Confesiones de una máscara de Yukio Mishima
Pero un día mi institutriz abrió aquel libro precisamente en aquella página. Y, mientras yo dirigía una mirada de soslayo a la ilustración dijo: -¿Sabe el señorito la historia de este cuadro? -No, no la sé. -Parece un hombre, pero es una mujer. De veras. Se llamaba Juana de Arco. La historia dice que fue a la guerra vestida de hombre, y que así sirvió a su patria. -¿Una mujer? Me quedé de una pieza. la persona que yo creía era él, resultó ser ella. Si aquel hermoso caballero era una mujer, ¿no quedaba todo reducido a la nada? (incluso ahora siento repugnancia, profundamente arraigada y de difícil explicación, por las mujeres vestidas de hombres.)
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