Descubrir

🐥¿Cuándo descubriste cuál era 𝘁𝘂 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼? ¿En qué momento comprendiste que 𝗻𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗯𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗹𝗼, que existían otros ojos capaces de mirar con la misma curiosidad que los tuyos? ¿U 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳ó𝐧 capaz de hacer que la tierra se tambaleara al ritmo de sus latidos?

🐣✨️🅴🆁🅶🅾✨️ (Birábiró, 2024), de 🄰🄻🄴🅇🄸🅂 🄳🄴🄰🄲🄾🄽 y 🅅🄸🅅🄸🄰🄽🄴 🅂🄲🄷🅆🄰🅁🅉 llenará de 𝗹𝘂𝘇 -y conseguirá arrancarte alguna sonrisa-, con una 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗰𝘂𝗯𝗿𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝘆 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼. La autopercepción y esa ubicación que todos tenemos en un lugar concreto, donde nos sentimos -y somos-, más nosotros que nunca.

🐥Se trata de un 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐭𝐨 𝐢𝐧𝐬𝐩𝐢𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫, 𝐪𝐮𝐞 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐭𝐚 𝐚 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐟𝐥𝐞𝐱𝐢ó𝐧 𝐲 𝐚𝐥 𝐝𝐞𝐛𝐚𝐭𝐞 -como otros títulos de esta editorial, que es algo que me encanta-. Todo ello, desde 𝐞𝐥 𝐡𝐮𝐦𝐨𝐫 𝐲 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐩ú𝐛𝐥𝐢𝐜𝐨𝐬. Porque para pensar y encontrarse 𝗻𝘂𝗻𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝘁𝗮𝗿𝗱𝗲, amigos.
Enlace: https://www.instagram.com/mi..

En este libro la autora nos presenta a un joven Snow, se celebran los décimos juegos del hambre y por primera vez habrá mentores. Coriolanus se enfrentará al desafío siendo mentor de la chica del distrito 12.
La historia se cuece a fuego lento en comparación con el resto de los libros. Vamos viendo la evolución de Snow y de los juegos, vemos detalles que nos hacen comprender el porqué de ciertos comportamientos en los otros libros. Es una historia más reflexiva que frenética, en todo momento la autora te mete en la cabeza de Coriolanus. El romance surge rápido motivado por el poco tiempo que les queda debido a los juegos, vemos a Lucy Gray una chica que no deja indiferente a nadie en el capitolio conectar con un Snow que no sabe que es el amor hasta ese momento.
Hay personajes secundarios de los que me hubiera gustado saber más ya que conllevan tramas interesantes como puede ser tigris o el decano, también me hubiera gustado también saber más de la vida de Lucy Gray. El final me gustó por como te hace pensar pero queda muy abierto, te deja frio no saber como termina Snow en la presidencia ni que pasa con otros personajes. Esta historia da para otro libro al menos, espero que la autora nos de una alegría a los fans de la saga.

Lowen Ashleigh, recibe un encargo del marido de Verity Crawford, una de las autoras más importantes del momento, la contrata para terminar la serie de libros en la que trabajaba su mujer. Lowen se instala en la mansión del matrimonio para poder trabajar en las notas en las que trabajaba Verity, con la esperanza de encontrar material suficiente para empezar con su encargo, pero lo que no esperaba descubrir era un secreto que cambiaría para siempre su vida.
Es el primer contacto con la autora y me ha encantado, la historia engancha desde la primera página y se lee muy rápido. La autora consigue ponerte los pelos de punta hasta el punto de tener que hacer parones, hay escenas un poco fuertes. Me sorprendió la cantidad de escenas spicy ya que lo único que sabía es que era un thriller por lo que se podría decir que ha mezclado su registro habitual que es el romance con el thriller y le ha quedado de maravilla.
Me ha dado muchas vibes a Rebeca de Daphne du Maurier con respecto a Verity y lo que la rodea. El final es una locura y lo que más me ha gustado es que la autora te da la libertad de creer lo que más te convenga, mentía o decía la verdad en su última carta? Si lo habéis leído os leo vuestra opinión en comentarios.

Primera página de esta historia: Stan Harrison, de Filadelfia, pero con raíces catalanas por parte de abuela materna, asentado desde hace un par de años en Barcelona y guía de tours personalizados, recibe un email de una “descarada” joven.

Segunda página de esta historia: dicho email, de Lara Ortiga, camarera por horas, encabezado con un precioso Asunto: “Regálame tus ojos” donde pide ayuda a Stan Harrison para escribir una novela que quiere hacer sobre Barcelona, y… una cita inminente en una tarde de verano.

