Dientes blancos de Zadie Smith
Pero morir no es fácil. Y el suicidio no puede incluirse en una lista de tareas pendientes, entre limpiar la bandeja del horno y nivelar las patas del sofá con un ladrillo. Es la decisión de no hacer, de deshacer; es un beso lanzado al olvido con la punta de los dedos.
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