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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
12 July 2021
Yadriel es un chico latino trans que lucha por ser reconocido como tal dentro de su tradicional familia. Pertenece a la tribu de los nahuales, personas con la capacidad para ver a los muertos y ayudarlos en su camino hacia la luz. Las nahualas se encarga de curar a los heridos y de todo aquello relacionado con la medicina, mientras que los nahualos son capaces de invocar a los espíritus y ayudarlos en su tránsito al más allá. Para demostrar que es un verdadero nahualo le pide ayuda a su prima Maritza para que le ayude a realizar el ritual que le hará formar parte oficialmente de la comunidad. Si la Dama Muerte le concede su portaje (arma que ayuda a los nahualos a llevar a cabo su cometido), demostrará que él es un chico y que, por lo tanto, puede hacer lo mismo que el resto de los suyos. Sin embargo, poco después de realizar el ritual y ser aceptado por la Dama Muerte, se entera de que su primo Miguel, hermano de Maritza, ha desaparecido en extrañas circunstancias. Decidido a comprobar si ha obtenido los dones de nahualo, decide ayudar en la búsqueda, pese a que su familia se empeña en dejarle al margen por no considerarle todavía un nahualo de verdad. En una antigua iglesia del cementerio cerca de donde viven encontrará una colgante abandonado y, pensando que quizá sea de su primo, realiza el ritual para contactar con él. Para su sorpresa, el espíritu que se manifiesta no es Miguel sino Julián, un joven problemático de su edad que no sabe que está muerto. Yadriel asumirá la tarea de ayudar a Julián a cruzar al más allá mientras trata de averiguar qué es lo que le ha ocurrido a Miguel y si existe alguna posibilidad de que esté vivo.

Desde que Kakao Books publicó Los chicos del cementerio en España esta novela se ha convertido en todo un fenómeno. Así que aprovechando el mes del orgullo decidí por fin darle una oportunidad y averiguar qué es aquello que tenía a todo el mundo enamorado. Os adelanto ya que no lo he encontrado. Esta historia nos presenta como protagonista a Yadriel, un chico trans que batalla constantemente con su familia para que le traten en masculino y le reconozcan tal y cómo es. al ser tan tradicionales, se niegan a asumir su nueva identidad. No solo eso, sino que le han denegado pasar el ritual necesario para convertirse en un verdadero nahualo, por lo que Yadriel decide hacerlo por su cuenta y a escondidas. Debido a que esto infringe la tradición, aunque la Dama Muerte le acepta como nahualo y, por tanto, como hombre, se ve obligado a ocultar el hecho de que ha pasado la prueba a su familia por miedo a las repercusiones que ello pueda tener. Cuando desaparece su primo, sin embargo, considera que es una oportunidad perfecta para demostrarles a todos su validez como nahualo. Como protagonista, Yadriel no me ha gustado en absoluto. Es un personaje muy inconsistente y lo demuestra a lo largo de toda la novela. Por un lado, no quiere decirle a nadie que ha pasado con éxito el ritual para convertirse en nahualo y pertenecer en pleno derecho a la comunidad porque tiene miedo a las represalias, pero, al mismo tiempo, inicia por su cuenta la búsqueda de Miguel, para toparse con su espíritu (porque todos asumen que seguramente haya fallecido) y guiarle al más allá, y demostrarle así sus capacidades a su familia. ¿Es que acaso si ayuda con éxito a Miguel no sufrirá las consecuencias de haber roto la tradición?

Esta constante contradicción también persiste en la propia búsqueda de Miguel. Investigando con su prima Maritza, se topan con una cadena de metal en una antigua iglesia y Yadriel decide probar con ella el ritual para ver si pertenece a su primo desaparecido (incidir aquí en que esta decisión es completamente aleatoria ya que ninguno de los dos tiene ni idea de si pertenece a Miguel o no y ambos suponen que probablemente no sea así. A mí me parece una excusa bastante pobre y burda por parte del autor para dar pie a la verdadera trama). Sin embargo, el fantasma que aparece unido a ella es el de Julián, un chaval de la edad de Yadriel que no sabe que ha fallecido y que es de los malotes del instituto. A partir de este punto, el protagonista, que tan afectado está por la desaparición de su primo, pasa olímpicamente de su propósito y de Miguel y se vuelva por completo en ayudar a Julián. Es decir, que la trama principal, o la que supuestamente lo es, desparece en los primeros capítulos y el resto del libro consiste en Yadriel paseando a Julián de un lado a otro cumpliendo sus deseos durante el 50% de la novela y el otro 50% es Yadriel ocultando el espíritu del chaval para que nadie en su familia descubra lo que ha hecho (esa misma familia a la que quiere demostrarle precisamente que es capaz de invocar espíritus).

