Es muy importante en el género negro la denuncia social, por qué el criminal delinque, el hecho de que explica cosas actuales, o que podemos sentimos en su lectura la mala leche que a todos nos generan según qué noticias desesperantes de nuestro día a día.
Mi referente principal es Manuel Vázquez Montalbán y algunos clásicos a los que me he ido acercando con el tiempo como Dashiel Hammett o Raymond Chandler, pero llego a leer tantos libros que ya me cuesta definir ese aspecto de mi formación literaria. A veces simples formas de narrar o frases sueltas me influyen.
Es muy diferente sobre todo en el hecho de que prefiero escribir los relatos en poco tiempo para no perder la magia de cada uno de ellos a la hora de crearlos y que son historias cortas a la que hay que darles una estructura. En cambio, las novelas te permiten expresar diversos puntos de vista conforme avanza la escritura.
Fue un disfrute ser reconocido por mi labor en el género. Sobre todo teniendo en cuenta que no lo hago por recibir ni halagos ni reconocimientos. Tan solo por puro placer.
No creo que haya rasgos identitarios de la novela negra española, pero si es cierto que el género quinqui está muy particularmente ligado a la picaresca del Siglo de Oro.
Descubrí varios grandes autores, pero sobre todo pude editar novelas grandiosas como Lumpen de Paco Gómez Escribano y Luis Gutiérrez Maluenda que ya son de culto.
Me lo pasé muy bien compilando las historias de lo mejor del género negro español con la antología Todos Son Sospechosos. En él se encuentran los distintos estilos literarios de sus autores y la idiosincrasia de cada territorio.
Para nada. Somos un grupo de aficionados a la novela negra que nos gusta traer al año lo más representativo del género sin olvidar la calidad, por supuesto. Creemos que en la variedad está el gusto.
Anécdotas tengo miles. En positivo me quedo con los buenos momentos y las risas echadas con autores y compañeros de la organización. En negativo, sin duda, la edición de 2017 que coincidió con los atentados de Les Rambles de Barcelona y estuvimos a poco de tener que suspender el festival.
Soy muy optimista, ya que se están afianzando festivales, público y autores, además de que algunos libros se están traduciendo al extranjero con gran éxito de ventas.
Como te decía antes Manuel Vázquez Montalban, pero gente como Quim Monzó o algunos escritores catalanes me hicieron sentir que la literatura podía tener un punto moderno y gamberro como el que yo buscaba./p>
Cuando leo la calidez con que escribe Sergio del Molino los ensayos o como Vasili Grossman nos narra la guerra, me doy cuenta de que para escribir extensivamente se necesita un tiempo del que ahora carezco.
Mi madre me enseñó la trilogía Los cipreses creen en Dios de José María Gironella que me dejó encandilado o El extranjero de Camus.
Algunas de Terenci Moix o clásicos como Guerra y Paz.
Sin duda clásicos. Hay compañeros de novela negra que me llevan mucha ventaja. El problema es que yo al estar en un programa de entrevistas de autores de actualidad no me puedo permitir ese lujo.
Carlos Augusto Casas y Colin Niel son dos autores que tienen mucho que decir.
Algunos best sellers que te venden como libro del año son infumables.
Me pillas con Justo de Carlos Bassas, una novela que me ha sorprendido gratamente por su estilo literario y su forma de ver Barcelona.
El nombre de la nación desde donde se organizan los juegos cada año es...