Su novela País de nieve –y podría decirse, exagerando un poco, que la nieve es japonesa– avanza con limpidez; difícil dar con un texto recargado en un autor de esa nación.
Enlace: https://www.clarin.com/cultu.. |
Su novela País de nieve –y podría decirse, exagerando un poco, que la nieve es japonesa– avanza con limpidez; difícil dar con un texto recargado en un autor de esa nación.
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Tras recibir el Premio Nobel de Literatura, el autor no pudo seguir escribiendo, y dejo esta obra inconclusa, apareciendo años después como póstuma. Ineko es llevada por su madre y su novio a un manicomio en una ciudad tranquila, luminosa y cálida, como describe un diente de león, un manicomio construido sobre las ruinas de un antiguo templo budista cuya campana les sirve a los enfermos de tratamiento. Tras ser admitida, tanto su madre como su novio discuten si fue oportuno o no hospitalizarla, el motivo, una enfermedad llamada “ceguera del cuerpo”, que se manifiesta de forma que dejas de ver el cuerpo de la persona que esta al lado. El novio está convencido que podría haberla curado pero su madre se opone. Me ha gustado la narrativa del autor, un autor donde los detalles no se ven y es importante leer entre líneas. Una historia que es un dialogo constante, sin capítulos y que el hecho que no este acabada es un poco frustrante y sobretodo intrigante. |
Un libro en el que lo único que mecha gustado son las descripciones que hace el autor. Los personajes son fríos y nada cercanos. Las relaciones entre ellos son muy flojas. Y el final yo me esperaba otro totalmente distinto. No lo recomiendo. Es un libro penoso. |
Visitar aquel país de nieve al que Kawabata dio vida en su libro, aquel que no solo es ambientación, pues también es personaje y protagonista, es deambular por una galería sensitiva en la que a pesar de ser espectadores con poco o nulo bagaje de las costumbres, interacciones e historia de un pueblo milenario, razón que nos llevaría fácilmente a sentirnos poco preparados para la profundidad de los subtextos, esto no se convierte en un obstáculo que nos impida sentirnos prendados de las nuevas sensaciones que proliferan en nuestra mente gracias a la escritura de un hombre para el que los finales no resultaban importantes, enmarcaba sus historias en un tiempo y un espacio narrados desde la interacción de los personajes con un instante preciso de sus vidas. Leer país de nieve, es como contemplar una obra pictórica de la cual nos prendamos así no logremos comprender todos sus matices en totalidad. |
En ningún momento he conectado ni con los personajes ni con la historia que cuenta Yasunari Kawabata. Lo único salvable, las pinceladas costumbristas y la facilidad de lectura. Mira que me gusta la novela japonesa, pero esta vez creo que he fallado bastante
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Un título que refleja a la perfección el contenido del libro: bello y triste.Aunque es una historia corta no es apropiada para devorarla, hay que disfrutar página a página la peculiar forma de describir las situaciones y las reacciones de los personajes, así como el más mínimo detalle que acompaña la narración. Es como dejarse mecer por las olas, a veces marea o aburre, pero el conjunto es pura armonía.Desde una perspectiva occidental y del siglo XXI la historia es machista, misógina e idealiza el abuso de una menor......y sí, es cierto, no se puede negar. Quizás habrá que pensar que el libro fue escrito en el año 1964, en un contexto cultural muy diferente al nuestro y por un escritor con un fondo muy movido. El primer nobel japonés escribió toda su vida sobre el dolor, el abandono y el fracaso, huérfano desde los 3 años y solo desde los 15 años parece que todo lo que le rodeaba tenía un final trágico y finalmente se suicidó , según dicen, tras no superar el suicidio de su discípulo e íntimo amigo Yushio Mishima: Ultranacionalista , paramilitar y homosexual. Quizás eso pueda servir a alguno para explicar la exquisita delicadeza, discreción y sensualidad con la que narra la relación entre Otoko, la madura pintora cuya vida fue destrozada por un hombre apasionado pero sin escrúpulos y Keiko, la joven discípula, rebelde y desequilibrada.Toda la historia está llena de referencias: Oki, el amante cobarde, es un novelista de éxito que no se atrevió a seguir a su corazón y dejó en la estacada a una niña de 16 años a cambio del éxito y la aceptación social. Otoko representa la frustración, el conformismo ante los embates de la vida y que lleva 20 esperando a que vuelva alguien que ya no existe más que en sus recuerdos y Keiko es el ángel vengador que vendrá a poner ¿justicia? en esta trágica y bella historia aunque con un abrupto final que puede dejar descolocado a más de uno.