Así comienza esta vitalista novela con una protagonista “viva”, con mucha fuerza, natural, espontánea más que descarada, y un protagonista introvertido, aunque solo será aparentemente, porque se embarcará en esta aventura acudiendo a la cita porque él también quiere descubrir, a su manera, a esta impulsiva joven que le ha hecho despertar un aleteo en su estómago. Cada capítulo es la historia contada y sentida por el protagonista que lo encabeza, bien Lara, bien Stan, o de forma indistinta.

La química pronto saltará entre ellos y se verán sorprendidos por lo que el otro les hará sentir, aunque en medio de esa pasión desbocada, cada uno tendrá sus fantasmas, al igual que la propia ciudad los tiene. Ambos tendrán que lograr mirar al pasado sin dolor, sin entrar en un bucle de resentimientos por algo que ya no pueden cambiar; en definitiva, sanar, aunque no será un cambio rápido. Tendrán que encontrar puntos de unión entre sus vidas anteriores y la actual; construir puentes para mantenerles cercanos. Ambos querrán descubrir hasta dónde les llevarán sus emociones, volver a tener luz en su vida, aunque esa atracción puede que no llegue en buen momento para uno de ellos.

Pero, de repente, un “Deberíamos devolverlo a donde pertenece” hará tambalear el suelo de ambos. Llegará la confusión, las diferencias, las renuncias, las decepciones, los reproches, esas palabras que se dicen sin pensar (o sí) y hacen tanto daño, el derecho de adentrarnos en nuestros sueños sin priorizar los del otro, el temor del que ha renunciado a sus sueños, las sombras del pasado que regresan, un punto de inflexión en su idílica relación pues todos tenemos anhelos dormidos esperando a despertarse. Grietas que se abren entre los dos, quizá el amor no sea suficiente y haya que luchar para no ser destruido, no soportar la humillación, la denigración.

Esto es La ciudad de tus ojos: la historia de Lara y Stan, con un principio y un final escrito de antemano. Aunque, después del final, la mayoría de las historias tienen un epílogo.

Una historia vital, alegre, llena de energía, de buen rollo con la que te entran ganas de disfrutar de todo, del amor, de la familia, los amigos, en la que pasan cosas y, como cualquier otra historia, no es válida si no se conocen todos los puntos de vistas, y esta la conoceremos por parte de sus protagonistas. Conoceremos sus pensamientos, sus reflexiones acerca del amor, sus sentimientos, y no menos importante, conoceremos Barcelona a través de “sus ojos”. Una Barcelona llena de luz, color, misterios, con fantásticas descripciones que nos adentrará en sus calles, sus leyendas, la simbología que esconden sus piedras, y podremos disfrutar de los recorridos como un ciudadano más de la Ciudad Condal con un fantástico guía que parece sacado de una enciclopedia.

No la dejéis pasar.

1961, Leonor, su marido Manuel y sus dos hijos, Lucía y Juan, emigran de Montilla, su pueblo natal de la provincia de Córdoba con todo lo que tenían, a la “tierra prometida”, Barcelona. Así comienza esta historia social y costumbrista, para nada alejada de los que nacimos en esas décadas. La historia se divide en bloques y comienza la narración desde la perspectiva de Leonor y continuará por las otras mujeres de la familia, hasta terminar en el año 1992.

Recién llegados se camuflaron en un día a día no mejor del que llevaban en el pueblo; en la periferia de Barcelona las desgracias afloraban y mostraban al mundo las miserias del régimen franquista cuyas sombras amenazantes de los dos bandos de la guerra civil muy presentes incluso dentro de las mismas familias. Sobrevivirán con la esperanza de que sus vidas mejorarían. Pero una situación de denuncia sumió en la vergüenza a Leonor, una mujer fuerte que tiraba de su familia, y complicaría aún más las cosas de un futuro próspero. La culpabilidad injusta de la época sobre lo sucedido caería sobre ella, pero la necesidad de salir adelante y de construir una nueva vida hizo que soterrara el dolor de lo ocurrido y tratara de olvidarlo, algo que nunca logró y la pasaría una enorme factura que la acompañaría durante el resto de su vida.

