Todo ese fuego de Ángeles Caso
Míranos en cambio a nosotras, pobres mujeres, obligadas a escribir a escondidas, a publicar bajo seudónimos, a ocultar todo este fuego dentro de nosotras, disimulando como si fuéramos ladrones el anhelo y la furia. (…) tratando de robarle minutos, segundos, a la vida que pasa deprisa para poder escarbar ahí dentro, en las brasas que arden en nuestras cabezas, igual que bandidos aguardando la noche (…) aunque nosotras no destruyamos sino que creemos, imprudentes mujeres, pecadoras mujeres que se niegan a doblegarse al silencio.
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