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Relectura después de muchos años con motivo de la sesión del mes de enero del Club de lectura de literatura japonesa y que me hace reencontrarme con el autor tras haber leído “La casa de las bellas durmientes”, que me dejó bastante conmocionada. Al comienzo de la obra, Shingo se sorprende escuchando un sonido que no puede ser provocado por el viento ni por el agua, tiene que ser el sonido de la montaña. “Era como un viento lejano, pero con la profundidad de algo que retumbara en el interior de la tierra”. Cuando el sonido se interrumpe, siente un escalofrío, “como un anuncio de que la muerte se aproximaba”. ¿Podría estar cerca también su final, o es que la montaña le está avisando de que la estabilidad que ha construido a su alrededor podría apagarse también? Aún siendo ya parte del grupo de la tercera edad, Shingo continúa trabajando junto a su hijo Shuichi, y su vida transcurre en paz entre las mañanas en la oficina y sus tardes en casa junto a su mujer y, sobre todo, su nuera Kikuko, que parece quererles mucho más que sus propios hijos (y viceversa). Pero Shuichi no está del todo satisfecho y por ello busca fuera de casa lo que dice no encontrar dentro, cosa que contraría a Shingo, aunque sea algo de lo que no esté bien hablar. Por otra parte, su otra hija vuelve a casa buscando cobijo tras su separación, llevando con ella a sus dos hijas. A pesar de que Shingo y Yasuko no están contentos con esta nueva situación, se limitan a expresar con palabras su incomodidad, puesto que la tradición dice que es su hijo quien debe encargarse de tratar de solucionar los problemas. Pero las desgracias nunca vienen solas, y Kikuko, a sabiendas de la infidelidad de su marido, decide abortar, mientras que su amante seguirá adelante con el embarazo sin contar con Shuichi. Se trata de una novela en la que naturaleza y hechos parecen estar conectados, hay un reflejo de todo lo que sucede a la familia en la climatología y el florecimiento y posterior marchitamiento de las plantas. Las observaciones de Shingo, que a veces parece estar en la inopia, suelen ser bastante certeras, y la relación con su nuera tiene algo de perturbadora. Una obra que deja buen sabor de boca, a tradición y observación del entorno. + Leer más |
"Kawabata se pone de parte del mundo que poco a poco se apaga o se transforma y nos muestra un mundo complejo y contradictorio." (Escribir la arquitectura. Yasunari Kawabata. José Vela Castillo. Revista europea de investigación en arquitectura. REIA 2018) Yasunari Kawabata escribió esta novela en el ocaso de su vida, quizá por eso el tema que subyace de fondo es el de la vejez, la enfermedad, la muerte. Sin embargo, es un hecho que tras ese hilo conductor transitan otros muchos, a menudo de modo simbólico, disfrazados en una rutina familiar que, a veces resulta agobiante: tradiciones familiares, soledad, vejez, amor en la madurez, ¿incesto?, suicidio, embarazo no deseado, aborto, adulterio, libertad, matrimonios concertados... Kawabata habla además, sin apenas nombrarlo, del trauma de la guerra (Suichi es un ex combatiente, su amante una viuda de guerra), precisamente él al que acompañó toda su vida el reproche de haber sido complaciente con el totalitarismo japonés al no oponerse de manera clara a los abusos del ejército nipón. ¿El autor toma partido ofreciendo una imagen idílica de un tiempo que se diluye ante otro que irrumpe con fuerzas renovadas? No, o no del todo al menos. El libro se escribió durante la ocupación estadounidense tras la derrota en la II Guerra Mundial y algún guiño vemos lógicamente: la maquinilla de afeitar (invento americano) es de fabricación japonesa. Un pequeño toque para describir el orgullo herido de una gran nación... (Seguir leyendo en el blog) Enlace: https://literaturajaponesafa.. + Leer más |
