Cuando el diablo se aburre

Al empezar una novela de terror podemos encontrarnos con el terror realista o sobrenatural. Con esa base nos vamos adentrando en su historia. ¿Pero qué ocurre cuando ambos conviven en el mismo libro? Nosotros los lectores que amamos este género, disfrutaremos el doble. Vamos a ser sinceros, queremos leer terror para pasarlo mal. No siempre ocurre eso, pero esta vez podéis estar seguros de que cerraréis el libro satisfechos.

Dicen que el miedo es algo lento, mientras el terror es un instante, preparaos para muchos de esos instantes que llegarán sin poder asimilarlos. Un thriller tenebroso que roza la demencia porque, dentro de lo irracional, como novela de ficción nos adentrará en dos épocas diferentes con hechos reales de la historia negra de España. El protagonista principal es Ezequiel, un escritor madrileño actual que escribe bajo un seudónimo de mujer. Tiene la oportunidad de escribir el libro que siempre deseó, el cual le llevaría al reconocimiento… Pero vamos a retroceder en el tiempo. Noviembre de 1993, en una carretera comarcal de Durango (Vizcaya), Alfonso Aguirre, Cabo de la Guardia Civil, detiene un todoterreno en cuyos asientos traseros hay un hacha manchada de sangre. Su conductor le dirá: Ella sigue allí…

En esta novela nada es lo que parece. No quiero confundiros, ni contar más de lo necesario. Es una historia que debe ser leída no para que nadie os hable de ella; la seguiremos en períodos temporales diferentes, sabremos del bombardeo en Durango durante la Guerra Civil. Una noche de marzo de 1937, un padre llegará a casa contando que el bosque le ha susurrado… Bastantes años más tarde, desaparecerán unas niñas mientras en el palacete conocido como La Casa de los Velasco, una masacre empapará el suelo de sangre y miembros humanos… Ahora, en la actualidad, nuestro escritor cree que ha llegado el momento de que alguien cuente la verdad de lo que sucedió.

Como ya os dije al principio estaremos ante sucesos reales, el bombardeo y la desaparición de las niñas que, sin poder evitarlo, aunque no se llamen igual y no sea el mismo escenario, pensaremos en ellas. Luego, lo inexplicable: las apariciones, fantasmas que arañan puertas, trozos de verdad terroríficos, de los que nos gustan, de esos que dices “no por favor, que no sea una pesadilla, que el protagonista lo esté viviendo de verdad”. Cualquiera que diga que los medios son imparciales o que difunden información verídica se engañá a sí mismo. Se crean “verdades alternativas” embelleciendo los hechos, ocultando información, manipulándola muchas veces, incluso llegando a favorecer intereses particulares. de esto Ignacio Cid Hermoso nos dará una magistral lección en la novela.

No sé qué hace el Diablo cuando se aburre, pero sí sé que va allí donde Dios ya no existe. Nos advirtieron que no debemos venderle nuestra alma porque él siempre viene a cobrarse el precio. No tiene prisa, sabe que es inmortal, su paciencia es infinita. No, repito, nada es lo que parece y todo lo es. Una historia de terror de verdad, donde hay una deuda que pagar. Donde lo humano, el criminal que siente placer torturando, quien paga por sentir el doble de ese placer por verlo, la leyenda urbana que más escalofríos nos causa, se mezclará entre aquelarres vascos y un bombardeo. Si esto os parece poco, encima el libro es una obra de arte visual con la corte infernal acompañando algunas páginas y varias láminas. Incluso recomienda música para ambientar la lectura del libro. Podéis buscarla, pero os digo ya que no hace ninguna falta, hay suficiente terror, pero suficiente.