A partir de este instante, Miguel desaparece del libro. Solo los secundarios recuerdan de vez en cuando que existe y que se supone que le están buscando, porque lo que es a Yadriel le da bastante igual. Solo está centrado en Julián y en llevarle de un lado a otro porque está preocupado por sus amigos y para averiguar qué le sucedió y por qué está muerto. A parte de todo eso, no soporté la personalidad de Yadriel. Para empezar, me parece genial que el autor quiera dar visibilidad al colectivo trans y de hecho ese fue el motivo principal por el que me leí este libro. Pero a la décima mención de lo mucho que sufría por ser trans y a la vigésima mención de su binder acabé bastante harta. Me parece un personaje muy cansino, repetitivo, que siempre está hablando/reflexionando acerca de lo mismo (ser trans y no ser aceptado por ello) y mira, si quiero leer un libro donde se denuncie explícitamente la exclusión que sufre la gente trans, me busco un libro específico que trate el tema. Se supone que este libro va de fantasía, pero lo cierto es que va de un chico trans que sufre mucho por ser trans y, de paso, hay fantasía de fondo. Además de que Yadriel era un cansino, parece que el ser trans le afecta mucho en sus relaciones sociales y por eso es incapaz de mantener una conversación absolutamente con nadie. Todos sus diálogos son él tartamudeando, o él quedándose callado cuando alguien le habla, o él comunicándose a base de "eeeh, mmmmm, esto..." y sinceramente, acabé un poco hasta las narices. Que por un lado lo entiendo y sé que debe ser complicado, pero por otro lado si todos los puñeteros diálogos con gente fuera de su familia son así (y creedme, hay un montón), pues acaba cansando bastante. Sobre todo cuando dichos diálogos transcurren con personajes que también pertenecen al colectivo, que han dejado claro que apoyan a la gente trans y que, por ende, no le van a rechazar.

El personaje de Julián sí que me gustó bastante más. Es cierto que su personalidad se basa en ser el malote, pero con pasado trágico que le justifica, y en decirle a Yadriel cada cinco minutos lo válido que es y que él le apoya y comprende al cien por cien, pero es divertido, amable, fiel, se preocupa mucho por los demás y se nota que lo suyo es pura fachada. Su figura también sirve para denunciar la marginación social que sufren los latinoamericanos que viven en Estados Unidos y, por supuesto, para convertirse en el interés amoroso de Yadriel (lo cuál no considero spoiler porque se ve venir a kilómetros). Aun así, su sentido del humor y su forma de ser tan desenfadada hizo que me cayera genial e hizo el libro mucho más soportable. Marizta también me gustó mucho, lástima que solo sirva de acompañamiento de Yadriel y poco más, porque lo cierto es que es una chica de armas tomar, con mucho carácter y muy divertida, pero que el autor no ha sabido desarrollar y se ha quedado bastante plana.

Respecto a la trama, no tengo mucho más que decir. La que supuestamente es la trama principal desaparece y solo se habla de ella en los primeros capítulos hasta que aparece Julián y ya al final del libro. Y aunque lo venden como un libro de fantasía, lo cierto es que el elemento fantástico es más bien anecdótico porque aparece en momentos muy puntuales y escasos y la única prueba del género es el fantasma de Julián. Además, la novela es tremendamente repetitiva. Se nota muchísimo que la motivación principal del autor a la hora de escribir esta historia era reivindicar el colectivo trans y la cultura latinoamericana, porque ambos temas los repite hasta la saciedad. Es más, hay varias ocasiones en las que peca de infodumping porque empieza a contarte cosas sobre las leyendas latinoamericanas, en especial sobre el Día de los Muertos, que no vienen al caso, que no interesan y que están metidas con calzador. Añadido a todo ello, la pluma del autor es muy floja. Es evidente que es su debut porque su prosa es superficial, repetitiva, utiliza siempre las mismas expresiones, apenas hay sinónimos... Eso hizo que, si ya de por sí el libro me resultaba aburrido y absurdo a más no poder, se me hiciera aún más cuesta arriba. En este punto quiero también mencionar que no me ha gustado la traducción. La traducción ha sido hecha en castellano, pero han mantenido los diálogos con jerga y vocabulario típico mexicano, por lo que era muy chocante el cambio entre un dialecto y otro y, en mi opinión, quedaba fatal y muy forzado. Creo que en este caso habría sido muchísimo mejor que hubieran hecho una traducción entera mexicana porque habría sido mucho más coherente y habría quedado mejor con lo que, al fin y al cabo, el autor quería transmitir.

Por último, el final es un despropósito. El villano, el culpable de todo lo malo que sucede alrededor del libro, tiene la profundidad de una silla. A su favor diré que no te lo ves venir, pero eso es porque su elección parece completamente aleatoria. No es una sorpresa del estilo "madre mía, de todas mis sospechas jamás me imaginé que acabaría así". No, es una sorpresa más bien "ah, ¿que es este? ¿Y esa resolución te la sacas de...?". El malo malísimo, además, tiene las típicas motivaciones de malo que hemos visto trilladas hasta la saciedad y que además ni siquiera impactan porque es un personaje más bien anecdótico a lo largo de la novela y que solo aparece para darle a Yadriel palmaditas en la espalda y decirle que todo irá bien. Como es un personaje que no se desarrolla, que no adquiere ningún tipo de interés a lo largo de la novela y que encima, a mí por lo menos, me resultó del todo innecesario, cuando se revela como villano me dejó fría no, lo siguiente. al margen de eso, a mi modo de ver la resolución del conflicto es un deux ex machina de manual que no me emocionó lo más mínimo y que, en cierto modo, era bastante obvio cómo iba a terminar. Me parece un final muy forzado en el sentido de que me daba la sensación de que la novela tenía que acabar bien sí o sí y para ello el autor ha incurrido en soluciones absurdas y sin sentido.

Los chicos del cementerio es una novela que prometía mucho con un protagonista trans y las tradiciones del Día de los Muertos. Sin embargo, se ha quedado en una escritura pobre, una trama inexistente y una fantasía que se limita a ser el telón de fondo de la historia en vez de pertenecer con nombre propio a ella.
Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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