Shostakóvich contra Stalin de Xavier Güell
¿Se me puede acusar de no amar a la humanidad? Yo estimo a los hombres, pero no siento piedad por ellos. El hombre es esclavo, aunque haya nacido rebelde. La inquietud y la duda forman parte de su naturaleza. Los rusos, a lo largo de su historia, no han conocido nunca la libertad; si hubieran luchado en su nombre, la habrían conquistado. Para ellos, la libertad no es lo importante, sino el milagro, el misterio y la autoridad. Su más vivo afán es encontrar un ser ante quien inclinarse. Pero solo ante una fuerza incontestable que pueda reunirlos en una comunión de respeto. Quieren que el objeto de su culto sea universal, quieren un ídolo, un dios, un padre, un depositario de sus conciencias, llámelo usted como quiera. Y esa necesidad de la comunidad en la adoración es, desde el principio de los siglos, el mayor anhelo individual y colectivo. En consecuencia, ¿quién debe reinar sobre los hombres sino el que es dueño de sus conciencias y tiene su pan en las manos?
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