Satori

En la intrincada narrativa de Natsume Sōseki recorremos las vidas de Dōya Shirai y Shūsaku Takayanagi, dos personajes entrelazados por el destino y los implacables vientos del cambio. Shirai, un profesor e intelectual experimentado, se retira a Tokio después de que sus ideas progresistas encuentran poco apoyo en los círculos académicos provinciales. Takayanagi, por otro lado, lidia con la desilusión de la vida de posgrado, sus aspiraciones de convertirse en escritor sofocadas por las duras realidades del mundo literario. Inicialmente desconocidos entre sí en la extensa metrópolis, sus caminos están intrincadamente vinculados a través de conocidos pasados y experiencias compartidas, revelando una conexión arraigada en su anterior relación profesor-alumno.



Este vínculo se reaviva en circunstancias inusuales cuando el conocido de Takayanagi, Nakano, entrevista a Shirai para una revista literaria, preparando sin darse cuenta el escenario para una conmovedora reunión. A través de Shirai, Takayanagi descubre no sólo un mentor sino también un espejo que refleja sus propias incertidumbres y aspiraciones. Shirai, a pesar de su desilusión por el cambio de la sociedad hacia el materialismo y el estatus, ofrece a Takayanagi una apariencia de esperanza y dirección, desafiándolo a perseverar en un mundo que parece subestimar la esencia del conocimiento y los principios.



Con el telón de fondo de un Tokio otoñal, donde el viento nowaki presagia una temporada de introspección y desgracia, Sōseki elabora una historia que es a la vez una reflexión sobre el crecimiento personal y una crítica del cambio social. La novela, si bien destaca por su tono más didáctico y una narrativa que a veces puede parecer artificial, sigue enriquecida con el ingenio característico de Sōseki y una voz narrativa que mantiene una distancia reflexiva de sus sujetos. Esta distancia permite una exploración en capas de los temas de la novela, desde las luchas de intelectuales obsoletos como Shirai contra las mareas del capitalismo moderno hasta los dilemas internos que enfrentan jóvenes aspirantes como Takayanagi.



Nowaki se presenta como un discurso matizado sobre la inevitable transformación de la sociedad y la búsqueda individual de identidad dentro de ella. A pesar de ser considerada una obra menor en la obra de Sōseki, aborda temas de integridad moral e intelectual frente a los cambios sociales hacia el materialismo, haciéndose eco de la crítica del autor a una cultura cada vez más obsesionada con la riqueza y la posición social por encima del carácter y el conocimiento. A través de los viajes cruzados de Shirai y Takayanagi, Sōseki contempla el verdadero costo de los principios en una era de capitalismo, presentando una narrativa imbuida de reflexiones filosóficas sobre el valor de la perseverancia y la esencia de la tutoría para navegar las complejidades del mundo moderno.



Dicen que la literatura es, ni más ni menos, la vida misma.



Una maravilla de novela que vino de la mano de Satori Ediciones.

Un libro cortito de cuentos zen también cortitos.

Voy a empezar diciendo que yo no tengo ni idea de esta temática por lo que no puedo comparar, lo que sí sé es que los cuentos no me han calado, y soy consciente de que el problema es mío, quizás me falta espiritualidad, y esto lo aclaro porque este hombre escribe como los ángeles así que si hay aquí hay una culpable esa soy yo.

“Kokoro” de Natsume Soseki es una obra de arte que captura el lado honesto e incómodo del corazón y todo el ser de la conciencia humana.



La novela está contada en dos partes: la primera por un joven estudiante y la segunda por "sensei", que significa "maestro" en japonés, a través de una confesión en forma de carta. Con el peso del pasado pesando sobre su mente, "sensei" se resigna a una vida de soledad y agonía privada. Durante la historia, revela con tranquilidad su escabroso pasado a su conocido más joven.



Destacan tres aspectos de la novela: el primero es la relación entre "sensei" y el joven narrador, conocido sólo como "Yo"; el segundo es la confesión misma: la manera en que se cuenta, el contenido y su efecto en el narrador; la tercera es la escena final antes de la confesión de “sensei” en la que "yo" se ve obligado a elegir entre su padre y la figura paternal de "sensei". Estas dos figuras representan tradición y modernidad respectivamente. Soseki reconoció las debilidades de su larga tradición amenazada por una forma de vida moderna impuesta desde el exterior. Creo que todos nos identificamos con los buenos tiempos pasados que pasan ante nosotros a medida que el mundo avanza y reemplaza nuestros sentimientos. A veces estos nuevos habitantes de la modernidad no dejan lugar al sentimentalismo y quizás nosotros también muramos con ellos.



No esperaba que me gustara esta novela, pero cuando la empecé me enganchó sin remedio alguno. Soseki atrae sin esfuerzo al lector a lo que debería ser un escenario poco interesante, pero nos permite intrigarnos por el personaje de "sensei".



Hay mucho que decir sobre “Kokoro”, pero lo más interesante para mí fue esa sombra que seguía a “sensei”, su pasado. Supongo que todos tenemos una sombra que nos sigue; cosas que sucedieron en el pasado y tenemos miedo de confesar incluso a nosotros mismos que tenemos la culpa de ellas. Y alguna voz nos dice que tenemos la culpa y que esa sombra nos está haciendo quienes somos. La culpa a veces puede llevar a la gente a cometer locuras, pero uno debe tener voluntad para obligarse a seguir viviendo. Dicen que cada ser humano está solo y cada ser humano tiene su propia tragedia y dolor, yo creo que es así, sin embargo, somos seres humanos no por nuestros hermosos ojos sino por nuestra fuerza de voluntad, cerebro y capacidad para superar las luchas. Dicen que siempre tendrás tiempo para morir, así que ¿por qué no intentar seguir viviendo?