El señor de las moscas de William Golding
Lo malo de ser jefe es que había que pensar, había que ser prudente. Y las ocasiones se esfumaban tan rápidamente que era necesario aferrarse enseguida a una decisión.
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El señor de las moscas de William Golding
Lo malo de ser jefe es que había que pensar, había que ser prudente. Y las ocasiones se esfumaban tan rápidamente que era necesario aferrarse enseguida a una decisión.
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