Dientes blancos de Zadie Smith
Sin fingimientos, sin mitos, sin mentiras, sin complicadas tramas: así imaginaba Irie su patria. Porque «patria» es una de esas palabras mágicas que, como «unicornio», «alma» e «infinito», ocupan un lugar especial en el lenguaje. Y la magia particular de su «patria», su encanto para Irie, era que sonaba a principio. El principio del principio. Como la primera mañana en el Edén y el día después del Apocalipsis. Una página en blanco.
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