Un hombre mayor (67 años) va a un centro de mujeres en el que pasa cada noche con una joven bajo los efectos de las drogas que no se puede despertar. Esta es la premisa de esta novela norta de Yasunari Kawabata (poco más de 100 páginas) que me adentró en su escritura. Durante todo el tiempo mi mente sólo podía pensar "cómo un protagonista y un argumento tan deleznables pueden coexistir en una novela tan bella y tan poética al mismo tiempo". Reconozco que no es un autor, y mucho menos esta novela, para todo el mundo, es tremendamente japonés en su forma de escribir: todo el tiempo lees teniendo la sensación de que se te escapan detalles, matices, dobles sentidos, pero, al mismo tiempo, estás saboreando lugares, sentimientos, sensaciones de una forma contada magistralmente. Es un libro que más que en un argumento, se centra en eso, en hacerte percibir el entorno del personaje, sus pensamientos, sus coherencias e incoherencias...hay que leerlo con los 5 sentidos y sabiendo que se te escaparán cosas, pero, aún así, disfrutando de la pluma magistral de Kawabata, bien parece que estuvieses meditando mientras lees, son poco más de 100 páginas que suponen una bofetada. Desde luego ha sido de mis libros preferidos del 2023, y mi autor revelación del año, además este libro fue en el que se inspiró Gabriel García Márquez para escribir "en memoria de mis putas tristes." + Leer más |
En el curso que hice el año pasado sobre Literatura japonesa leímos un extracto de este libro de Kawabata y me dejó bastante impactada, por lo que lo puse en lista y ya le llegó el día. Este volumen, además de incluir la historia que le da título, suma otros dos breves relatos del autor, “Un brazo” y “Sobre pájaros y animales”. El vínculo entre los tres no me queda muy claro, aunque podrían conectarse por lo sórdido. Como su propio nombre indica, el relato habla de un lugar que podría asociarse con un prostíbulo aunque en él no se produzcan encuentros sexuales. Se trata de un local donde los ancianos van a dormir junto a chicas jóvenes que han sido drogadas para que no se despierten y los hombres puedan disfrutar de yacer junto a un cuerpo que todavía no ha sufrido el paso de los años y les evoque recuerdos de épocas pasadas. El protagonista de esta historia es Eguchi, un hombre aparentemente reticente al fin que se busca en esta casa y que se considera diferente al resto de viejos que la visitan porque él aún es capaz de mantener relaciones. Pero, al mismo tiempo, durante las noches que pasa con distintas jóvenes en la casa, se descubrirá recordando a otras mujeres y sintiendo cierto enganche al poder que supone estar junto a alguien al que se podría matar o forzar sin que pudiera poner ningún impedimento. Sus diatribas mentales van desde la fragilidad del ser humano hasta la necesidad de contacto con el otro o la belleza de la juventud, pasando por la percepción de la virginidad de las chicas o la nostalgia de lo que no puede volver. En cuanto a los otros dos relatos incluidos en el volumen, en “Un brazo” Kawabata trata la conexión entre un hombre y un brazo femenino, y en “Sobre pájaros y animales” se trata la relación de un hombre con las distintas mascotas que ha tenido, profundizando en temas como la pureza de la raza o la dependencia del animal de los cuidados que les profesa. En conjunto la obra me ha producido sensaciones encontradas: por un lado lo que cuenta y cómo lo cuenta me produce rechazo, pero al mismo tiempo pienso en el valor que tiene el tratar temas incómodos, de los que no suele hablarse por considerarse políticamente incorrecto, así que me queda la duda de si se trata de una lectura necesaria o más bien estos textos son resultado de la vida de un idiota y otras confesiones, jeje. + Leer más |
Mil grullas es el deseo de que la fe y la esperanza consumen un deseo. Por la historia de Kikuji, discurre esta esperanza representada por una ceremonia de té. Su padre, las mujeres de sus vidas y sus relaciones entre físicas y sentimentales, con toda la carga emocional que las mismas generan, van decretando el destino de Kikuji, que asiste a la muerte de su padre, a una pretendida boda por encargo, a una pasión no resuelta , y a un amor signado por la imposibilidad. Dos aspectos destacan en esta historia, que parece ir a su propio ritmo, de la manera que Kikuyi y Fumiko. Destinados a nunca estar juntos , parecen ser arrojados por el destino en su cerania, sólo para, a causa de incidentes menores terminar separados. En esta disección influye enormemente la casamentera Chikako, quien tiene una marca de nacimiento que resulta en un repulsivo estigma.. Aunque la historia parece algo compleja el suave devenir de las letras Kawabata arrulla a través dela misma, con su lirismo, su capacidad de contar una historia lenta y ligera de manera que acaricia los ojos y el alma del lector. Llevándole hasta un final, insospechado por inacabado e insatisfactorio , de manera que no redondea la historia. El añadido está en despertar la curiosidad sobre la ancestral ceremonia del te, sus implicaciones y significado. Tradición que perdura a lo largo de siglos . Suave Kawabata, aún relatando hechos que están muy lejos de ser ligeros para la conciencia , suave hasta en la muerte resultado de un lento suicidio mediante la inhalación de gas… + Leer más |