El Mal existe. Esa tiene que ser la única explicación viable para poder entender este mundo que nos rodea. El ecosistema perfecto en el que los poderes de la oscuridad esperan ocultos, agazapados entre las sombras, añorando el instante adecuado para extender los dedos que activan los engranajes que desembocan en la locura. Tiene que ser ese Mal primigenio lo que explique nuestro día a día ya que, la alternativa a eso, es aun más aterradora.
Esta novela de Ignacio Cid Hermoso apuesta por presentarte una serie de hechos que, inevitablemente, estremecen. Y lo hace apelando al recuerdo colectivo de unas pesadillas que sacudieron a todo un país destrozando su inocencia. La desaparición de las niñas de Alcacer y el inicio de la explotación mediática del caso, trayéndonos el recuerdo que supone la presencia de el hombre del saco y los terrores escondidos en la casa de al lado. Mucho se ha hablado de todo lo sucedido con las tres desgraciadas niñas, liberándose todo tipo de teorías, a cada cual más terrible, y generando en nuestra conciencia la sensación permanente de eso que todos llamamos miedo. Esta novela nos presenta una visión tan aterradora como la que todos hemos imaginado y, por desgracia, esa imaginación suele ser terrible.
A través de un thriller oscuro, nos acercamos a la figura de un escritor de relativo éxito que, en medio de una crisis personal, ve la posibilidad de investigar los estremecedores hechos que conmocionaron la ciudad de Durango. Todo parece indicar que tiene delante la oportunidad de su vida para poder dar un cambio de rumbo y poder así alcanzar el merecido reconocimiento al que aspira, pero los descubrimientos que va haciendo durante su investigación terminarán por cuestionar todas sus prioridades.
Y así nos adentramos en una historia que se va oscureciendo conforme avanzan las páginas, sentando las bases de un terror que resulta demasiado cercano como para poder negarlo. Sin embargo, el desarrollo de la novela va alternando momentos estremecedores con otros que se ven muy forzados. Hay ciertos puntos en la trama que resultan inverosímiles, llenos de esa extrañeza de que todo lo que está sucediendo no es más que una serie de carambolas sin sentido que tan solo están ahí para cumplir con los puntos de una novela sin mayores pretensiones. Pero toda esa sensación de improvisación va acompañada de un aroma inquietante que te invita a seguir adelante hasta que alcanzas el último tercio de esta pesadilla.
Genialidad o tomadura de pelo, es en ese tramo de la historia donde el autor emerge como el auténtico artífice de un puzzle que hará las delicias de los amantes de una de esas historias de horror que se te quedarán grabadas. Todo cobra sentido de un modo mucho más descorazonador y siniestro de lo que habías imaginado, teniendo que rendirte a la evidencia de que el Mal, el verdadero Mal, estaba ahí esperándote en cada una de las páginas, sabedor de que tenía todo el tiempo del mundo para que cayeras en sus garras.

El terror, ese género que tan bien funciona en la gran pantalla y que tanto cuesta de vender como libro, o eso dicen los que lo cultivan.
Con Cuando el diablo se aburre de Ignacio Cid Hermoso y publicado por Dilatando Mentes creo que el género lo tendrá un poco más fácil para abrirse puertas, pues nos encontramos ante una novela de terror muy bien planteada, muy bien trabajada, muy bien escrita. Espero que el boca a boca haga que las ediciones de esta novela se multipliquen y que la voz de un escritor como Ignacio, que hace años que sigo, tenga su lugar en el sitio que le corresponde.

La novela se engendra a partir de dos hechos reales, el bombardeo de Durango de 1937 y los crímenes de las niñas de Alcàsser de 1992. El primero, un bombardeo anterior al famoso de Gernika y casi igual de destructivo, pero mucho menos conocido; de este tendremos noticias claras durante la novela, pues se irán intercalando pequeños capítulos que lo irán mencionando. del segundo, no lo veremos directamente, pues es aquí dónde Ignacio Cid hace su gran trabajo de transformación para juntar las dos historias y hablarnos de los que nos quiere hablar, El Mal, creando la fábula de Cuando el diablo se aburre.

Casi siempre que hay datos reales dentro de las novelas me gusta investigar la historia tras la historia. de eso hablaba un artículo de Isaac Belmar de hace unos días, La historia bajo la falda de la historia, que os recomiendo leer. Pero esta vez casi no ha hecho falta preguntarle a Google, pues los anexos a la novela son lo suficientes ricos como para cerrar el círculo. Me han parecido igual de interesante los tres, pero quizás el último me ha abierto más los ojos al desmitificar un tema que durante la novela se tocará en los que veréis mucha sangre y de los que no quiero hablar más para que os los encontréis y así tengáis la misma sorpresa que yo.

«Él sabía que las personas podrían llegar a hacer cosas terribles. Cosas que ni la imaginación del más enfermo de los novelistas podría igualar jamás. Y esas cosas, a veces, no solo las hacían los hombres malos».

Os he comentado que el autor nos quiere hablar de El Mal, pero no de ese mal que todos podemos entender, sino de ese que nos cuenta de asimilar, de imaginar. ¿Por qué ha sucedido lo que ha sucedido? Nadie lo esperaba. ¿Qué hace que uno se comporte así? Para mí ese Mal da mucho más miedo que el que te puedes encontrar de frente.

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