Poco a poco y no sin mucho esfuerzo, la familia irá creando su vida en la “Ciudad Satélite”, zona en desarrollo a las afueras de Barcelona. Nacerá una nueva hija, Esperanza, y los pequeños pero prósperos avances de la familia irán junto al avance de la ciudad que les acoge. Según pase el tiempo, las hijas del matrimonio irán cobrando protagonismo y a través de sus historias nos adentraremos en una sociedad convulsa de huelgas, conflictos obreros y reivindicaciones laborales, sufriendo Lucía, la hija mayor del matrimonio, los efectos de esas revueltas mezclado con la sociedad de la época en la que la mujer era maltratada social y físicamente. Se llegará al 1973 con las mujeres formando parte de las plataformas reivindicativas a pesar del miedo que pretendía infligir la policía a base de violencia; en 1975, el fallecimiento de Franco traería el contraste entre el temor y la resignación de los mayores y la alegría de los activistas jóvenes porque allanaba el camino a la democracia. Llegarían los primeros gritos de “libertad”, las elecciones democráticas, la llegada de fenómenos sociales como la ley del divorcio, el baby boom, la crisis económica de los 80, de cómo eso de un puesto para toda la vida pasaba a la historia, o las drogas en su peor versión con la heroína y el sida irrumpiendo de repente, la Barcelona de los JJOO, etc.

Es la historia cercana de España, narrada y sentida dentro de una familia ficticia de 5 miembros, pero que bien refleja la sociedad del momento. Ellos son un retrato de la sociedad de nuestra niñez, nuestras familias, nuestros barrios. Lo más relevante de nuestra historia irá ocurriendo en esta familia y cómo cambiaría su vida a raíz de algunos de estos sucesos, cómo las tragedias les irían minando, pero sin olvidar sus orígenes, el pueblo de Montilla, al que regresaban cuando podían para volver a su esencia. Seremos espectadores del paso del tiempo en ellos. A veces el lector se identificará con Leonor, cuando la narración pase a Lucía lo haremos con ella, y así sucesivamente, pero sin dejar de lado al resto de familia muy presente en toda la historia.

Cualquiera de nosotros podríamos haber sido esta familia.

Nos cuenta Rosa Ribas en estas páginas que hablan de ella (y un poco de todos los que como ella llenamos hojas en blanco con mayor o menor acierto), que los miopes y los narradores son especialistas en desarrollar la imaginación. Los primeros, por necesidad; los segundos, por gusto. O por eterno disgusto. Por una imperiosa necesidad de transformar lo que nos llega en otra cosa que hable de nosotros, que nos mejore, que mejore algo por poco que sea.

   Hay tantos pasajes en este libro con los que me he sentido identificada que me ha costado distanciarme y no hacerlo un poco mío, como si fuera yo la que habla sobre cuándo y cómo aprendí a leer, sobre cuál es mi palabra favorita, sobre lo raros que podemos llegar a ser los ratones de biblioteca desde el principio hasta el final.

   Bendita rareza, maravilla de garabatos, larga vida a los contadores de historias. Y a los miopes, por supuesto.

Ok, lo admito. Este es uno de los libros que menos me gustan del maestro. Sí, gente. Lo dije y no me tembló la mano al momento de escribirlo. Aunque conozco a unas cuantas personas a las que si les agrada el libro, y que me han explicado sus motivos con buenos argumentos y justificaciones, no puedo ver la obra como algo más que no sea un hombre en una espiral de dolor e ira, la cuál termina cobrándose su cordura, para llevarlo a cometer lo que podría considerarse, su venganza contra el cruel mundo que le arrebató todo.
Sí, sé que el protagonista tiene sus razones para dejarse llevar por la locura y actuar como lo hace, pero, ¿qué el autor no podía traernos más sobre otra persona que no fuera el? Por ejemplo, su esposa. Ella también ha sufrido con el asunto de su hijo y se ve que requiere de ayuda, igual que el. ¿Por qué no podemos ver más de ella o de su lucha por intentar superar las acciones de su marido? O, en el caso de los abogados, ¿ o se nos podía mostrar un poco de su humanidad, a pesar de que tenían que seguir órdenes?
No sé. Como que siento que, en su afán por volver el libro un ºOne men’s army" se quedaron muchas cosas en el tintero. A ver cómo me va con el libro del siguiente mes.

Mona es una niña de 10 años, con ojos grandes, azules, inocentes, puros. Un “mal” día, de repente, todo se vuelve negro durante 63 largos minutos. A partir de ahí, un diagnóstico impreciso e inseguro; una prescripción médica: visitas a un psicólogo. Su querido abuelo con un pensamiento: su nieta ha estado a punto de perder la vista; si sus ojos se apagaran definitivamente, lo único que se llevaría a los confines de su memoria sería el recuerdo de cosas vanas. Por ello, se propuso compensar la fealdad a la que Mona se veía sometida a su edad, y la enseñaría los lugares donde se conserva lo más bello que el mundo puede ofrecer: los museos. Impregnarla de algunas de las maravillas del mundo y que la belleza del arte, los colores y las líneas, penetraran en la mente de su nieta antes de esa extinción sensorial.