Uf, ¿por dónde empezar? Un libro al que le tenía ganas desde hace bastante. La edición que leí, es de Emecé, de 1977 y Madre lo compró en la Feria del Libro de Buenos Aires en 1981. Dado que necesito reconstruir de alguna manera mi relación con ella (está atravesando una cuestión de salud que no tiene mucha vuelta y que necesita que esté cerca), y que muchas personas me dijeron que lo lea, que está buenísimo y eso, ahí le entré. Y, no puedo decir que no estuvo bueno. Pero me faltaron cosas para completar la lectura. Tal vez tenía la expectativa muy alta con la cuestión “oriental”, ya que no soy de leer cosas de tan lejos (lo más oriental que leí fue unos cuentos de un autor que es británico de origen japonés o unos relatos de autores uruguayos) Y, de verdad, no noté más que unas maravillosas descripciones de paisajes que llevaban a las imágenes de las postales japonesas, que alguno de los personajes usaran kimono y los nombres propios. Por lo demás, podría haber sido el argumento de una de esas novelas latinoamericanas o turcas que se emiten por la tele a la hora en que las amas de casa se toman un descanso. Eso sí, el modo de contarnos esta historia de amores, traiciones y venganza no es el de una de esas novelas. Claro que no. Kawabata ganó el Nobel de Literatura en 1972. Logra armar unos climas con los diálogos en los que nos vemos golpeando la mesa a la voz de “esta Keiko no puede ser más desagradable” o “bien, Taichiro, que se arregle como pueda”. Desde mi lectura, imposible no tomar partido por Otoko, especialmente cuando el autor se cuelga con juicios morales y psicológicos, y la vemos como achicarse frente a su propio destino, a su autoestima, a la realidad que se pudo construir más allá de todo. Me llamó mucho la atención el tema del lesbianismo. Sí, porque de por momentos parece ser algo natural (pensemos que la novela transcurre en dos ciudades importantes de Japón, Tokio y Kyoto a comienzos de los sesenta), pero esos análisis psico - morales que aparecen ponen de manifiesto que una joven que decida vivir con otra mujer se está condenando a no casarse ni ser madre, cosa que es lo que se espera de ella. Capítulo aparte merece el final. Kawabata venía siendo preciso y cerrando cada cosa que iba abriendo a lo largo de la novela. En las últimas páginas, nos deja cabos sueltos, muchos cabos sueltos. Me gustan los finales abiertos, pero éste no me cerró por ninguna parte. ¿Vale la pena leer Lo bello y lo triste? Sí, especialmente para darnos cuenta que las pasiones humanas no saben de culturas, ni nacionalidades. + Leer más |
Un cuento muy corto que narra la historia de un hombre que recibe el brazo de una mujer para que le haga compañía durante una noche. El auto logra que los diálogos entre el brazo y el hombre, así como la descripción de lo que él puede sentir a través de él mismo logren una provocación hacia la sensibilidad más profunda de una persona. |
Kawabata parece que utiliza las relaciones perturbadoras para dar rienda suelta a su imaginación. El año pasado terminé diciembre con La casa de las bellas durmientes, una historia que me costó digerir por lo desagradable que me pareció, pero a la vez escrita con gran belleza. Y he vuelto ha terminar el año con otra de sus más reconocidas novelas. Otra vez nos encontramos ante relaciones tóxicas y perturbadoras, ya que se trata de un hombre veinte años mayor que la chica, todavía adolescente. Puede ser que simplemente sea una cuestión cultural y ese tipo de relaciones en el Japón tradicional estuvieran totalmente normalizadas. De nuevo, la belleza de lo escrito está por encima de la propia historia. El lirismo utilizado por el autor convierten la prosa en algo muy elegante, cuidado y sugerente. Las descripciones del paisaje