La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata
Tal vez, engañado por la costumbre y el orden, nuestro sentido del mal se atrofiaba.
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La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata
Tal vez, engañado por la costumbre y el orden, nuestro sentido del mal se atrofiaba.
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
Sírveme un poco de té – susurró. Él levantó la taza y se la tendió. -De tu boca. |
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
Otoko comprendía que en ese fugaz impulso homicida se ocultaba su antiguo amor por Oki. Por ese entonces, Keiko aún no lo había conocido. No se había interpuesto aún entre los dos
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
Y hasta el hecho de haberse prendado de su discípula Keiko, tanto menor que ella y de su mismo sexo, ¿no era acaso otra forma de amarse a sí misma?
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
Esperar a Oki es lo mismo que esperar al pasado... El tiempo y los ríos no corren para atrás.
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País de nieve de Yasunari Kawabata
No había luna. Las estrellas, en cambio, parecían casi demasiado numerosas para ser reales, tan brillantes y tan cercanas que uno esperaba verlas caer y precipitarse en el vacío.
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La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata
Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humana. . |
País de nieve de Yasunari Kawabata
El hilo se hila en la nieve y se teje en la nieve. Y es la nieve la que blanquea la tela. Toda la fabricación empieza y acaba en la nieve.
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
Las corrientes del tiempo nunca son iguales para dos personas, ni siquiera cuando son amantes...
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País de nieve de Yasunari Kawabata
En algún lugar de su corazón, sintió que se formaba una pregunta con tanta nitidez como si estuviera corporizándose frente de él: ¿qué relación había entre la mujer que su mano comenzó a recordar durante el viaje y aquella con cuyo ojo se había reflejado la luz de la montaña?
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
"La Literatura no hace sino registrar los encuentros con la BELLEZA"...
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
¿Pero acaso eso no había sido la ardiente pasión de una muchacha muy joven, un sentimiento de frenética intensidad que nada tenía que ver con la voluntad?
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La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata
En su soledad, llegó a su arbitraria conclusión: no le gustaba la gente. Maridos y esposas, padres e hijos, hermanos y hermanas: los vínculos no se rompían con facilidad ni siquiera con la persona menos satisfactoria. Había que resignarse a vivir con ellos
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
-¡El hombre es la medicina que da vida a la mujer! Todas las mujeres tienen que consumirla. —¿Aun cuando se trate de un veneno? —Aun así. Tú ya probaste el veneno y aún no lo admites, ¿no? Pero yo sé que puedes encontrar un buen antídoto. A veces se necesita un veneno para contrarrestar otro veneno. Quizás el remedio sea amargo, pero tienes que cerrar los ojos y tragarlo. Es posible que experimentes náuseas y creas que no te va a pasar por la garganta. |
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País de nieve de Yasunari Kawabata
Shimamura sintió un escalofrío que le erizó hasta la piel de las mejillas. Las primeras notas abrieron un vacío transparente en sus entrañas, donde reverberaba el sonido del samisen. Sobrecogido hasta la reverencia, inundado de una oleada de remordimiento e indefensión, no tuvo más opción que entregarse a esa corriente, al placer de ser transportado por Komako adonde ella quisiera llevarlo con su música. (...) ella tocaba el samisen como si estuviera en el escenario ante un enorme auditorio.
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La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata
«Los viejos tienen la muerte, y los jóvenes el amor, y la muerte viene sólo una vez y el amor muchas»
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Lo bello y lo triste de Yasunari Kawabata
Pero hasta la modelo para un desnudo solo tiene necesidad de posar. Y eso no basta para un novelista.
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¿Con qué frase empieza esta novela?