gris en sus cabellos lisos, se dio cuenta de que la amplia curva de su mejilla era la flacidez de la mediana edad. Se horrorizó de su propio egoísmo. Ahora, pensó, podría conocerla realmente y, como respuesta, ella empezaría a amarla.
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