ponen de manifiesto los sentimientos de los protagonistas, creando en el lector una ambientación envolvente a través de los sentidos. El reencuentro marca el centro de esta novela. Un reencuentro físico, pero marcando distancias, entre dos antiguos amantes y un reencuentro con todos los sentimientos que quedaron dormidos para que no dolieran tanto, unos sentimientos con los que aprendieron a vivir para seguir adelante, pero que ahora vuelven a despertar. Y en ese despertar la pasión que les unió se transforma en rencor, en sueños rotos, en sed de venganza. Una obra llena de simbolismo y sutileza que vale la pena analizar para entenderla a fondo. El título se nos presenta como una dualidad, lo bello y lo triste, y a lo largo de toda la novela vamos a encontrar esta dualidad enfrentada entre lo que se ve y lo que se siente. La naturaleza, el arte, la juventud y el amor se enfrentan a los celos, la venganza, la tragedia y la muerte. El erotismo y la sensualidad recorrerán las páginas de este libro frente a la violencia y el dolor como actos de placer. Un amor que perdurará en el recuerdo hasta corromperlo todo. Una dualidad que se verá reflejada también en dos de los personajes como dos versiones de una misma en la juventud y en la madurez. Una novela realmente bella y sugerente, con significados ocultos que habrá que desentrañar. Una novela que ha conseguido reconciliarme con el autor al que seguiré leyendo. + Leer más |
Una de las grandes dificultades que se me presenta a la hora de realizar una reseña de un libro japonés es que jamás recuerdo un nombre. Ni bajo amenaza de muerte. La lectura me resulta menos compleja. Les pongo motes. Por ejemplo, al autor y Premio Nobel de Literatura lo llamo "cagaenbata" Y de ahí no me sacas. Con el elenco de personajes que desfilan por esta magistral novela corta soy, todavía, menos políticamente correcto. Entenderéis que entonces, mis magistrales apodos queden bajo secreto de sumario a excepción, de mi compañera de lectura. Mil grullas se arropa en la milenaria ceremonia del té, que nació como un ritual guerrero y evolucionó hacia un evento social, lleno de simbolismo y pompas de jabón. Bajo un argumento aparentemente liviano, el autor esconde una historia de pasiones y culpas heredadas. Con un lirismo que trasciende a pesar de la traducción, Kawabata da mayor fuerza y empaque a las actrices femeninas que al único varón, siendo este bastante pusilánime y pasivo. No es un error. El texto lo requiere. Chikako y Ota son dos antiguas amantes del padre de nuestro tibio macho pecho peludo de cuyo nombre soy incapaz de acordarme. La primera tiene una gran mancha peluda en el pecho. Esto, en una sociedad tan preocupada por la belleza, las sutiles formas y el erotismo de enseñar y esconder, supone una "tara" que deviene en el rechazo. La mujer de la mancha es, por tanto, una inválida para cuestiones de amor. Por otro lado, la señora Ota rompe con la estética y las normas de cualquier ritual. Un elefante en una tienda de porcelana fina. Como desvelar mucho más de la trama sería casi sacrilegio, mejor renuncio a ello y me centro en cuestiones más literarias. La nouvelle, es un camino lleno de sutilezas con la lentitud, simetría y belleza nipona. Un sendero repleto sin embargo de obsesiones, honor, vergüenza y culpa. Una culpa que de forma hipócrita, se convierte en lastre. Una soga que aprieta el cuello de quien la padece mientras el infierno de su alma se consume. La prosa del autor es magistral. Llena de matices y texturas que bien merecen una lectura pausada y reflexiva. En la rotura de una taza de té, hay mucho más que el objeto, la intención o el instante que acontece. En cada párrafo del autor existe un océano de significados. Decididamente es una temeridad la recomendación o no de este libro. El argumento en sí, no deja de ser un triángulo amoroso con alguien que se dedica a intentar que las cosas no lleguen a buen puerto. Pero en las capas de la pluma de kawabata reside un lirismo inusual, diferente, diría que descarnado en su inmensa sutileza. Para mí ha sido un auténtico placer deleitarme en la sublime inteligencia de autor y obra donde con muy poquitas palabras es capaz de narrar tantos sentimientos soterrados. Una obra bella y cruel a partes iguales donde la crueldad anida en la parte más mundana del ser humano. ¡Exquisita! + Leer más |
