"Deseo que algún día tener vagina no nos cueste la vida". Así empieza este libro. Cuando digo que es un libro duro y difícil es que he tenido que dejarlo en ocasiones por su dureza. En México mueren 11 mujeres todos los días, así empieza esta historia. Este libro está dividido en dos partes. En la primera parte se centra en las historias de feminicidas, incidiendo en sus causas sociales, económicas y patrones familiares. Presos que cuentan sus historias, testimonios de verdaderos monstruos a los que en ocasiones es imposible pensar que puedan reinsentarse. En la otra parte, la más dolorosa, las familias destrozadas tras el feminicidio, esas madres que buscaron hasta la saciedad por encontrar a sus hijas muertas. Que pelearon por darle justicia y que su crimen no quedará en el olvido, que no solo tienen que enterrar a su hijas, sino que deben continuar sus vidas con el dolor y el sufrimiento de saber que su verdugo había estado siempre cerca. Este libro está centrado en la dureza de ser mujer en México, pero no me cabe duda que se podría extrapolar a cualquier país del mundo. Historias duras y contadas con una crueldad absoluta. Los patrones a veces se repiten, pero la pregunta es: ¿Qué se puede hacer para evitar esta lacra? ¿Cuándo cambiarán las leyes y evitarán que un asesino salga y vuelva a cometer el mismo delito? ¿El código penal debe modificarse? + Leer más |