Artífices del azar de Yoav Blum
Parece que hay en el mundo dos clases de personas. Está la clase que se limita a vivir su vida, concentrada en el presente y en lo que en él hay que hacer. Cuando llega un amor, le sonríen y lo dejan entrar, pero sin perder la cabeza de verdad. Podrían arreglárselas también sin él, pero los alegra que haya llegado. Y está la otra clase, la mía, la que pasa toda la vida echando de menos a alguien que aún no ha conocido. Que espera todo el tiempo el momento en que cese la añoranza y alguien entre por la puerta. Somos problemáticos, los de mi tipo, buscamos significados en cada pequeño gesto. El timbre de la puerta, un extraño con el que vamos a cruzarnos en el paso de peatones, un camarero que sonríe... Todo son señales, todo son opciones que es preciso examinar. Tal vez de pronto, vete a saber, llega alguien y cae justo en el hoyo que tenemos en el corazón. |