Cuentos de la Colina de Watership

Hace tiempo leí “La colina de Watership” y quedé enamorada de Avellano y su hermano Quinto, ese conejo vidente. Ahora tengo la oportunidad de leer los cuentos que contaban en la madriguera y no voy a desperdiciar la ocasión de volver a Silflay con ellos. Ha pasado un año desde que tuvieran que salir corriendo de su madriguera por los sueños premonitorios de Quinto y aquí se continúa la trama principal.
Estructurada en tres partes muy diferenciadas, en la primera hay cinco de los cuentos tradicionales conejiles, que se cuentas unos a otros en los tiempos de descanso; en la segunda partes aparecen historias de lo que sería la mitología de estos peluditos, muchas de ellas basadas en El-ahrairah y en la tercera parte, una continuación de lo ocurrido tras la novela original.
Al tener todavía la anotación de las palabras en conejo y su traducción, esta lectura ha sido más fácil desde el principio y he podido disfrutar más (o sufrir más) con las aventuras. La última parte es la que más me ha gustado, porque el estilo es el que más recordaba y reencontrarme con Kehaar ha sido maravilloso. Cada personaje mantiene su esencia, pero es que él tiene un corazón tan grande que no le cabe en el pecho. Quisiera un libro sólo sobre sus peripecias.
Me ha encantado, todo lo que pretendía cuando conocí de su existencia, lo he tenido. Aconsejo su lectura a todos los que han leído la primera, porque hay cosas que complementa de una manera magistral.