14 de julio

En "14 de julio" (2016. Título original: 14 Juillet) Éric Vuillard cuenta los sucesos de la toma de la Bastilla desde la noche del 13 de julio y lo acontecido el 14 de julio con identificación precisa de los protagonistas.
Siempre se cuentan los hechos como si los protagonistas fueran un uniforme grupo anónimo apabullado por el hambre y las restricciones.
Sin embargo en este caso, Vuillard realiza un estupendo trabajo de investigación y precisa con nombre y apellido a los protagonistas de ese histórico día e inclusive hace un estudio previo y marca como hecho relevante y génesis la rebelión de los trabajadores de la fábrica de papeles pintados Réveillon que en realidad arrojó más muertos que el propio 14 de julio.
Dicho esto, uno no puede evitar, por estilo, hacer una comparación con la obra de don Arturo Pérez Reverte. "Un día de cólera" pero 14 de julio tiene una calidad literaria infinitamente menor.
Además tiene agravado el problema que, en menor medida tiene el libro de Reverte, no hay "un hilo argumental", hay cientos de personajes que aparecen muchos de ellos como máximo por un párrafo, y eso hace imposible la lectura.
El relato caótico logra transportar al lector al medio del escenario, se siente el olor a pobreza, a pólvora, a rebelión y constantemente los murmullos de una turba iracunda, que Vuillard se preocupa en justificar que era un enojo fundado.
A diferencia de su obra más lograda "El orden del día", aquí no hay tanta reflexión de carácter política, no hay referencia de lo que pasaba del otro lado de la rebelión, ¿Qué pasaba por la cabeza del Rey y su entorno? Podría haber sido interesante tratar con otra profundidad cuales eran las causas de desconexión entre los gobernantes y su pueblo, como el significado que tuvo ese día para la historia de occidente.
No me gustó mucho, no lo padecí pero no lo disfruté. Lo bueno es que no es un libro extenso, se lee rápido.
Pero paradójicamente falta "la historia" en la narración dentro de las cientos de historias que se cuentan.

14 de julio es una novela que nos cuenta la historia de la Francia de finales del siglo XVIII.
Nos habla de un pueblo muerto de hambre y de pesar, de la probreza, de la rabia, de la indignación, de la caída de la Folie Titon, de la cara y costosa construcción de Versalles, de los absurdos derroches, de la deuda de Francia.
Nos habla de la opresión, de las amenazas, las falsas promesas, de las disputas, de la milicia, de la sedición.
De la calurosa noche del 13 de julio y de cómo los pobres, los que la Historia dejó hasta ese momento pudrirse, armados, hacen que les abran las puertas y les sirvan bebida y comida, de como las campanas de Notre Dum resuenan, aquellas campanas que solo suenan en las grandes ocasiones. Pero sobre todo nos habla del 14 de julio, de cómo la totalidad de la población de París se subleva, armas en mano, contra las injusticias.
De la toma de la Bastilla, pero está vez no por príncipes, sino que la Bastilla es sitiada por el propio por París. Este libro nos habla de la Revolución.

No tiene personajes, o mejor dicho, posee muchos personajes, demasiados. Nos habla de demasiados hombres, mujeres y sí, niños, que sufrieron tanto, de Mirebeau, de Maria Antonieta, del duque de Orleans, de Necker, del príncipe Lambesc, Fournier, Rossignol, Cholat... El autor tiene un pluma muy ligera, su manera de narrar la historia te atrapa con frases frenética, descripciones y adjetivos que consiguen introducirte en aquella época.
Nos muestra ambas visiones, la visión del pueblo y la de la nobleza, la del rey. Nos muestra sus puntos de mira, sus vidas, sus prioridades.

No se olvida de nadie, no se olvida de los trabajadores, campesinos, constructores, prostitutas, vendedoras, mercenarios, guardias, burgueses y nobles, nos cuenta la historia de todos ellos, nos cuenta la historia de aquella Francia.

Esta novela me ha enseñado mucho y me ha emocionado. Es cierto que su lectura puede ser compleja en ciertos aspectos, demasiados nombres, demasiados datos, demasiada historia en un libro que no llega a las 200 págs.
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Adjetivaciones y enumeraciones profusas en un relato carente de tensión argumentativa, sin trama ni protagonistas. Se diría, en su lugar, un intento de prosa lírica, simbolista.

A la fijeza machacona de un estilo narrativo de período breve se yuxtapone a veces la búsqueda de un dudoso efectismo con descripciones prolijas o repeticiones de ideas ya formuladas.

Uso y abuso de la frase corta. Ausencia de todo diálogo. La multitudinaria mención de nombres propios no surte ningún efecto duradero como recurso literario.

Un enfoque narrativo en tercera persona que se desliza ocasionalmente hacia la primera persona del autor no consigue acercarnos, a pesar del uso constante del "presente histórico", al acontecimiento descrito.

Una fría crónica periodística revestida de pretendido lirismo, desdibujada, casi desmotivada y provista de algunos fáciles guiños populistas no termina de casar con el efecto buscado en un relato impresionista de trazo breve.

El tono general, desprovisto de humana emoción, se nos quiere presentar de objetivista pero cuando ese todo desciende a la propia voz del autor, raya en un subjetivismo casi chabacano.

Después de leer el orden del dia, sabía que mi próxima lectura tenía que ser 14 de julio. La revolución francesa vista desde los verdaderos protagonistas de la historia: el pueblo. Es un a lectura ágil, corta y trepidante. Como en el orden del dia, la prosa de Eric Vuillard convierte la narración a la vez en íntima y poética. Sin embargo, a diferencia del orden del día, parece que nos perdemos en pequeños retazos de información y de vidas. Quiere contar la historia del pueblo, pero ésta apenas quedó reseñada y por lo tanto todo queda un poco vago, un poco desdibujado. Me ha parecido interesante y recomendaría sin dudar su lectura, pero tenia mayores expectativas.

Esta novela corta narra el episodio concreto de la toma de la Bastilla pero tomando como personaje principal a todos aquellos pequeños personajes que no entraron en la historia o si lo hicieron solo fue con el nombre, y como mucho su profesión, y que solo fueron una anotación en algún informe, documento o partida de defunción, pero que todos juntos fueron quienes tomaron la Bastilla y dieron inicio a la Revolución Francesa.

El autor utiliza su particular estilo, utilizando como narrador alguien que ha visto toda la historia (incluso hace comparaciones con la historia reciente), pero en ningún caso la conoce a la perfección e incluso en algunos momentos hace una narración que más que hechos son suposiciones.