Lolita de Vladimir Nabokov
Quiero que mis lectores participen de la escena que he de evocar. Quiero que examinen cada pormenor y vean por sí mismos hasta qué punto fue cauteloso y casto lo ocurrido, si se lo considera como lo que mi abogado ha llamado (en una conversación privada) «simpatía imparcial». Empecemos, pues. Tengo ante mí una tarea difícil.
|