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Larra,de cuna acomodada y afrancesada,insigne representante del romanticismo español y liberal apasionado,enamorado de quien no debía y casado con quien no queria,reunía todos los ingredientes para una vida tempestuosa y trágica.España se debatía entonces,quizás no ha dejado de hacerlo,entre la servidumbre a un pasado que ya no servía y la necesidad de una modernización que no acababa de llegar.Fue un tiempo turbulento y fraticida en el que Larra quiso hacerse oír,con escaso exito en su opinión,mediante abundantes artículos periodísticos de gran agudeza critica e inequívoca voluntad reformista.
La presente obra es una selección muy acertada de sus artículos de costumbres más significativos.A través de ellos se denuncian muchos de los males que nos aquejaban a principios del siglo XIX y que,de una u otra manera,marcarían los contornos de nuestro discurrir histórico hasta bien avanzada la pasada centuria.Su prosa ágil y combativa,la vocación de influir en la opinión publica en favor de la transformación social y política,le convirtieron en precursor de la crítica regeneracionista de la generación del 98 y auténtico pionero del periodismo moderno español.
Sus últimos articulos muestran un Larra profundamente herido que confiesa haber perdido toda esperanza.La crisis personal es evidente.Poco después,el 13 de febrero de 1837,cuando aún no había cumplido los 28 años,se suicida en su casa familiar de Madrid.El eco de su honesto compromiso modernizador,por suerte,permanece vivo.Los españoles,los humanos en general,tenemos la extraña costumbre de repetir los errores del pasado.La lectura de obras lúcidas como la de Larra pueden ser un buen antídoto contra esa malévola tentación.