Tres paradas: el museo del Louvre, el Orsay y el Centro Pompidou. Durante 52 miércoles nos iremos mimetizando con Mona, dejándose guiar cogida de la mano del abuelo Henry, para descubrir cada semana una obra de arte, así hasta 52 obras maestras, siempre con el mismo ritual: observando primero la obra en cuestión en silencio durante unos cuantos minutos, y a continuación desgranando con la sabiduría del abuelo lo que cada una de ellas esconde. Iremos empezando con al arte de Florencia, el Quattrocento; obras como La Gioconda, una de las primeras a visitar; el arte veneciano del S.XVI a cuyos pintores les gustaba rodear sus obras de enigmas y alegorías poéticas; la escuela holandesa del S.XVII; el arte en la etapa de Luis XIV en el trono de Francia y su estilo pictórico con reminiscencias del régimen absolutista; las obras de las pocas mujeres artistas que no irrumpirán en escena hasta el S. XIX o incluso principios del S.XX; los artistas prerrománticos y románticos del S.XIX; la democratización del arte a partir de la irrupción de una burguesía cada vez con más peso en cualquiera de las sociedades europeas. Obras de Boticelli, Rafael, Tiziano, Canaletto, Miguel Angel, los paisajes de Turner, Monet, Edgar Degas, Rembrandt, Cezanne, Goya, Delacroix, Van Gogh, y así hasta llegar al S.XX, Kandinsky, Picasso, entre otros muchos.

Con el abuelo y su sabiduría, asistiremos de forma amena a grandes lecciones de historia del arte a través de obras maestras muy conocidas y otras no tanto que relaciona con la época del autor, el contexto histórico, los movimientos artísticos, las técnicas y movimientos pictóricos y lo que hay detrás de cada cuadro de manera asombrosa para el lector (reconozco que hay obras conocidas de sobra por todos y a mí se me habían pasado más de la mitad de los detalles). Lo emotivo es que cada una de esas obras nos revelarán un secreto de la vida, de esos que se quedan grabados en lo más profundo del corazón: aprender a recibir dentro de la cadena que debe unir a los seres humanos.

Una preciosa historia familiar, de la importancia y del vínculo milagroso entre abuelos y nietos. Una obra para leerla despacio, sin prisa; la inocencia de Mona y la complicidad con su abuelo hacen que esta historia saque la máxima ternura del lector. 52 miércoles, 52 obras de arte, una gran lección de vida, la fuerza de la fe, la esperanza, creer que los milagros también son posibles, y el descubrimiento de una vida que será la salvación de Mona: “Olvida lo negativo; conserva siempre la luz en ti”.

Bueno, gente. A riesgo de que me linchen o me funen, diré lo siguiente: el libro es muy parecido a Divergente.
Sí, lo dije. Lo siento, pero es la verdad. O que, ¿me van a decir que los peligros del cuadrante de jinetes no se sienten como los desafíos y las peleas que tenían los de osadía en su sector? Se siente súper similar todo ese asunto, y si a eso le sumamos el asunto de la conspiración y todos los temas de traición, bueno. ¿Qué les puedo decir? Mientras leía, sentía que estaba rememorándolo mis tiempos leyendo la trilogía de Divergente, pero sumándole a eso una vibra al estilo, Como entrenar a tu dragón y Juego de tronos. Literal, si Vi hubiera gritado en una de esas Dracarys, ni me hubiera sorprendido.
Claro que, dejando de lado ese punto, tengo que decir que la historia de estos jinetes de dragones no está nada mal. De hecho, me leí la primera mitad del libro en una sola noche, así que podría decirse que cumplió con su objetivo de mantenerme pegada al asiento, sin dejar de leer. Hace mucho que no me pasaba algo así con una lectura, así que le doy puntos por eso.
La autora hizo un buen trabajo con esos picos de tensión, así que ya veremos con que me encuentro en el segundo tomo.

Julio de 1954, Massachusetts. Un paquete rectangular envuelto en papel marrón acompañado de una carta; dentro, un libro con el título “Mi lamento: Belle”, y una dedicatoria: “¿Cómo pudiste hacerlo?” El pasado regresa 13 años después.