Escribimos sobre lo que conocemos y sobre lo que imaginamos. Y es tan recurrente aquello que imaginamos, que al final creemos conocerlo. Nuestros personajes son versiones fatalistas o mejoradas de seres reales. Caricaturas llevadas al extremo o leves trazos que insinúan más de lo que muestran. Cobran vida mientras les damos forma y se materializan ante nosotros como fotografías en blanco y negro que delatan el paso del tiempo. Hay personajes que son personas. Que existen, respiran, nos colmaron de dicha o de llanto y, en muchas ocasiones, se marcharon para no volver. Pero vuelven. Cada vez que abrimos el libro en el que nos vaciamos de todo lo malo para que solo perdurara lo bueno. Y volvemos a verlos, a sentirlos, a escuchar aquellas palabras que tanto nos costó dejar de escuchar. Sonreímos. O lloramos. Los mantenemos cerca para buscar el reflejo de la persona que éramos cuando estábamos a su lado. Y nos preguntamos qué habrá sido de ese cuerpo que nos hacía vibrar, de esa dulzura que nos daba paz. Seguir la pista de un personaje puede ser sencillo y, a la vez, lo más complicado que llegues a hacer. Pero hay que hacerlo. Y es que todos los amores inolvidables deberían tener su propio libro. Aunque nosotros, los de entonces, ya no seamos los mismos. + Leer más |
Shimamura, un hombre casado proveniente de Tokio viaja al norte de Japón atraído por sus frías tierras y La paz que consigue en ese lugar. Volverá en la época invernal durante tres años en los que compartirá una relación con Komako, una joven Geisha que sentirá un amor apasionado hacia él, aunque este jamás logre corresponderla. A la historia se suma Yoko, que envuelta en un aura de misterio, se entrelazará en la vida de los otros dos personajes, hasta convertirse en un triángulo amoroso. 💬 Este es, por sobre todo, un libro lleno de sutilezas en el que predominan los sentimientos y la atmósfera única de este País de Nieve. Te hace sentir parte de ese país, perdido en las montañas y que envuelve con la magia de sus tradiciones. La narración de Kawabata está llena de poesía, en forma de descripciones preciosas y de paisajes espectaculares. Muy sutil , elegante y realiza una puesta en escena en la que lo importante no es lo que cuenta sino cómo se relata. Una novela que invita a tener una lectura calmada, con reflexiones, diálogos y monólogos inolvidables. Me hubiera gustado algo más de acción o sobresaltos en la historia, siento que a lo largo del libro la trama termina siendo algo sencilla. De todas formas quiero leer mucho más de Kawabata, primer escritor japonés en ganar un Premio Nobel de Literatura. NaN🤍 + Leer más |
Maravilloso 😍 No es un secreto mi predilección desde hace un tiempo por la literatura asiática, y es que nunca defrauda. La sutileza al contar las historias, como te hace sentir y la profunda inquietud mental que te queda posterior a la lectura enganchan. La historia se centra en un lugar donde los hombres de cierta edad van a dormir ( si, solo dormir) con chicas jóvenes, raro, pagar para dormir al lado de una chica joven cuando ya eres sexualmente inapetente, pero aquí vuelve la delicadeza de este escritor que en vez de hablarte de lo puramente sexual que implica un cuerpo joven y desnudo a tu lado, él te habla de la calidez y el aroma de un cuerpo joven, de los recuerdos que te pueden evocar, y por supuesto, también encontrarás la depravación de l mente humana que piensa en mil maneras de hacer daño, casi inevitable sabiéndote en ventaja. Imposible no terminar el libro y pensar durante horas en si realmente existirán lugares así, si realmente llegarán días en los que sólo necesitemos olores que nos evoquen tiempos mejores ( dicen que el olfato es el sentido que más rápidamente nos puede traer recuerdos del pasado) para ser más felices… una maravilla. Frases: Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humana. Los viejos tienen la muerte, y los jóvenes el amor, la muerte viene solo una vez y el amor muchas. Este libro me vale para el #24retosdelectura 2021 para el apartado: 14.- Libro que puedes leer en un día Muy recomendable. + Leer más |
