InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest

Grupo EDEBÉ

Edebé, grupo editorial especializado en contenidos educativos, surgió a principios de los años 80, como continuación de la histórica Editorial Don Bosco. El libro de texto y la literatura infantil y juvenil son sus principales líneas de negocio situándola entre las principales empresas del sector educativo español.

Libros populares ver más


Colecciones de Grupo EDEBÉ



Publicaciones recientes de Grupo EDEBÉ


Críticas recientes
Anafenix
 23 April 2024
La isla del tesoro de Robert L. Stevenson
Otro clásico mas que no me llega, el inicio me gusto mucho pero después para mi cae en picado, por otra parte utiliza muchísimos vocablos específicos del mundo del mar, hay párrafos enteros donde una escena de acción deja de tener interés por convertirse en una sucesión de palabras desconocidas, y ahora habrá quien diga, "utiliza un diccionario" si claro pero si hago eso, toda la acción se va al garete, creo que por utilizar ese lenguaje ha hecho que me pierda escenas, y también el cambio de personajes me ha hecho sentir a veces que faltaban cosas, de hecho he tenido que mirar a ver si mi versión era integra o resumida( era integra) , así que ,otro clásico mas que me decepciona, al menos no ha sido muy largo

Comentar  Me gusta         10
RocioPV
 22 April 2024
Novelas ejemplares de Miguel De Cervantes
Aunque las novelas ejemplares de Cervantes no me han enganchado tanto como "Don Quijote" en su momento, siempre me gusta explorar su obra. Esta vez, me he metido de lleno en las primeras cuatro novelas ejemplares que vienen en la edición de Cátedra que tengo.

Aunque estas novelas no me han llegado tanto, sigo valorando la creatividad del autor. Las primeras cuatro que leí, como "La española inglesa", tienen historias intrigantes y personajes vivos que han enriquecido mi experiencia como lectora.

De cara al futuro, pienso seguir explorando las novelas ejemplares de Cervantes. Todavía me quedan ocho por descubrir, y estoy segura de que encontraré más joyas que me harán disfrutar y reflexionar sobre la habilidad de Cervantes para contar historias.



“La gitanilla” (4/5):

«Los montes nos ofrecen leña de balde; los árboles, frutas; las viñas, uvas; las huertas, hortaliza; las fuentes, agua; los ríos, peces y los vedados, caza; sombra, las peñas; aire fresco, las quiebras; y casas, las cuevas»

Esta novela ejemplar es una obra que combina la vida gitana con la nobleza en una trama llena de acción y picaresca. Destaca la protagonista, Preciosa, una gitana encantadora que cautiva a un joven noble, desafiando las convenciones sociales. A medida que avanza la historia, se desenmascaran los prejuicios étnicos de la época en una trama intrigante y mordaz. Su frescura y vitalidad la hacen una lectura agradable y entretenida.



“El amante liberal” (2/5):

«Yo, señores, con el deseo que tengo de hacer bien, no he mirado lo que he dicho, porque no es posible que nadie pueda demostrarse liberal de lo ajeno: ¿qué jurisdicción tengo yo en Leonisa para darla a otro? O ¿cómo puedo ofrecer lo que está tan lejos de ser mío? »

A pesar de estar imbuida con el estilo inconfundible de Cervantes, esta novela me dejó un tanto indiferente. La historia sigue a Ricardo y Leonisa, dos jóvenes sicilianos de Trápana, que son capturados por corsarios turcos en un ataque sorpresa. A lo largo de la trama, ambos luchan por recuperar su libertad enfrentándose a diversos desafíos, como el naufragio del barco de Leonisa, su cautiverio, enredos amorosos y el enfrentamiento final con las galeotas turcas. Aunque esta novela exhibe la audacia narrativa de Cervantes y su habilidad para desafiar las convenciones literarias de su tiempo, su enfoque en el melodrama amoroso puede resultar tedioso para algunos lectores. Aunque se plantea la interesante dicotomía entre el amor virtuoso y el amor vicioso, la ejecución se torna tediosa en algunos momentos, dificultando el compromiso del lector con la historia.



“Riconete y Cortadillo” (3/5):

«Y, porque sé que me han de preguntar algunos vocablos de los que he dicho, quiero curarme en salud y decírselo antes que me lo pregunten. Sepan voacedes que cuatrero es ladrón de bestias; ansia es el tormento; rosnos, los asnos, hablando con perdón; primer desconcierto es las primeras vueltas de cordel que da el verdugo»

Esta novela, aunque graciosa, parece no haber dejado una impresión duradera. Cervantes nos lleva al submundo del hampa en Sevilla, donde conocemos a dos jóvenes ladrones, Riconete y Cortadillo, que se ven envueltos en todo tipo de situaciones cómicas y absurdas. A través de sus peripecias y encuentros con personajes pintorescos, Cervantes ofrece una visión satírica de la sociedad de su tiempo. Si bien la narrativa es ágil y entretenida, la falta de profundidad en el desarrollo de los personajes y la trama limita su impacto emocional y reflexivo.