A partir de aquí nos adentramos a leer página a página “Mi lamento: Belle”, una especie de diario escrito en 1ª persona por un hombre, y dirigido en un tono desdeñoso a una mujer llamada Belle, una mujer fría quién supuestamente le rompió el corazón. El comienzo de una historia de amor en agosto de 1941, en Nueva York, en una fiesta de compromiso de la alta sociedad neoyorquina; dos pares de ojos que se encuentran, una atracción irresistible; una relación no apropiada, encuentros furtivos, pasión desmedida, viviendo ajenos a la realidad, pero lanzándose de cabeza al precipicio sabiendo que debajo no hay agua.

De pronto, un nuevo volumen muy parecido al anterior aparece; igual, una especie de diario y, esta vez carta de réplica, bajo el título “Para siempre y otras mentiras”, y una dedicatoria “¿Cómo? Después de todo, ¿cómo me preguntas a mí?”. En este caso una historia escrita desde el sentimiento de una mujer con la intención de sacar su verdad. Belle, una joven norteamericana que encierra un pasado doloroso, triste, con una gran culpabilidad a sus espaldas, en su fiesta de compromiso; un compromiso aceptado por el bien de todos, como una especie de alianza estratégica, sin la libertad de poder romper. Un comienzo de historia con muchos aspectos en común con “Mi lamento: Belle”, pero siempre con un eco que taladra al lector de que habría un día en que todo acabaría.

Así, se irán entrelazando 2 historias con una adicional que transcurre en el tiempo actual, la de Ashlyn, quién sentirá una conexión con las historias contadas en los volúmenes que le costará descifrar. Dos misteriosos libros, dos versiones diferentes de una misma historia que llegará hasta la actualidad, una traición, reproches mutuos, palabras que salen de dentro como si fueran veneno, demasiadas renuncias, demasiado dolor, demasiadas heridas por cerrar, “el odio es un sentimiento más seguro que el amor”, una huida hacia adelante para aprender a vivir todos los días con un recuerdo, y… demasiado tiempo ya transcurrido. ¿Cómo habrían acabado haciéndose tanto daño los supuestos amantes?

Una historia con cierto suspense romántico, con el escenario de la 2ª Guerra Mundial como telón de fondo en los hechos, en las conversaciones, en las opiniones, en el sentir de lo que está bien y lo que está mal y, sobre todo, en las consecuencias. Historias de supervivientes emocionales. Personas que habrían merecido ser felices y no lo fueron por una versión equivocada de los hechos, y ahora… ya no importa.

Las cosas y las personas no son siempre como parecen. Cada uno reescribe la historia creyéndose su propia versión de los acontecimientos. Hay que buscar las dos versiones para poder acercarse un poco más a la verdad, y aun así nunca habrá una verdad absoluta.

Uno de los mejores libros que leí en 2023. Te traslada a esta historia que vas descubriendo poco gracias a los flashbacks y a su peculiar y entrañable protagonista. Una gis que además ha recibido una magistral adaptación en forma de serie que ayuda a que la historia cobre vida.

Casi 700 páginas de una historia en la que nada pasa y con uno de los protagonistas más sosos de la literatura. Parece el prólogo de una historia más larga que no pienso leer.

En 300 páginas hasta hubiera quedado bien.

Ahora me lo pensaré dos veces antes de leer otra novela de esta autora.

La novela no está mal, pero no es una historia que me deje con tanta intriga como para coger el siguiente rápido. Quizás sí las publicaciones fueran mensuales y no quincenales si que seguiría leyendo esta saga.

Pero para quien disfrute con las novelas familiares aderezadas con un poco de terror y por entregas es genial. Por el precio, el formato y el cuidado en la edición sí merecen la pena.

La anterior saga de esta autora me gustó mucho. Lástima que no haya podido decir de este primer libro lo mismo. La química entre los protagonistas es forzada y la protagonista de la novela tiene una personalidad calcada a la 'A la caza de Jack el Destripador'. Tiene toda la pinta de que no seguiré leyendo estos libros.

Imagínate un tranquilo y remoto pueblo. Torreón del Risco ponle que se llama. En medio de la nada, uno de esos tantos de la España vaciada. 156 habitantes, un único bar, varias granjas, un par de hippies, un cura, un alcalde (señor y amo), una residencia de ancianos…


Ahora imagínate que no queda nada de él. Todos sus habitantes han desaparecido, una tragedia en pleno invierno de la que solo queda un falso cartel a cargo de los creadores del documental que quiso contarlo todo. El verdadero, cuya sangre ya fue borrada por el paso del tiempo, se encuentra dentro de la zona peligrosa, después del túnel que se sabe que es una entrada a las cavernas.


De las que nadie ha salido con vida.
Y hasta aquí puedo contar.


