Precedente de Drácula y basada en las tradiciones folclóricas de la época, Carmilla es uno de los mayores exponentes de la literatura vampiresca. Sheridan Le Fanu mantiene en todo momento una prosa concisa y directa en primera persona desde la perspectiva de Laura, la víctima elegida por Mircalla de Karnstein desde edad temprana. Para mantenerse en vida y suplir sus instintos salvajes, Carmilla se embarca en un largo proceso manipulativo dedicado a la seducción erótica de la joven. Esto no se debe confundir como un amorío desinteresado o una estrategia de ataque, sino como la experimentación de un sentimiento de deseo cuyas expresiones recuerdan al galanteo romántico de los mortales. A pesar de ello, la voluptuosidad en las palabras de la vampiresa nos sumerge en los deseos lujuriosos fácilmente interpretados como sáficos. Y aunque predomina la ausencia de excesiva introspección, se expone de forma natural las intencionalidades de cada persona je a través de sus acciones y breves líneas de diálogo, por lo que si algún sustantivo caracteriza a Jean Sheridan, es sin duda "sutileza". Carmilla es la impecable representación del equilibro simbólico que se vislumbra en sus actos más extremados; luz y oscuridad, sueño y vigilia, amor y narcisismo, languidez y vigorosidad. Inicio de un subgénero literario que engendra obras insólitas, pero también generalmente muy inferiores.
+ Leer más