El Tarambana de Yosa Vidal
La nueva poesía estaba tan depurada de la belleza de las formas que me llevaba a una resaca gris de la que quería escapar. Todas poseían esa sobriedad aburrida, tan llena de vanidosas entelequias y constantes autorreferencias imposibles de enfrentar si no es con los ronquidos de una siesta
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