Muerte escarlata de Walter Mosley
Los Ángeles es una ciudad desértica. No crecen plantas, excepto bajo riego y a regañadientes. La tierra es dura y amarilla y el sol brilla más de trescientos días al año. No llueve mucho y no hay nada de nieve. La gente viene a refugiarse de la obligatoriedad de las estaciones. Hablan del clima como si se tratara de su caldero de oro personal. Vienen por la luz y la calidez del sol, van en rebaño a las playas, programan barbacoas. Los Ángeles es una ciudad de béisbol y fútbol americano, de croquet y de golf. Está orientada hacia el calor del sol. Y cuando llega la noche, la gente se recoge en sus camas y sueña con la mañana y la promesa de la luz. Los Ángeles no es una ciudad para noctámbulos. Aquí se viene por las amplias superficies y las vistas, pero para pagarlas la mayoría de la gente trabaja tan duro que la noche no es más que un momento de descanso. Quienes por fin entienden que el buen clima sólo significa que se puede trabajar aún más duro suelen desilusionarse. Después escogen entre regresar a su lugar de origen o retirarse a vivir en las sombras. + Leer más |