Carter & West

Va, voy a ser buena y no os voy a repetir lo mucho que me gustan los clásicos policíacos, que a estas alturas es más evidente que lo del color del caballo blanco de Santiago :). Lo que sí os digo es que me resulta complicado encontrar novelas contemporáneas que "huelan" a esos clásicos policíacos y que me parezcan creíbles. Ambientación, trama, narración, personajes... a los autores de hoy en día les cuesta reproducir o emular esas tramas blancas y elegantes de aquellos tiempos. Tramas en las que, además del crimen o asesinato que se debía resolver, había un buen detective y una mujer fuerte como contrapunto, dando lugar a diálogos brillantes e inteligentes llenos de flirteo y dardos en forma de palabras cargadas de ingenio, ironía, sarcasmo e inteligencia... Vamos, muy de peli de cine negro de los años 40 o 50.

Pues leer a Ana Bolox es encontrarte todo eso y más, y descubrir su narrativa y sus personajes ha sido como un soplo de aire fresco, porque además hace que lo difícil parezca fácil... es muy, muy complicado conseguir el tono de las novelas de detectives clásicas de mediados del siglo XX, y ella lo hace con creces, es un lujazo leerla. Se nota que le gusta mucho el género y que lo respeta más todavía. Que conoce las pautas y se esfuerza por cumplirlas. Que ha leído mucho clásicos policíaco y conoce sus entresijos, los límites que no se deben cruzar y los márgenes que permiten jugar.

En este primer volumen tenemos tres casos, aunque me vais a permitir que me centre sobre todo en el segundo y el tercero, y que deje el primero para el final (luego os explicaré por qué).

Aracne está ambientado después de la Segunda Guerra Mundial, en una Inglaterra que pugna por dejar atrás las cartillas de racionamiento y la precariedad social que ha sobrevenido tras la contienda. Es el segundo caso del libro, y el primero en el que conocemos al Carter del título. Charles Carter es detective de Scotland Yard, piloto veterano de guerra y antiguo miembro del contraespionaje militar. Así que cuando su antiguo jefe del MI5 le pide que le ayude extraoficialmente en la resolución del robo de unos documentos de carácter sensible para la seguridad del país, Carter no puede negarse. El miedo al comunismo soviético acecha en el horizonte, y solo tiene un par de días para averiguar qué ha pasado antes de que la noticia salga a la luz, así que Carter tiene que darse prisa. Como podéis ver, en Aracne estamos ante una historia de espías al uso sin adentrarnos todavía en la labor detectivesca per sé.

La muerte viene a cenar es el tercer caso de este volumen, y el primero en el que aparece la West del título que da comienzo a la asociación de estos dos personajes. Los hechos transcurren cinco meses después de Aracne, y aquí ya tenemos un caso policial propiamente dicho. Un escritor aparece asesinado en la biblioteca de su propia casa, y Carter, que ha sido ascendido de detective a inspector, se hace cargo del caso. En sus pesquisas cruza su camino con Kate West, directora de una agencia de mecanógrafas, extremadamente atractiva, muy inteligente y que se muere por meter las narices en la investigación policial... Entre los dos (unas veces por separado, otras compartiendo información) intentan desentrañar el asesinato, al tiempo que vemos cómo se buscan y cómo se va gestando una probable colaboración profesional que en el aspecto personal también nos dará alegrías y buenos momentos.

Las dos historias están fantásticamente ambientadas en el Londres de finales de los años 40, y en él nos movemos por sus calles desde los muelles y sus estibadores hasta los clubes de caballeros, pasando por hoteles y zonas conocidas por el turista de a pie, en una Inglaterra que intenta conservar sus costumbres victorianas mientras la modernidad se abre paso a empellones. Tampoco falta alguna que otra referencia literaria y cinéfila que tanto agradecemos los aficionados a las dos cosas.

Pero si hay algo en lo que Ana Bolox destaca es sobre todo en la tríada narración-personajes-diálogos, donde cada uno de estos tres elementos brilla con luz propia. Estos relatos dan buena muestra de que se puede crear un mundo consistente con unos personajes creíbles y unos diálogos a la altura de esos personajes sin aspavientos ni pretensiones grandilocuentes. Lo que decía antes de que hace parecer fácil lo que no lo es. Ahí está la magia. Y os explico lo de la tríada.

La narración es limpia, elegante, sencilla de leer, con un aire auténticamente british y esa cadencia estilosa que comentaba arriba de peli de los años 40. Se detiene en la descripción cuando tiene que hacerlo y es afilada y ágil cuando la historia requiere ritmo. Luego vienen los personajes, carismáticos e inteligentes que empatizan de inmediato con el lector; te caen bien, te los quieres llevar a tu casa, sonríes con ellos y quieres ver cómo evolucionan y hacia dónde te llevan. Y entonces llegan los diálogos... me reconozco ferviente admiradora de los deliciosamente inteligentes diálogos de los personajes principales de estos casos: mordaces, irónicos, plenos de miradas cruzadas, de palabras medidas, dobles sentidos, corazas sarcásticas... Los que tienen lugar entre Carter y West en La muerte viene a cenar son fabulosos, pero que nadie pierda de vista los intercambios verbales entre Carter y Laura Craddock en Aracne, porque no se quedan atrás. Te dan ganas de leerlos varias veces. En serio.

Voy terminando. Os decía que quería dejar el primer caso para el final, y es porque salvo por la circunstancia de que aparece brevemente un personaje que en Aracne tiene mayor peso, y que el detective que lleva el caso es nombrado en una sola ocasión también en Aracne como mentor de Carter, el caso en sí mismo parece tener una entidad propia y separada de la finalidad del volumen. Este Destino inexorable funciona a modo de introducción del mundo que la autora crea, y es además un relato complejo, con muchas aristas, que por sí solo es muy, muy interesante y merece mucho la pena su lectura, aunque no acaba de ensamblar con los casos protagonizados por Carter. Lo terminas y comienzas Aracne y estás en otra cosa totalmente distinta porque hay incluso un salto temporal de 10 años entre este caso introductorio y el comienzo de Carter, así que yo creo que hay que leerlo de ese modo sin esperar ninguna continuidad. Aun así, lo dicho, por separado es también muy recomendable.

Ya han pasado dos años desde que se publicó este primer volumen de Carter & West (tres en el caso de la autopublicación) y todavía no podemos disfrutar del segundo volumen, así que desde aquí lo único que puedo hacer es poner cara de infinita pena (la que siento, que soy muy dramática si me pongo xD) y rogarle a la autora que haga el favor de no hacernos sufrir más y darnos nuestra segunda ración de Charles y Kate. Mientras tanto, ya tengo preparada a la señora Starling (la veréis en alguna foto por ahí arriba), y de esta Semana Santa no pasa :)
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