Yukio Mishima
Sumiko tenía los dientes frontales un poco salidos, sólo un poco. Eran unos dientes extremadamente blancos y muy bonitos, y, cuando Sumiko reía, sus dientes relucían de tal manera que uno se preguntaba si la muchacha reía con el fin de exhibir los dientes. La leve prominencia de los dientes añadía un sutil atractivo a su risa. En el caso de Sumiko, el defecto de tener los dientes salientes era como un grano de sal que animaba la armoniosa gracia y belleza de su rostro y de su figura, resaltando la armonía y dando especial acento a su belleza.
|