La segunda parte de la trilogía sobre Bilbao es una historia de amor llena de dificultades y obstáculos entre un periodista (Ignacio Segurola, que trabaja para un periódico de ideología nacionalista, Euzkadi) y una librera pelirroja de ojos grises (Irene Lasa). Semejante relación sirve a Félix G. Modroño para servirnos en bandeja el sombrío cuadro de un Bilbao entre bombardeos, hambre, miseria, información sesgada, propaganda, en mitad de la guerra civil, aferrándose a una resistencia heroica. Perfecto cuadro costumbrista, bien detallado, absolutamente documentado, perfectamente descriptivo de un País Vasco y un Bilbao sin armamento, presa de los nervios, llena de incertidumbres, plena de amenazas, sembrado de espías, y lleno de dudas ante el avance demoledor de los sublevados del bando nacional. Poco más que añadir de un relato desnudo que se queda a mitad de camino entre novela negra y novela histórica, que nos deja asomarnos a la población civil que aguanta los bombardeos nacionales, que nos acerca a los corresponsales de guerra, que nos aproxima a la masacre de Guernika, que nos relata las injusticias y las tropelías de unos y de otros (sobre todo, del bando nacional) y que saca a colación las penurias de los que tuvieron que emigrar a Francia y acabaron en campos de concentración o los padecimientos de hambre, violencia y brutalidad de quienes acabaron en la cárcel.
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