Así conoceremos la historia del pueblo, es la pluma de Iván Ledesma que nos transporta a él, nos hace partícipes de la religión, fe, guerra y supervivencia. El Apocalipsis. Pasado y presente, varios puntos de vista: desde dentro del horror, desde la calma antes de la tormenta y desde fuera. Terror rural puro, consigue un ritmo frenético en un ambiente angustiante,,, y de qué manera

Regreso a uno de los géneros que más he cultivado en mis últimas excursiones lectoras, me adentro de nuevo en la novela histórica y en una historia tan fascinante como real de la mano de uno de los escritores que mejor aborda el género.

“Una luz en la noche de Roma” es una historia que arranca en plena SGM, en una de las épocas más dolorosas y convulsas de la historia de la humanidad. El origen de una historia de amor, una flor entre los escombros, que surge entre Gina y Betto, un sentimiento intenso e imposible, representa el núcleo de una amalgama de acontecimientos donde los nazis, la caída del régimen de Mussolini, la persecución judía, un síndrome misterioso y una Roma devastada por la guerra, pero viva y eterna como siempre lo será, conforman una trama subyugante.

Jesús Sánchez Adalid nunca defrauda. En este caso, sorprendida por tratarse de hechos basados en la realidad y con personas de carne y hueso, me ha fascinado el profundo conocimiento de la historia, del devenir de los protagonistas y de los minuciosos detalles narrados. Destacar por supuesto la exquisita prosa del autor, el sentimiento que emanan sus letras y la inmersión casi literal y, obviamente literaria, que proporciona al lector en las descripciones de una Roma agitada, pero bulliciosa, herida pero viva. Me ha encantado la manera de exponer la trama y el cuidado con el que el autor trata a los personajes y su duro momento vital.

Como lectora ya avezada en el género histórico, quiero destacar que esta novela, tratándose de un hecho ocurrido en la realidad, os impactará de lleno. La mezcla de sufrimiento y esperanza, de horror y belleza, de amor y miedo, de lo peor y mejor del ser humano, no os dejará indiferentes. Una obra para devorar con tiempo y con mucha pasión lectora.

Regreso a uno de mis géneros preferidos, el policíaco y lo hago de la mano de una novela de literatura norteamericana actual, un ámbito poco explorado como lectora y que siempre ha llamado mi atención.

 “Ciudad en ruinas” es el último episodio de una trilogía donde Danny Ryan, un antiguo estibador y mafioso que ha conseguido llegar a la cumbre del éxito tanto económico como personal, se encuentra con la necesidad de luchar contra su ambición, siempre insaciable. La pasión por construir el hotel de sus sueños, enfrentándose a todos los poderes fácticos, políticos y sociales, dan lugar a una trama donde se suceden los miedos a perder lo más querido, los lugares más oscuros mezclados con los despachos más lujosos y una lucha constante entre lo que debemos de preservar y los logros que colman nuestros sueños.

Don Winslow, referente contemporáneo en la literatura norteamericana y un maestro en la novela policíaca, nos muestra en este libro sus virtudes y talento a partes iguales. Un texto trepidante, repleto de referentes de novela negra, tanto en los personajes, en los sentimientos y en los lugares. Una manera de narrar que nos deja sin aliento y nos traslada físicamente de Las Vegas, a Washington, pasando por antros de mala muerte genialmente seleccionados. En definitiva, un clásico del género que aglutina todos los aspectos de una manera magistral.

Una de mis escasas incursiones en literatura norteamericana contemporánea y que me ha encantado como pocas. Una novela para leer del tirón, sin distracciones y dejando que te absorba totalmente en el sillón. Una magnífica obra para culminar la trilogía.

En esta novela tenemos a una temida prisionera capaz de matar con solo mirarte, un cazador de recompensas con un poder secreto y oscuro y a un joven acomodado que ha salido al mundo en busca de nuevas aventuras. Tres personajes muy dispares a los que una serie de casualidades (o no) harán cruzar su camino desembocando en la guerra de mundos que podrá cambiar el mundo de Erawol tal y como lo conocemos.
La novela a pesar de su no demasiada extensión está cargada de criaturas mágicas completamente inéditas y muy bien creadas. Por si esto fuero poco, la magia en si misma se encuentra encerrada en cada poro de Erawol.
El Wordbuilding en mi opinión está muy bien construido y a pesar de que la escritora se ha preocupado en dejar este mundo muy bien explicado, no ha dejado que el ritmo de la novela se pierda en ningún momento.
Los personajes son otro punto fuerte de esta novela dejando muy patente la gran evolución que van sufriendo a lo largo de la historia y la capacidad de estos de sobreponerse a las adversidades y cambiar su forma de concebir este mundo único.
La novela tiene varios giros en la trama con especial mención a uno cercano al final en el que no sabrás si odiar definitivamente a la escritora o amarla por el máximo engaño en el que te ha tenido.
Que puedo decir de este intensísimo final culminado con una batalla épica y con unas acciones de extremo infarto.
Novela completamente recomendable si eres fan de la fantasía