“La española inglesa” (4,5/5):

«Corrió el tiempo, y no con la ligereza que él quisiera: que los que viven con esperanzas de promesas venideras siempre imaginan que no vuela el tiempo, sino que anda sobre los pies de la pereza misma»

De las cuatro novelas ejemplares que he leído, esta es la que más me ha gustado. Se trata de una intrigante historia que se desarrolla en el contexto del saqueo de Cádiz de 1596. La trama sigue el romance clandestino entre Isabela, una española criada en Inglaterra, y Ricaredo, un noble inglés. Con elementos propios de un cuento, como pruebas de valor impuestas por la reina Isabel I, la historia teje una trama emocionante de amor y aventura. Cervantes muestra su maestría al adaptar la novela bizantina a sus propios intereses, creando personajes memorables y una narrativa cautivadora que perdura a lo largo del tiempo.

+ Leer más
Comentar  Me gusta         30
Gww
 20 April 2024
La isla del tesoro de Robert L. Stevenson
En algún lugar leí que La isla del tesoro es un libro que admite lecturas diferentes según se va creciendo. Desde la simple aventura juvenil en la que el lector se identifica con el grumete Jim y su sed de vivencias, a la senectud donde uno puede medir sus ansias de vida con la libertad de Long John Silver.







Armado por estas razones, y por las ganas de disfrutar nuevamente de este gran libro, vuelvo a abrir sus páginas y a zambullirme en las aguas oceánicas en busca de la isla del esqueleto, con el magnífico, aunque algo impreciso y macabro, mapa del tesoro y acompañado por una tripulación formada a partes casi iguales por bucaneros asesinos y prohombres que pasean con orgullo la enseña británica.







Poco sentido tiene repasar el argumento de esta novela ya que casi todo el mundo la habrá leído, en mejores o peores versiones, o en todo caso, visto alguna de las numerosas películas que se han rodado sobre la base de un guión adaptado de la obra de R. L. Stevenson. Por ello, comenzamos las reflexiones sin más.







Y la primera de ellas surge nada más iniciada la obra. El pequeño Jim Hawkins se apropia del mapa del tesoro de la isla al tratar de recuperar el dinero que le debe a su madre, por los gastos de hospedaje, el capitán Billy Bones, recién fallecido tras recibir la Marca Negra. Jim muestra el mapa al doctor Livesey y éste al caballero local, un pequeño terrateniente con algún cargo administrativo para dar lustre a su bajo título nobiliario.







Y ni cortos ni perezosos, arman una goleta, La Española, contratan a un capitán y a una tripulación para partir en busca del tesoro y repartirlo como buenos hermanos. El tesoro parece haber sido enterrado en la isla por el temible capitán pirata Flint y, por tanto, no parece tener un origen lícito. Y sin embargo, no se plantean que tal vez el mismo deba ser devuelto a sus legítimos propietarios, al gobierno de Su Majestad o a quien corresponda. Tampoco se plantean que si el chico encontró el mapa, a él le corresponde el tesoro. Sin más, entienden que, como el fruto de la tierra, está ahí para tomarlo.







Supongo que los estudios jurídicos me delatan pero las preguntas continúan porque, por desgracia para estos supuestos buenos hombres, la tripulación contratada es, en gran medida, el resto superviviente de los compañeros de peripecias de Flint, encabezados por su contramaestre, el tullido Long John Silver y su loro parlante, también llamado con fina ironía Capitán Flint. Así que los piratas navegan rumbo a la isla con la misma intención que los rectos hombres, la de apropiarse de un tesoro que, en puridad, les pertenece tanto como a Jim y sus compadres. No sabría decir quién es más pirata aquí.







Y como siempre ocurre, el joven Jim crece en las pocas semanas que dura el tiempo de la narración, madura como persona aprendiendo de cuantos le rodean. En él surgen los sentimientos de nobleza y lealtad, los del esfuerzo y el heroísmo, pero también la extraña dualidad que habita en todos nosotros, el que un tremendo bribón como Long John Silver, pueda protegernos y amarnos como si fuéramos el hijo que nunca tuvo y, al tiempo, ser objeto de devoción, como la figura paterna que Jim necesita, igual que cualquier huérfano novelesco que se precie.

















La personalidad de este joven Jim es otro de los enigmas, un personaje bien construido puesto que podemos aventurar sus dudas y cavilaciones sobre su propio papel en toda la trama, o su relación confusa con el pirata. Y es que la llama de la libertad, tal vez unido a los efectos de los alisios le hacen cometer locuras como huir del fortín y tratar de arrebatar la goleta a los piratas, aventuras de las que sale con vida tan solo gracias a la magnanimidad del autor. Pero en todas ellas late profunda, apenas reconocible, la semilla plantada por el alma indómita de Long John Silver.







