El rey Lear de William Shakespeare
Esta es la estupenda estupidez del mundo, que cuando la fortuna nos abandona, a menudo como resultado de nuestra propia conducta, culpamos de nuestros desastres al sol, a la luna y a las estrellas, como si fuéramos villanos por necesidad; tontos por compulsión celeste; canallas, ladrones y traidores por el predominio de las estrellas; borrachos, mentirosos y adúlteros por forzosa obediencia a la influencia planetaria.
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