En algún lugar leí que La isla del tesoro es un libro que admite lecturas diferentes según se va creciendo. Desde la simple aventura juvenil en la que el lector se identifica con el grumete Jim y su sed de vivencias, a la senectud donde uno puede medir sus ansias de vida con la libertad de Long John Silver.



Armado por estas razones, y por las ganas de disfrutar nuevamente de este gran libro, vuelvo a abrir sus páginas y a zambullirme en las aguas oceánicas en busca de la isla del esqueleto, con el magnífico, aunque algo impreciso y macabro, mapa del tesoro y acompañado por una tripulación formada a partes casi iguales por bucaneros asesinos y prohombres que pasean con orgullo la enseña británica.



Poco sentido tiene repasar el argumento de esta novela ya que casi todo el mundo la habrá leído, en mejores o peores versiones, o en todo caso, visto alguna de las numerosas películas que se han rodado sobre la base de un guión adaptado de la obra de R. L. Stevenson. Por ello, comenzamos las reflexiones sin más.



Y la primera de ellas surge nada más iniciada la obra. El pequeño Jim Hawkins se apropia del mapa del tesoro de la isla al tratar de recuperar el dinero que le debe a su madre, por los gastos de hospedaje, el capitán Billy Bones, recién fallecido tras recibir la Marca Negra. Jim muestra el mapa al doctor Livesey y éste al caballero local, un pequeño terrateniente con algún cargo administrativo para dar lustre a su bajo título nobiliario.



Y ni cortos ni perezosos, arman una goleta, La Española, contratan a un capitán y a una tripulación para partir en busca del tesoro y repartirlo como buenos hermanos. El tesoro parece haber sido enterrado en la isla por el temible capitán pirata Flint y, por tanto, no parece tener un origen lícito. Y sin embargo, no se plantean que tal vez el mismo deba ser devuelto a sus legítimos propietarios, al gobierno de Su Majestad o a quien corresponda. Tampoco se plantean que si el chico encontró el mapa, a él le corresponde el tesoro. Sin más, entienden que, como el fruto de la tierra, está ahí para tomarlo.



Supongo que los estudios jurídicos me delatan pero las preguntas continúan porque, por desgracia para estos supuestos buenos hombres, la tripulación contratada es, en gran medida, el resto superviviente de los compañeros de peripecias de Flint, encabezados por su contramaestre, el tullido Long John Silver y su loro parlante, también llamado con fina ironía Capitán Flint. Así que los piratas navegan rumbo a la isla con la misma intención que los rectos hombres, la de apropiarse de un tesoro que, en puridad, les pertenece tanto como a Jim y sus compadres. No sabría decir quién es más pirata aquí.



Y como siempre ocurre, el joven Jim crece en las pocas semanas que dura el tiempo de la narración, madura como persona aprendiendo de cuantos le rodean. En él surgen los sentimientos de nobleza y lealtad, los del esfuerzo y el heroísmo, pero también la extraña dualidad que habita en todos nosotros, el que un tremendo bribón como Long John Silver, pueda protegernos y amarnos como si fuéramos el hijo que nunca tuvo y, al tiempo, ser objeto de devoción, como la figura paterna que Jim necesita, igual que cualquier huérfano novelesco que se precie.








La personalidad de este joven Jim es otro de los enigmas, un personaje bien construido puesto que podemos aventurar sus dudas y cavilaciones sobre su propio papel en toda la trama, o su relación confusa con el pirata. Y es que la llama de la libertad, tal vez unido a los efectos de los alisios le hacen cometer locuras como huir del fortín y tratar de arrebatar la goleta a los piratas, aventuras de las que sale con vida tan solo gracias a la magnanimidad del autor. Pero en todas ellas late profunda, apenas reconocible, la semilla plantada por el alma indómita de Long John Silver.