Pero volviendo junto al caballero, al doctor y el capitán que han contratado, que se muestra tan honrado y leal como ellos, nos asaltan nuevos interrogantes. Cuando regresan a la goleta, con el tesoro a buen recaudo, y zarpan junto a Long John Silver, con la promesa tácita de procurar no denunciar sus fechorías, volvemos a estar ante otro acto arbitrario. Es cierto que parecen necesitar del pirata para completar la escasa tripulación que les lleve a puerto seguro, pero realmente, ¿no están encubriendo todos los crímenes cometidos en este viaje?¿No manchan sus manos con la sangre de todos los muertos?¿No se condenan a ellos mismos por no entregar a la Justicia al contramaestre de Flint?







Más aún, ¿realmente se sorprenden cuando el pirata escapa una noche del barco, atracado en un fondeadero de la América Española? ¿Esperaban otra cosa? Al fin, y como siempre suele suceder con este libro, todos los personajes resultan algo maniqueos, simples, previsibles hasta cierto punto, pero el que concita todas las simpatías, el que se aferra a la vida y a la libertad como ningún otro, el que tiene claras sus lealtades (siempre a sí mismo) es el pirata de la muleta.







Y es este Long John Silver quien ha perdurado, junto a su loro, como el icono permanente de la obra, la referencia que llegó incluso a estar a punto de nombrar a los Beatles, cuando John Lennon, dio por bautizar a su grupo antes de saltar a la fama con el extraño apelativo de Long John and The Silver Beatles. Es la referencia de una maldad que puede desdoblarse en dulzura sin que uno llegue a saber nunca realmente cuál es el verdadero aliento que le impulsa, cual es el auténtico sentimiento del pirata. Porque, si Long John hubiera nacido en otra cuna, en la del caballero, por ejemplo, ¿habría cambiado la novela?¿Habría sido tan recto como aquel?¿Tan amante de su patria?







Creo que a este Long John Silver le es de aplicación la canción del ron que este libro ensalza como canto pirata por excelencia.







Quince hombres con el cofre del muerto,



ja, ja, ja, ja, y una botella de ron.







Pero creo que también le habría gustado poder cantar otra canción de piratas, la que escribió Espronceda reflejando todo el aire de libertad que tan bien encarna nuestro pirata cojo.







Que es mi Dios la libertad,



mi ley, la fuerza y el viento,



mi única patria, la mar.







Y es esta conexión con el Romanticismo la última reflexión que me evoca ésta mi última lectura del libro por el momento. Aunque el libro se publicó inicialmente por entregas en 1881, cuando ya las modas románticas habían dejado paso al realismo, lo cierto es que este libro refleja como pocos ese ansia de libertad, ese enseñoramiento de uno mismo, la capacidad de elegir nuestro destino aún a costa de tener que escapar de la realidad confortable que nos acoge y adormece. Tal y como hizo Stevenson, en una peregrinación constante para alejarse de la fría Escocia, siempre por supuestos motivos médicos, siempre con un afán de forjar su propia voluntad.







La edición imprescindible de La isla del tesoro siempre será para mí la de Anaya, con su increíble croquis de La Española y las denominaciones de todas sus partes, velas, palos y trinquetes. También con su magnífico mapa del tesoro y, en esta última edición que he manejado, con un sorprendente epílogo a cargo de Santiago R. Santerbás, cuya lectura recomiendo encarecidamente. La traducción a cargo de María Durante sabe respetar el habla tabernaria y marinera de los piratas, pero también el estilo redicho y engolado de los buenos caballeros.







Porque La isla del tesoro es la obra perfecta de aventuras, la que resume todos los elementos que hoy atribuimos a este género. Todos sus elementos son tan clásicos que uno, cuando la lee por primera vez, casi no es consciente de cómo ha moldeado la imagen que tenemos sobre los piratas, que todos llevan un loro en el hombro, que beben ron, que entierran tesoros para luego recuperarlos en mejor momento si es que nadie se les adelanta.







Es seguro que Stevenson tomó todos estos elementos de obras ajenas en la misma proporción que de su propia inspiración, pero de toda esa mezcla supo extraer un fruto perfecto, una narración que pervive como referencia absoluta de los libros que leímos siendo jóvenes. Por ello, no está de más revisitarla para descubrir que el Stevenson que la escribió ya tenía algunos años encima y que, como Long John Silver, su huida hacia adelante que le llevaría a los Mares del Sur no era otra cosa que la búsqueda de la libertad, de su inspiración, y de todo eso que le está vedado comprender a un joven. Así que la voz de un maduro Stevenson se nos abrirá con facilidad desde una lectura algo más madura, no mejor, solo diferente.







+ Leer más
Comentar  Me gusta         80