Amor y vejez

Victor Hugo dijo alguna vez «quiero ser Chateaubriand o nada»

François fue escritor y diplomático durante los inicios de la Revolución Francesa y después, primero del lado de la monarquía y tras su exilio (después que guillotinan a Luis XVI), regresa a Francia y se pone al servicio de Napoleon.

Ok todo esto es historia, ¿qué tiene que ver com la literatura? Bueno, para los que no hayan visto en mis historias destacadas sobre el Romanticismo Francés, Francia vivió tiempos muy revueltos política y económicamente hablando, y como siempre, esto afectó a las artes. Es así como François, se vuelve el padre del romanticismo francés. .
«Amor y vejez», el libro que les presento en la foto, es un pequeño escrito inédito hasta 1922. Es una meditación autógrafa sobre el amor, la pasión, la vejez, la juventud. Sobre esa brecha que separa al deseo del #amor real.

Chateaubriand tenía en su haber un sin fin de conquistas pero, sintiéndose viejo, no le queda otra que rechazar a una joven que se le insinúa. Naciendo así «Amor y vejez», uno de los textos mejor escritos que he leído.

Esta pequeña obra de apenas veinte páginas de extensión trata de sentimientos inconfesables que el propio Chateaubriand no quería que vieran la luz. Son fragmentos escritos a una joven que supuestamente siente pasión y devoción por el escritor. Él que la superar en edad y ya se encuentra en la vejez la impele a que lo abandone y destierre todo sentimiento hacia su persona porque sufrirán ambos. Tanto ella por la vergüenza que significaría mantener una relación con Chateaubriand a ojos de la sociedad como para él que representaría un sufrimiento, una tormenta de ira y celos que lo condenaría a vivir en un infierno.

La prosa de Chateaubriand en esta obra es arrebatada, cargada de pasión, escrita desde lo más hondo y cerca del delirio. Se podría considerar estos escritos como una válvula de escape a esos sentimientos contradictorios que siente por la joven. Por un lado, su ser pasional la desea, pero su razón y madurez sabe que no debe dejarse llevar por sus impulsos. Se establece así una lucha interior que da como resultado la obra que tiene entre manos el lector.

La edición se ve completada con un ensayo de Marc Fumaroli en la que describe pormenorizadamente la figura de Chateaubriand: su idea de la religión, sus conquistas amorosas, el proceso de creación de esta obra, entre otros detalles.

Si bien resulta curiosa esta lectura, su mayor defecto es su brevedad. Hay que tener en cuenta la razón de que no es una obra que se creará pensando en ser leída o publicada, lo que explicaría este hecho. Como lectura introductoria con este autor, en nuestro caso personal, ha resultado una experiencia grata, pero aguardamos leer más de Chateaubriand para opinar con más criterio acerca de su obra.
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