Pero volviendo junto al caballero, al doctor y el capitán que han contratado, que se muestra tan honrado y leal como ellos, nos asaltan nuevos interrogantes. Cuando regresan a la goleta, con el tesoro a buen recaudo, y zarpan junto a Long John Silver, con la promesa tácita de procurar no denunciar sus fechorías, volvemos a estar ante otro acto arbitrario. Es cierto que parecen necesitar del pirata para completar la escasa tripulación que les lleve a puerto seguro, pero realmente, ¿no están encubriendo todos los crímenes cometidos en este viaje?¿No manchan sus manos con la sangre de todos los muertos?¿No se condenan a ellos mismos por no entregar a la Justicia al contramaestre de Flint?



Más aún, ¿realmente se sorprenden cuando el pirata escapa una noche del barco, atracado en un fondeadero de la América Española? ¿Esperaban otra cosa? Al fin, y como siempre suele suceder con este libro, todos los personajes resultan algo maniqueos, simples, previsibles hasta cierto punto, pero el que concita todas las simpatías, el que se aferra a la vida y a la libertad como ningún otro, el que tiene claras sus lealtades (siempre a sí mismo) es el pirata de la muleta.



Y es este Long John Silver quien ha perdurado, junto a su loro, como el icono permanente de la obra, la referencia que llegó incluso a estar a punto de nombrar a los Beatles, cuando John Lennon, dio por bautizar a su grupo antes de saltar a la fama con el extraño apelativo de Long John and The Silver Beatles. Es la referencia de una maldad que puede desdoblarse en dulzura sin que uno llegue a saber nunca realmente cuál es el verdadero aliento que le impulsa, cual es el auténtico sentimiento del pirata. Porque, si Long John hubiera nacido en otra cuna, en la del caballero, por ejemplo, ¿habría cambiado la novela?¿Habría sido tan recto como aquel?¿Tan amante de su patria?



Creo que a este Long John Silver le es de aplicación la canción del ron que este libro ensalza como canto pirata por excelencia.



Quince hombres con el cofre del muerto,

ja, ja, ja, ja, y una botella de ron.



Pero creo que también le habría gustado poder cantar otra canción de piratas, la que escribió Espronceda reflejando todo el aire de libertad que tan bien encarna nuestro pirata cojo.



Que es mi Dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.



Y es esta conexión con el Romanticismo la última reflexión que me evoca ésta mi última lectura del libro por el momento. Aunque el libro se publicó inicialmente por entregas en 1881, cuando ya las modas románticas habían dejado paso al realismo, lo cierto es que este libro refleja como pocos ese ansia de libertad, ese enseñoramiento de uno mismo, la capacidad de elegir nuestro destino aún a costa de tener que escapar de la realidad confortable que nos acoge y adormece. Tal y como hizo Stevenson, en una peregrinación constante para alejarse de la fría Escocia, siempre por supuestos motivos médicos, siempre con un afán de forjar su propia voluntad.



La edición imprescindible de La isla del tesoro siempre será para mí la de Anaya, con su increíble croquis de La Española y las denominaciones de todas sus partes, velas, palos y trinquetes. También con su magnífico mapa del tesoro y, en esta última edición que he manejado, con un sorprendente epílogo a cargo de Santiago R. Santerbás, cuya lectura recomiendo encarecidamente. La traducción a cargo de María Durante sabe respetar el habla tabernaria y marinera de los piratas, pero también el estilo redicho y engolado de los buenos caballeros.



Porque La isla del tesoro es la obra perfecta de aventuras, la que resume todos los elementos que hoy atribuimos a este género. Todos sus elementos son tan clásicos que uno, cuando la lee por primera vez, casi no es consciente de cómo ha moldeado la imagen que tenemos sobre los piratas, que todos llevan un loro en el hombro, que beben ron, que entierran tesoros para luego recuperarlos en mejor momento si es que nadie se les adelanta.



Es seguro que Stevenson tomó todos estos elementos de obras ajenas en la misma proporción que de su propia inspiración, pero de toda esa mezcla supo extraer un fruto perfecto, una narración que pervive como referencia absoluta de los libros que leímos siendo jóvenes. Por ello, no está de más revisitarla para descubrir que el Stevenson que la escribió ya tenía algunos años encima y que, como Long John Silver, su huida hacia adelante que le llevaría a los Mares del Sur no era otra cosa que la búsqueda de la libertad, de su inspiración, y de todo eso que le está vedado comprender a un joven. Así que la voz de un maduro Stevenson se nos abrirá con facilidad desde una lectura algo más madura, no mejor, solo diferente.

Happyland, un tomo único de terror y gore.

Si estás buscando ver miserias humanas, mucha sangre y varios plost twist, este es definitivamente tu manga.

El dibujo es bueno, hasta el punto que algunas cosas son "difíciles de ver" por lo que a los amantes del terror no les podría faltar este tomo en su colección.