Furinkazan: La epopeya del clan Takeda de Yasushi Inoue
Todos los generales eran jóvenes salvo Kansuke, que era el de mayor edad. Mientras se sonaba la nariz debido a un leve catarro, pensaba que en lo sucesivo el joven general a quien tanto estimaba derrotaría primero a Murakami Kiyohara y después al que estaba detrás de él, a su señor Nagao Kaguetora. Pero al mismo tiempo, sin dejar de sostener la caracola, se preguntaba si no tendrían lugar más que pequeñas batallas como la que acababan de ganar. En ese momento Kansuke recibió un baño de chispas y cenizas en la cara que, batidas por el ventarrón, llegaron volando desde la hoguera, y a los ojos de los presentes su raro semblante pareció transfigurarse en el de un rey Deva, protector de los Budas.
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