Columna Edicions

Zafón, junto a Jordi Sierra I Fabra, son dos de mis autores favoritos desde que era pequeña, de esos que descubres por casualidad. En mi caso fue con la trilogía de la niebla, donde me enamoré de su manera de escribir, en concreto con El príncipe de la niebla, aunque la tetralogía de El cementerio de los libros olvidados es una auténtica obra de arte.



Marina es mucho más que la historia que nos cuenta Óscar, Marina es un canto ensordecedor al primer amor, a la soledad, a los fantasmas del pasado, los esqueletos del armario y los prejuicios de la sociedad con un halo de misterio inusitado.



Tenemos una historia mágica, magnífica y terrorífica, que nos lleva por la Barcelona más oscura y nos fusiona un lóbrego Frankestein con un melancólico Fantasma de la ópera. (¿Retelling? Vaya, vaya... 😁)



Una enigmática lectura que, si bien es para leerla sorbo a sorbo y saboreando cada palabra, la intriga y la manera del autor de llevarte de su mano hará que no puedas parar de leer 😉


Enlace: https://www.instagram.com/p/..

Muy interesante novela sobre el ajedrez. Creo que se puede leer fácilmente aunque no hayas jugado nunca al ajedrez. Yo me conozco un poco las reglas y he jugado alguna vez, pero no estoy nada puesta en el tema y, aun así, es una lectura ágil. Puede ser un poco lento al principio, pero el final es bastante más movido. De todas formas, aunque el ajedrez es el eje central, lo que nos están contando es una historia sobre la superación y sobre ser mujer en un mundo de hombres. El autor muestra las dos caras del deporte: por un lado, la alegría y fama de la victoria, la remuneración económica que todos deseamos por hacer aquello que nos gusta, pero por otro lado, la soledad y los excesos una vez que llegas a la cima. Esta es una lección que Beth debe aprender desde una edad muy temprana y que marcará su vida y sus relaciones sociales. Te alegras de sus triunfos, pero también sientes pena por ella. Resumiendo, una novela que explora brevemente lo que hoy llamaríamos "altas capacidades" y que seguramente habrían calificado como neurodivergente.

Hay libros que te miran (o a los que miras) mal sin motivo. Middlemarch es uno de ellos (y que a nadie se le ocurra preguntarme entonces que para qué lo había comprado, que comprar y leer libros son aficiones distintas y yo tengo ambas). Tocho en dos tomos (en mi caso, pensad que nació siendo ocho) que me decía desde la estantería: voy a ser lento y aburrido. No sé por qué, pero sí, sus amenazas se sentían terriblemente reales. Sólo una de ellas lo fue: no es un libro para leer con prisas o atropelladamente. Es un libro de personajes, un retrato social impecable de una época totalmente reconocible (183X) en un lugar inexistente y una trama en la que se entrelazan y entrecruzan varias subtramas de las que no pienso hablaros ni un poquito (sí, soy mala, pero por qué te empeñas en saber de qué va exactamente el libro si no lees el final).



Sí te diré que nuestros personajes tienden a montarse (y a acomodarse) unos castillos en el aire la mar de fastuosos. Incluso esas mujeres tan distintas a las que cabría esperar. Para todo lo demás, lee este pedazo de novelón. No te vas a arrepentir.