Cuaderno de ornitología

Es posible que Eric Schierloh sea uno de los mejores poetas argentinos actuales. Desde un estado de total perplejidad logra concentrar en versos despojados la distancia y la proximidad de una visión que transforma el mundo. En este caso, el núcleo poético es una analogía. La relación entre pájaros y árboles como análoga a la relación entre las ideas y las subjetividades. El cuaderno de ornitología se transforma entonces en un inventario poético de ideas, impresiones, reflexiones, que se reconocen propias de la voz personal de Schierloh. Los versos primero hacen silencio, arrojan imágenes simples. Observaciones de pájaros, detalles telúricos, obvios, compactos, pero de golpe viene el resplandor, algo nuevo irrumpe y encandila. “La tacuarita / da saltos en la mesa / y entre un salto / y otro salto / caen imperios / y se levantan” (p. 55). Hay también una fusión de lo humano con la naturaleza cruel de la intemperie, del halcón peregrino de Baker, que le quita toda ingenuidad romántica, todo arrebato de inmadurez. Creo que es una lectura que sorprende en cada página, casi en cada verso. Hacia el final del libro hay traducciones del mismo autor de versos sueltos de varios poetas fuertes, H. D. Thoreau, W. Stevens, W. C. Williams, R. Carver, W. Whitman, entre otros, y de Herman Melville, que parece estar en el epicentro de la poética de Schierloh. Sólo dos inquietudes. Una, la repetición, es un libro que compila fragmentos de otros libros del mismo autor. La otra, la analogía. Es un buen recurso retórico-poético, pero no creo que sea uno de los óptimos. Lo que ocurre es que la arborescencia de recursos que operan en estos poemas supera el heurístico de la analogía, que a la vez se retrae hasta quedar como un camuflaje demasiado visible. “Lo más difícil de ver es lo que realmente está ahí” (p. 107), Schierloh cita al peregrino de Baker. Vale también como método de lectura de este libro.