PLUTON EDICIONES

Desde mi perspectiva, con una predilección marcada por el género del terror, esta novela, ampliamente aclamada, se enfrenta a expectativas particularmente altas. Mi apreciación puede verse influenciada por una inclinación personal hacia tramas que se inclinan más hacia el suspenso y la intriga, en lugar del romance, un género que no suscita mi interés. Esto podría explicar la discrepancia entre mi anticipación y la experiencia real de lectura (en mi caso escucha, al tratarse de un audiolibro). Es importante reconocer que, mientras el estilo romántico de la novela no resuena con mis preferencias personales, esto no disminuye su valor literario en un sentido más amplio. La obra, tal vez, se desvía de lo que tradicionalmente se espera en una novela de terror, optando en su lugar por explorar las complejidades del amor y las relaciones humanas. Esta elección temática puede no satisfacer a los lectores que, como yo, buscan una experiencia literaria más adentrada en la tensión y el misterio, pero ofrece una rica exploración de temas emocionales para aquellos que aprecian el género romántico.

Precedente de Drácula y basada en las tradiciones folclóricas de la época, Carmilla es uno de los mayores exponentes de la literatura vampiresca. Sheridan Le Fanu mantiene en todo momento una prosa concisa y directa en primera persona desde la perspectiva de Laura, la víctima elegida por Mircalla de Karnstein desde edad temprana. Para mantenerse en vida y suplir sus instintos salvajes, Carmilla se embarca en un largo proceso manipulativo dedicado a la seducción erótica de la joven. Esto no se debe confundir como un amorío desinteresado o una estrategia de ataque, sino como la experimentación de un sentimiento de deseo cuyas expresiones recuerdan al galanteo romántico de los mortales. A pesar de ello, la voluptuosidad en las palabras de la vampiresa nos sumerge en los deseos lujuriosos fácilmente interpretados como sáficos. Y aunque predomina la ausencia de excesiva introspección, se expone de forma natural las intencionalidades de cada persona je a través de sus acciones y breves líneas de diálogo, por lo que si algún sustantivo caracteriza a Jean Sheridan, es sin duda "sutileza". Carmilla es la impecable representación del equilibro simbólico que se vislumbra en sus actos más extremados; luz y oscuridad, sueño y vigilia, amor y narcisismo, languidez y vigorosidad. Inicio de un subgénero literario que engendra obras insólitas, pero también generalmente muy inferiores.

Un gran clásico con una gran crítica hacia la sociedad y sobre todo al trato de la mujer. La protagonista es una mujer que quiere más y más y su vida no le aporta nada más que aburrimiento así que termina haciendo cosas que no debería con tal de apaciguar ese hambre.