Antes de adentrarme en la historia, quería señalar un recuerdo de mi niñez que me ha asaltado con la lectura de este libro. Curiosamente, en casa de mis abuelos, cuando yo era pequeña, y estaba mucho tiempo con ellos, tenían unas cortinas, sí va de unas cortinas muy bonitas, o al menos así las veía yo, me gustaban mucho y me quedaba extasiada mirándolas e inventando historias que me sugerían los dibujos y escenas de ambientación oriental y mi memoria se ha activado leyendo el libro y las he recordado perfectamente. ¿Por qué? pues las cortinas representaban escenas de la vida cotidiana de un mundo para mí desconocido y sugerente. Y el libro con sus descripciones precisas me las ha hecho presentes en mi recuerdo. Aunque he de decir, que tan solo la parte de lo bello, no de lo triste. Es un misterio cómo, tantas veces, un sencillo matiz, nos traslada tan lejos . El título ya contiene dos elementos esenciales de la vida y se presentan unidos, como las dos caras de una moneda, ya que en la obra, el autor nos enseñará las dos caras de la protagonista, lo positivo, lo bello y lo negativo, lo triste. Una dualidad que veremos no como excluyentes sino integradas conformando un todo. Se trata de una mezcla de las dos cosas, de perversión y de ternura, de amor y de odio, de placer y dolor, de la vida y de la muerte. Muy importante es en la novela la integración del dolor y el placer, el erotismo representado con su doble faceta y sin límites. También en la novela distinguiremos dos partes bien diferenciadas, los primeros capítulos es donde vemos la parte deslumbrante, atractiva y bella de Otoko, la protagonista así como su relación con Oki Toshio . Y una segunda parte donde nos encontraremos con su lado más triste, el dolor y el descontrol así como la utilización y la manipulación de su protegida, Keiko y el reencuentro con Oki Toshio. El personaje de Keiko es impactante, es caprichoso y obsesivo en su relación con Otoko, pero si prestamos atención, nos podemos preguntar, pero ¿quién la ha enseñado? los dos personajes femeninos protagonistas, ambas apasionadas e inquietantes en los que se percibe la locura respecto a la gran historia de una venganza. Entre Tokyo y Kyoto, Kamakura, los jardines y los templos, los montes y los lagos, la pintura y la escritura, paisaje exterior que se alía con el paisaje interior, es donde se desencadena esta apasionada y trágica historia de amor, locura y destrucción. Original, delicada y psicológicamente impecable. Una prosa elegante y rica en imágenes, con una gran presencia del mundo de los sentidos, escrita con gran maestría en la descripción de la sensualidad y el dominio de todas las situaciones. Un mundo que hay que descubrir. Se trata de un libro lleno de nostalgia, también de tristeza y cuyas descripciones me han llevado hacia la característica escritura del pasado oriental. Sin embargo es un libro muy moderno. Continuamos encontrándonos con la dualidad. Y añadir la importancia que también tiene en la novela lo artístico, Oki es escritor, Otoko y Keiko, ambas son pintoras y sus cuadros recorren la exposiciones. Pasión, sentimientos, sensibilidad, estética, arte. Kawabata, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1968, se suicidó tres años después. Esta es su última novela. + Leer más |
Este relato lo escogí por la buena valoración de Vargas Llosa y GABO. De hecho éste último se inspiró en él al escribir una de sus novelas (Memorias de mis putas grises). El protagonista es un anciano que acude con cierta asiduidad a un burdel muy pintoresco. El establecimiento contempla la posibilidad de pasar la noche con chicas muy jóvenes desnudas pero no siendo posible interaccionar con ellas,de hecho están narcotizadas. Se permite contemplar pero no tocar y nunca se puede repetir de chica.El relato transcurre entre una y otra visita y el recuerdo del anciano de las, mujeres de su vida hasta que se produce un incidente. Siempre suelo leer un relato corto, muchas veces japonés , cuando terminó un libro de alto voltaje porque la estética japonesa tan pausada me resulta un buen contraste después de una buena novela de terror o suspense. En este caso, diré que me ha interesado más la vida del autor que este relato: escritor prolífico y muy popular, con una vida dura desde muy pequeño, solitario, ganador del Nobel en 1968 y fallecido por su propia mano a los 72 años. Para mí, no es lo mejor de este autor. + Leer más |
Gregorio Samsa es un ...