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La verdad es que este libro es, a mi parecer, el más flojo que he leído de la autora hasta ahora, pero me ha gustado de todas formas. Eso sí, os digo que evitéis mirar el título del segundo libro de esta trilogía, porque es un spoiler como una casa. Odio cuando hacen esas cosas, de verdad. El problema es que esperaba bastante más de este libro, quizás iba con expectativas demasiado altas y me he encontrado con algo más normalito. Los puntos que me han hecho pensar eso son varios. En primer lugar, me ha parecido un libro muy predecible, sobre todo lo que tiene que ver con una traición, que vi venir desde el primer momento. Pero no solo fue eso lo que se imagina una y acaba acertando, sino básicamente la mayoría de cosas que ocurren en el libro, además de que la historia no me ha parecido nada del otro mundo, está algo vista ya. En cuanto a los faes, me recordaron mucho a los daimons de la saga Covenant, de la misma autora, pues ambos se alimentan básicamente de lo mismo, solo que unos de humanos y otros de los puros. También me ha parecido que Ivy quería tener un aire a Alex, la prota de esa saga, por su carácter peleón y sus contestaciones, pero se queda en un intento, pues no es tan genial como ella. Sobre los personajes, he de decir que me han gustado. Ivy es una buena protagonista, que pega antes de preguntar y es una cazadora de faes nata. Se hace la fuerte, y en realidad lo es, pero lleva muchos sucesos duros a sus espaldas que la hacen desconfiar y tener miedo. Creo que en ese sentido es muy humana, porque es normal que tras haber pasado por tanto, se cierre en banda. Ren me ha gustado, pero no ha llegado al nivel de otros protas masculinos creados por la autora. Es cariñoso, sincero y un buen chico, al que no le importa demostrar y expresar sus sentimientos sin medias tintas. Sin embargo, me ponía un poco nerviosa con algunas de sus frases, porque a veces iba a saco sin venir a cuento, cosa que en algunos momentos me resultó forzado. Eso sí, me ha gustado mucho que él deje claro lo que quiere y sea Ivy la que quiera ir más lento, con pies de plomo, porque en el fondo está asustada, cosa que suele ocurrir al revés en la literatura. Otro personaje que no puede faltar nombrar es Tink, un duendecillo adicto a los buñuelos y al azúcar, muy simpático, que tiene salidas buenísimas. Me he reído mucho con él, y tiene pinta de ser más importante de lo que parece. Otra cosa que es genial del libro es lo rápido que se lee, a mí no me ha durado nada. Esto se debe, por un lado, a que la historia fluye sola, es muy dinámica, y por otro, a la forma de escribir de la autora, porque es muy ligera e introduce diálogos muy vivos en la lectura. He notado, as u vez, que es un libro más adulto, con más escenas sexuales y un tono diferentes a las otras novelas que he leído de Jennifer L. Armentrout, y me ha gustado este nuevo toque. Enlace: http://adictaloslibros.blogs.. |
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